“Tenemos tantos equipos super divertidos, pero no llegan a la gente, difícilmente llegan”. Esta era la premisa que Jorge Toledo cuenta que intentaron enfrentar con el proyecto MicroMundo. De esta forma, pensaron: “Usemos los equipos, tenemos acceso casi ilimitado y aprovechemos de darle otro uso no convencional”. Con esa motivación, han hecho un trabajo que acumula más de tres mil estudiantes en cursos y talleres en cuatro años.
“Nosotros nos dimos cuenta de algo bien particular cuando empezamos este trabajo en microscopía. La microscopía no es como enseñar cualquier cosa: tiene muchas gracias y ventajas a nivel educativo. Primero, es divertido porque es visual. Cuando usas un microscopio hay algo que no encuentras en internet”, comenta Jorge Toledo, quien además de ser director científico de REDECA de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, es bioquímico y doctorado en Biología Celular y Molecular de nuestro plantel.
Con un equipo multidisciplinario, han hecho cursos de anatomía, química verde, construcción de microscopios, neurociencia, óptica y mucho más enfocado en colegios, niñas, niños y adolescentes. Sin embargo, en el último período, han debido hacer frente a otro desafío: adaptarse a las condiciones impuestas por la pandemia.
El CEO de MicroMundo explica que “estamos haciendo unas cajas gigantes con impresiones 3D, con aparatos para medir, y les vamos a mandar un montón de kits a las casas (de las y los niños), donde van a hacer experimentos en laboratorios que van a tener que armar en sus cocinas, donde puedan”.
Este proyecto ha sido apoyado por el Fondo Valentín Letelier de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones, generando nuevas instancias como la exploración vitivinícola sobre el mundo microscópico de las cepas, las parras, el proceso de la vendimia, la química de la fermentación, la anatomía y los efectos en tu cuerpo, entre otros espacios que siguen expandiendo este proyecto.
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