Actriz de Fin del Eclipse:

Manuela Oyarzún: "Griffero es alguien a quien uno debe admirar"

Manuela Oyarzún: "Griffero es alguien a quien uno debe admirar"
"Siento que estoy en una obra importante para el teatro contemporáneo y con un director insoportablemente genial", afirma Oyarzún.
"Siento que estoy en una obra importante para el teatro contemporáneo y con un director insoportablemente genial", afirma Oyarzún.
Griffero ha sido galardonado y reconocido en Chile y el extranjero tanto por sus obras como por su contribución al desarrollo del teatro contemporáneo chileno.
Griffero ha sido galardonado y reconocido en Chile y el extranjero tanto por sus obras como por su contribución al desarrollo del teatro contemporáneo chileno.
Este montaje se presenta hasta noviembre en el Teatro de la Universidad Católica de miércoles a sábado a las 20:00 hrs.
Este montaje se presenta hasta noviembre en el Teatro de la Universidad Católica de miércoles a sábado a las 20:00 hrs.

Manuela Oyarzún llega adelantada a la entrevista concertada en un café del "nuevo barrio gay" de Santiago, ubicado en plena calle Merced del multicultural Parque Forestal. Desde el segundo piso del lugar, la actriz y fundadora de la Compañía de Teatro El Hijo, mira concentrada la vereda donde transitan los peatones sin siquiera quitarse su verdoso abrigo de cuello mao, el que está adornado con dos alfileres de gancho de distintos tamaños.

De aspecto dulce y tímido, la ganadora del Fondo Nacional de la Cultura y las Artes, Fondart, por su obra La Mujer Gallina, pide un café, el que termina siendo el culpable de que la actriz se queme la garganta por lo caliente, mientras su delgada voz, esta vez nada de parecida a la que proyecta con potencia y vehemencia en las tablas del Teatro de la Universidad Católica, se mezcle, en ocasiones perdiéndose, entre la música "de moda" del lugar y las micros que pasan haciendo carreras en pleno centro de Santiago.

Verónica García-Huidobro, Sebastián Layseca, Omar Morán, Alvaro Viguera, Antonia Zegers y Alberto Zeiss, acompañan a Manuela Oyarzún en el elenco de Fin del Eclipse,  montaje que se estrenó el pasado 27 de septiembre y con el que el destacado director y dramaturgo nacional, Ramón Griffero, marcó el término de tres años de ausencia en las tablas chilenas, tras la vuelta en cartelera, el 2004 y después de diez años de su estreno, de la obra Éxtasis o las sendas de la santidad.

La actriz, quien señala que siente que está "en una obra importante para el teatro contemporáneo y con un director insoportablemente genial", abre los ojos y afirma estar sorprendida de las múltiples lecturas que distintas personas han hecho de la obra, al escuchar que una fuente de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile había notado, en una función, que el actor y director Alfredo Castro, "ni se había movido de su asiento por el palo que le dieron" al ver Fin del Eclipse, todo esto, tras el asombro y la preocupación del creador de Teatro Fin de Siglo, Ramón Griffero.

"Esta obra tiene tanta información y tantos referentes, que cualquiera podría sentirse aludido con los temas que se tocan, o con los estilos que se ponen en escena, porque una de las gracias que tiene, para justamente alguien que conoce el teatro, es que junto con que se pueden reconocer estilos teatrales y la historia del arte en sí, también se pueden ir reconociendo historias más contemporáneas de la escena local", explica la directora de Cabeza de Ovni, Manuela Oyarzún.

La actriz agrega: "Lo que hace Ramón Griffero, y que yo valoro harto, es que te abre un abanico de situaciones, de contextos y de poesía, y uno lo toma como mejor le acomode. Ahora, para nosotros como actores de este montaje, nos impresionamos con la cantidad de información que Ramón maneja, y que se transforman en guiños al público. Hay algo que está volando en la obra, que la hace profunda y que tiene que ver con una serie de conceptos que están insertos en este trabajo, ya que una de las cosas lindas que tiene esta obra, es que dispara para muchos lados".

-¿Cómo sientes esta obra?

Es la pregunta del millón, porque a todos nos preguntan de qué se trata, y es muy difícil definirla o contar de qué se trata, porque es de nada y de todo al mismo tiempo. La dificultad que tiene, es que como es una obra fragmentada en episodios, y somos una cantidad limitada de actores que tienen que representar todos estos personajes que van desfilando por la obra, y donde hay un viaje del actor más que del personaje, es un río que no para hasta que finaliza la obra.

-Esta no es la primera vez que Griffero te dirige, además te hizo clases, ¿cómo es para ti trabajar con él?

