"En técnica, los alumnos de la Chile son mil veces mejores que los de allá", señala Daniela Valentini, estudiante de Licenciatura en Artes, mención Artes Plásticas, quien viene llegando de Estados Unidos, país al que ingresó como estudiante de intercambio a fines del año pasado.
La Universidad de California de Los Ángeles, UCLA, fue la escogida por Daniela para pasar los seis meses que dura la estadía de los beneficiados por el Programa de Movilidad Estudiantil. En esa Casa de Estudios tomó diversos ramos, entre ellos pintura y dibujo, clases en las que se percató de que los estudiantes "no tienen la experiencia académica que tenemos nosotros acá. Cuando hacía retratos me preguntaban cómo se pintaba la piel", recuerda Daniela, aún extrañada.
Por su técnica y su velocidad a la hora de producir, Daniela obtuvo las mejores calificaciones en pintura. Lari Pitman, el profesor de dicha asignatura, además de demostrarle en más de un oportunidad su interés por sus trabajos y su técnica, tuvo la ocurrencia de llevar a su curso hasta su propio taller, cuestión que también sucedió con el académico del curso de Dibujo, Matt Greene y que fue agradecido por la estudiante de la Facultad de Artes.
Pero Daniela no sólo conoció el trabajo de estos académicos de la UCLA, sino que además tuvo la posibilidad de recorrer galerías y conocer las nuevas tendencias artísticas que acaparan la atención en Estados Unidos.
A diferencia de lo que sucedía en asignaturas prácticas como pintura y dibujo, en las que Daniela se veía aventajada, los ramos teóricos, como Arte Moderno y Modernismo -dos de las asignaturas que ella tomó en la UCLA-, le significaron mayor trabajo. "Todas las semanas nos pedían textos o ensayos acerca de las lecturas que nos daban clase a clase", explica, lo que sumado al tiempo que debía destinar a su nuevo trabajo en una cafetería del Campus, se transformaba en algo más complicado aún tomando en cuenta que la gramática del inglés no era de su total dominio.
Sin embargo, la experiencia fue muy buena y Daniela sólo tiene ganas de regresar: "En el 2003 me fui dos meses a San Francisco. Un día estaba dibujando mientras esperaba a mi tía cuando un tipo se acercó y me dijo que quería comprar el dibujo. Luego me pidió otro y yo no podía creer que me pagaron tanta plata por dos dibujos", cuenta Daniela, agregando que sus ganas de volver tienen que ver con que "en Estados Unidos el arte se valora mucho más".