“Educación Superior: puertas abiertas a las distintas capacidades”, fue el nombre de la sexta versión de este encuentro que es parte del proceso de discusión de la Reforma en la U. de Chile, oportunidad en la que el investigador del CIAE, Cristian Bellei estuvo a cargo de la ponencia inaugural del encuentro, moderado por el decano de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias, Santiago Urcelay.
El académico comenzó planteando que “la pregunta por la modificación de los sistemas de admisión tiene que ver con cómo re direccionar un sistema ya modificado por dinámicas de mercado, y no por otras sustantivas como el concepto de derecho a la educación”.
Bellei realizó un recorrido respecto a cómo se ha abordado el acceso a la Educación en nuestro país, donde hoy prima una visión centrada en la idea de la meritocracia. Esta implica que, “primero, nadie esté formalmente excluido, que en principio todos puedan competir y que no hay categorías”; y segundo, “que los cupos se distribuyan según las capacidades de mérito personal de los individuos”. Esta perspectiva, “es la visión que está detrás de los instrumentos internacionales de derechos humanos sobre esta materia”, donde “la Educación Superior no es vista como un derecho universal, como lo es la educación básica y secundaria. Uno no tiene derecho a ir a la universidad, sino que a la igual probabilidad de ir a la universidad”.
“Esta visión es un tremendo avance respecto a otras que distribuían estas oportunidades en términos de categorías o estatus adscritos y no adquiridos, que se heredan por la familia”, diferenció Bellei.
A pesar de ello, este paradigma -planteó el académico-, está siendo cada vez más cuestionado y debería ir transitando hacia una visión más bien del mérito contextual, que implica reconocer las potencialidades en relación a las condiciones de competitividad de cada caso. Este cambio de visión, a las que algunas entidades ya han hecho parte –entre ellas la U. de Chile-, implica que “las instituciones comienzan a involucrarse antes de la admisión”, como ocurre con el programa PACE; y después, ya que si “se acepta que el talento y el mérito se expresan de manera distorsionada cuando las oportunidades no han existido, entonces no sólo basta mejorar mi sistema de acceso, sino que tengo que acompañarlos para no hacer una promesa de la cual no respondo”.
Esto último debería quedar plasmado en la ley que regirá a la Educación Superior, a partir de primero, “mejorar el sistema común de admisión y expandir su aplicación a todas las instituciones”, ya que si está claro “que la educación es un bien público, es importante que tengamos unos criterios comunes que apunten al acceso a este bien público”.
Luego, se hace necesario “fortalecer los procesos de admisión especial orientados a aumentar la inclusión social”, introduciendo mayor información para “identificar el mérito en diferentes contextos y también los diferentes tipos de méritos”.
Bellei finalizó manifestando estar de acuerdo con que el proyecto plantee “un sistema único de admisión, que admita -por supuesto- las adecuaciones a las instituciones, pero que sea más transparente” y que en él quede explicitado el principio de inclusión y equidad, y con ello, que este sea exigible a las instituciones. Lo que sí, advirtió que esto último debe “expresarse en políticas de financiamiento” a las ya mencionadas iniciativas de acompañamiento, y que “tenemos más maneras más complejas e interesantes de garantizar la equidad y la inclusión que simplemente establecer una cuota”, en alusión al 20 por ciento de estudiantes de los sectores mal vulnerables en los planteles que adscriben a la gratuidad.
En definitiva, las instituciones deben plantearse el tema del acceso y equidad “no sólo porque es un privilegio acceder a ellas, sino que porque empezamos a creer que nuestras instituciones son más pobres cuando no reconocen esa diversidad de méritos contextuales”.
Acceso y equidad al interior del sistema
Tras la ponencia y la ronda de preguntas con el profesor Bellei, los asistentes se reunieron para profundizar en el tema de este encuentro, a partir de la Guía para la Discusión.
Para Alejandra Pérez, asistente social de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, y quien posee más de 15 años de experiencia en dicha unidad académica, "si el sistema no se adapta, puedes hacer todos los esfuerzos de ingreso de los estudiantes pero muchos de ellos despúes desertan porque no son capaces de adaptarse". Por ello, no basta con abrir los mecanismos de ingreso, sino que es necesaria una adaptación mutua: "el sistema también tiene que hacer las modificaciones necesarias para que la gente se incorpore desde su experiencia".
Similar opinión tuvo el senador universitario y estudiante de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, Víctor Neira, para quien el sistema "tiene que hacerse cargo sólo de un acceso en perspectiva de equidad e inclusión, sino que tiene que promover la permanencia y egreso de estos estudiantes", especialmente en el contexto de la gratuidad.
Desde los académicos, la profesora de la Facultad de Medicina y senadora universitaria, Mercedes López, planteó que para que esta perspectiva de la equidad en el ingreso "no se transforme en caridad", debe ir acompañada de un "presupuesto que sea acorde para poder enfrentar ese desafío que implica fundamentalmente un cambio cultural".
Respecto al caso de la gratuidad como uno de los temas relacionados al acceso para los sectores más vulnerables, esta medida "está circunscrita a los años de estudio de cada carrera y por la experiencia que existe, sabemos que hay estudiantes que se demoran más tiempo en recién acoplarse, y eso significa dos o tres años más de estudios, o más. Y la gratuidad se termina ahí". Este desajuste entre la ley y la realidad evidencia que "no hay una mirada realmente que no sea entender al estudiante como un cliente, no hay una mirada integral de la reforma con respecto a nada pero en este punto, tampoco".