El 3 de septiembre de 1939, atracó en el puerto de Valparaíso y gracias a las gestiones de Pablo Neruda, el Winnipeg. En él, más de dos mil refugiados republicanos de la Guerra Civil Española que huían de España por la llegada de Francisco Franco al poder.
Con tan sólo doce años y entre los inmigrantes, estaba José Balmes, quien quince días después de su llegada a Chile, ingresó como alumno libre a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, ubicada en ese entonces en el Parque Forestal y donde hoy está el Museo de Arte Contemporáneo de la Facultad de Artes.
Nueve años antes de que atracara el Winnipeg, nació Fernando García, quien estudió medicina por dos años, para luego ingresar a la carrera de composición en el Conservatorio Nacional de Música. Tras finalizar sus estudios, "el maestro", como se le conoce al interior de la Facultad de Artes, donde se desempeña como profesor y miembro de las Comisiones de Evaluación y Calificación Académica de dicha facultad, ingresó, en la década del 50, como Inspector del Coro.
Hay varios hechos que son comunes en la vida de Balmes y García, entre ellos, el que ambos obtuvieron el Premio Nacional de Artes, uno en la categoría Artes Plásticas en 1999 y el otro en la categoría Música el 2002, que ambos han ocupados cargos directivos al interior de la Universidad de Chile y que ambos fueron exonerados de la misma universidad, teniendo que exiliarse fuera del país "como cualquier persona bien nacida", como señala el compositor y musicólogo, Fernando García, en tiempos en que Balmes era Decano de la Facultad de Artes.
Organizado por los estudiantes de Artes Plásticas de la Facultad de Artes, Viviana Silva, Sebastian Castro y Mauricio Osorio, se llevó a cabo el pasado miércoles 23 de mayo en el auditorio del Campus Juan Gómez Millas, ubicado en la sede Las Encinas de dicha facultad, un foro entre los dos Premios Nacionales, y el tema fue la identidad cultural.
"No puedo callar esta parte, yo no estoy acá como profesor porque nadie me invitó a serlo. Cuando ya era muy tarde, cuando me nombraron Profesor Emérito en la Sorbonne y en la Universidad Católica, entonces la Universidad de Chile se acordó y me nombró también Profesor Emérito, lo que quiere decir que no podía ser profesor. Pero así es la vida.", señaló Balmes, quien obtuvo la nacionalidad chilena en 1947, doce años antes de fundar el Grupo Signo, junto a Gracia Barrios, Eduardo Martínez Bonati y Alberto Pérez.
Balmes, quien fue director de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile entre 1966 y 1972, y luego Decano de la Facultad de Artes de la misma universidad entre 1972 y 1973, agrega: "La identidad es un tema terriblemente complejo y muy difícil de definir. Yo me declaro un ciudadano del mundo, pero con un anclaje muy fuerte. Pienso en cómo podemos hacer un arte chileno, tomando en cuenta de que el pensamiento es universal, pero el anclaje cambia y eso tiene que ver con el país en el que se está. Un artista puede tener ideas que tienen una determinada amplitud y que se pueden realizar en diferentes partes del mundo, pero si buscas identidad, esas ideas debes ponerlas al servicio de los problemas que suceden en el país, porque o sino, daría los mismo dónde estuviéramos. La diferencia está en cómo asumimos la identidad propia, si es que la hay, y cómo nuestro arte se relaciona con esa identidad".
El subdirector de la Revista Musical Chilena, Fernando García, señaló: "Todo lo que hay en música en Chile, en el campo de la música tradicional escrita, se debe a la Universidad de Chile. En este instante, la universidad no tiene mayor significación, porque nosotros, como universidad, no le damos el sentido, ni la importancia que tiene. Tanto así, que hace algún tiempo atrás, las autoridades del Teatro Municipal de Santiago decidieron terminar con la Orquesta y no pasó nada...la Universidad de Chile, responsable de los músicos de todo el país, no hizo nada y es porque la universidad es totalmente incapaz de defender lo que está construyendo".
El compositor, autor de alrededor de 160 obras que han sido presentadas en Europa, América y Asia, agrega: "Cuando la universidad no es capaz de defenderse ni a sí misma siquiera, es difícil que el arte pueda surgir como debe surgir. Pero no toda la culpa la tiene la universidad, sino que también nosotros, porque nosotros somos la universidad y no decimos nada, no tenemos opinión. La situación del arte en este país está muy deteriorada por culpa de nuestras propias instituciones, y de nosotros mismos también, ya que ambos hemos llegado a extremos de autismo."