Efectivamente él me hizo clases durante todo cuarto año en la Escuela de Teatro y también me dirigió en una Muestra de Dramaturgia, pero no es lo mismo que tener un proceso con una obra de él, además que él apostó mucho con Fin del Eclipse, porque pasaron varios años en los que no hacía una y porque aquí hay una recopilación de veinte y tres años de su trabajo como dramaturgo. Al interior del elenco, y en buena, lo pelábamos, porque nos daba la sensación de que había agarrado todas las escenas que había escrito durante su vida como escritor y las había llevado al teatro en esta obra, pero lo cierto es que hay una coherencia en el resultado. Lo que más me gusta de trabajar con Ramón, es que él trata constantemente de llevar a escena, y con fervor, una poética que él inventó, que es la dramaturgia del espacio. Lo más agradable de todo, es poder entrar y dialogar con ese dramaturgo, director y artista, quien a la vez es tan conocedor porque estudió sociología y es Bachiller en Artes en Ciencias Sociales. Es muy grato tener este intercambio artístico con él y poder escucharlo. Al principio me sentía en clases, porque de nuevo nos explicó a todos lo que es la dramaturgia del espacio y nos hacía ejercicio. Finalmente entramos en una poética que es muy propia de él y con la que quizás no a cualquier actor le interesa trabajar, porque un actor también necesita que lo observen y que descubran en él lo que pueda entregar.

-¿En qué sentido?

Yo estoy consciente de quién es Ramón Griffero, y me interesa poder entenderlo y tratar de realizar lo que él quiere o está pensando hacer. Yo creo que en cierta manera lo he logrado, ya que he podido actuar según lo que él quiere que uno haga. El trabajar con Ramón, involucra un trabajo menos colectivo en cuanto al diálogo, ya que uno como actor o actriz, tiene que estar más dispuesto a escuchar e interpretar, que a proponer. Esta es una manera de trabajar interesante, sólo si la persona que está adelante es interesante, y me parece que Ramón Griffero es una persona, artista y dramaturgo muy interesante. Yo soy una reconocedora de los referentes, sobre todo locales, y creo que Griffero es alguien a quien uno debe admirar, y yo lo admiro profundamente como director y dramaturgo, y también, porque reconozco en él, una disposición a escuchar propuestas jóvenes y de lo que éstos están pensando.

-¿Estás de acuerdo en la dirección de Griffero?

Quizás yo no podría realizar algo como lo que él hace, porque hay cosas con las cuales yo no estoy de acuerdo, que las respeto, pero que en mi trabajo no sería así. Me refiero al trabajo del actor, ya que cuando dirijo, me preocupo de la actuación, quizás porque soy actriz y porque me interesa el proceso actoral. Más allá de la puesta en escena y del trabajo estético, creo que desde la actuación uno construye todo lo otro, sin duda es un trabajo más realista, pero el actor debe entender lo que hace, debe tener un soporte emocional para poder expresarse y Ramón trabaja de otra manera. Los actores son una herramienta dentro se su poética, más que un intérprete, ya que finalmente, el teatro no existe si no hay actores.

-¿Qué pasa contigo y la docencia?

(Risas) No mucho. Hice clases en el Arcos y en un Taller Integrado en la Universidad de Chile, y después dejé de hacer clases por tres años porque me traumé. Les hice clases a un tercero y encontré que eran de una soberbia absoluta y me identifiqué cuando yo estaba en tercero y cuando yo también era insoportable. En ese momento aprecié la soberbia de los alumnos sin tanta genialidad y este año retomé la docencia porque es una manera de vivir. Mis padres son profesores y les pido consejos sobre métodos y aspectos formales, como en la asistencia de los alumnos. Personalmente le tengo mucho respeto a la docencia porque mis padres son buenos profesores, por lo que a ratos me asusta no poder emitir el mensaje y no poder enseñar.

Actualmente la actriz imparte clases al interior de un taller para actores aficionados. "Me produce un gusto muy grande el poder trabajar con aficionados porque son personas que no vienen del teatro, pero que aman profundamente el teatro, incluso, hasta más que un actor profesional. En los aficionados recupero ese amor por el arte y ese encanto que hasta yo misma me pierdo a veces, porque los aficionados le devuelven a los actores esa chispa del teatro".

Manuela Oyarzún espera iniciar en diciembre próximo una gira con su montaje Cabeza de Ovniy hacer un documental con el elenco de la obra, el que está compuesto por Bélgica Castro y Alejandro Sieveking, entre otros.

Fin del Eclipse se presenta hasta noviembre en el Teatro de la Universidad Católica de miércoles a sábado a las 20:00 hrs. Durante la temporada teatral, el texto del montaje será publicado en la revista Apuntes de teatro, de la PUC, también al alero de la editorial Cuarto Propio y en la revista cubana Conjuntos.