Luis Merino, profesor integrante del Consejo de Evaluación:

"Nuestro rol de superintendencia evaluadora debe propiciar el diálogo con las bases académicas"

"Nuestra superintendencia debe propiciar el diálogo con académicos"
Profesor Luis Merino, integrante del Consejo de Evaluación
Profesor Luis Merino, integrante del Consejo de Evaluación

Fue vicerrector académico y estudiantil en tiempos del rectorado del profesor Jaime Lavados y decano de la Facultad de Artes por más de un período; también director del Centro de Creación Artística y Cultural de la Universidad, y director de la Revista Musical Chilena de la misma Facultad por más de 40 años. En los últimos 10, sin embargo, dice que se ha concentrado principalmente en la docencia y en el desarrollo de investigación mediante proyectos Fondecyt; más recientemente, desde el año 2011 hasta hace algunos meses, conformó la Comisión Local de Evaluación Académica de su unidad, orgánica que estudia los antecedentes y la labor de los académicos con el fin de decidir o proponer su promoción en el sistema de carrera académica.

"Estos cargos de alguna manera me han permitido tener una aproximación y conocimiento general de la Universidad", comienza diciendo el profesor Merino, sentado en su oficina del octavo piso del edificio de Compañía 1264, rodeado de libreros casi a tope y de partituras que se extienden sobre su escritorio. "Ahora me enfrento a un concepto distinto, que es el de superintendencia, muy conversado también en la visita de los pares evaluadores por la acreditación institucional", comenta.

¿Cómo asume esta misión?

Considerando la complejidad y distribución de nuestra Universidad, para mí una de las aristas más interesantes de esta superintendencia es poder interactuar con la retroalimentación de los académicos, que no es solo escrita y mediante instrumentos como la encuesta, que también son muy útiles. Nuestro rol de superintendencia evaluadora debe propiciar el diálogo con las bases académicas, y creo que para ello el Consejo de Evaluación es una excelente instancia que permite una conversación más directa. Para que esta superintendencia universitaria sea efectiva no se puede manejar en función de una imposición, como sería una superintendencia de bancos, sino abriendo discusiones en base a propuestas.

Históricamente, los proyectos del CEv, propios y en colaboración, han contemplado la participación del cuerpo académico…

Así es, tal como me tocó ver en la experiencia de establecer criterios para la evaluación de la creación artística, porque uno de los aspectos que se ha ido consolidando a la lo largo de todos estos años es que la creación artística es una tarea académica tan importante como la investigación, no está supeditada, sino que es relevante en sus propios términos. Entonces valoro profundamente que se haya consultado a facultades como la nuestra (Artes), al ICEI, a Filosofía y Humanidades, así como a Arquitectura, porque ese proyecto significó un gran reconocimiento a la preocupación de medir con calidad este ejercicio.

Ud. tuvo la oportunidad de conocer el proyecto de Valoración de la Creación Artística siendo integrante de su Comisión Local de Evaluación Académica. ¿Qué recuerda de esa experiencia?

Nosotros sí aplicamos la propuesta en la Comisión Local durante los últimos seis años, porque nos permitía analizar a profesores que se incorporaban a la facultad, o a los profesores que pedían modificación de su carrera académica. Lo importante ahí fue poder dar una respuesta razonada en base a esta rúbrica de criterios, y en ese sentido pude vivenciar una vinculación entre la labor que ha planteado el CEv con las comisiones. Me gustaría destacar al profesor Gonzalo Díaz, primer presidente del CEv, porque nos llena de orgullo como Facultad que él haya insistido en revalorizar la creación artística, porque hasta entonces no había criterios establecidos.

Lo mismo se ha venido haciendo con revalorizar, mediante este sistema de rúbricas, la investigación en las humanidades, artes y comunicación; la actividad de extensión y vinculación con el medio; y más recientemente la docencia. ¿Qué le parecen estos avances?

Son muy necesarios, sobre todo si han surgido de instancias de diálogo y de procesos públicos y transparentes. Incluso, sin ánimo de generar cosas demasiado grandes, se podría avanzar a establecer conversaciones con estamentos que se vinculan, como sería con los estudiantes en la docencia. Yo estuve participando en una comisión triestamental sobre desarrollo institucional, en nuestra Facultad, y me parece que recoger otras perspectivas puede ser muy interesante… Así por ejemplo, quienes participan de los procesos, asumen una visión de mejora y retroalimentación permanente.

Precisamente el CEv se ha preocupado de promover una cultura de autoevaluación permanente. En ese mismo esfuerzo se acompañó el proceso para establecer la Comisión Superior de Autoevaluación Institucional y próximamente sus comisiones locales

Eso es algo que vimos en los informes para la acreditación y que se debiera impregnar absolutamente a todo; este sentido de mejora continua. El tema de autoevaluación es un logro histórico, muy importante, porque hasta ahora lo veíamos sólo en función de la acreditación, pero debiera ser vista para ir permitiendo procesos continuos de mejora en una cultura de diálogo, porque así la comunidad siente que las cosas no son estáticas, sino que de alguna manera las deficiencias que se observan se están superando. Lo que a mí me ha tocado ver a lo largo de mi carrera directiva es que se deben fortalecer las confianzas porque cuando la comunidad ve ese trabajo ya siente un cambio, un avance.

Finalmente, ¿qué principios cree que debieran inspirar la instalación plena de esta orgánica relativa a autoevaluación?

Creo que debieran ser procesos transparentes, públicos y permanentes con integración de todos los estamentos, que también consideren una mirada hacia el medio externo, porque a medida que vamos generando algo, y cómo esto se enriquece desde afuera las cosas van tomando otro cariz. Debemos mirarnos a nosotros mismos y ser pertinentes con nuestro entorno, porque uno de los sellos de La Chile es formar estudiantes interesados en la problemática pública de la sociedad. Debemos socializar cada uno de estos procesos de mejoramiento, porque todos somos conscientes de nuestras debilidades, pero no debemos asumirlo como fallas que nos condenen, sino como una oportunidad para crecer en todas nuestras tareas universitarias. Después de algunos años me estoy aproximando de nuevo a una visión global de la Universidad, y en mi experiencia veo que hay grandes desafíos, pero si miramos esta nueva orgánica o los informes para la acreditación, los progresos son notables y los cambios muy interesantes.-