Hogares Universitarios: un espacio de confianza lejos de casa

Hogares Universitarios: un espacio de confianza lejos de casa
El Hogar Universitario de Marín con Salvador, en Providencia, tiene capacidad para más de cincuenta alumnas.
El Hogar Universitario de Marín con Salvador, en Providencia, tiene capacidad para más de cincuenta alumnas.
Para el próximo año, las alumnas quieren pintar el hogar y comprar algunas cosas para seguir incorporándole más vida.
Para el próximo año, las alumnas quieren pintar el hogar y comprar algunas cosas para seguir incorporándole más vida.
El living es el punto de encuentro de las jóvenes, cuando no hacen uso de la sala de estudios.
El living es el punto de encuentro de las jóvenes, cuando no hacen uso de la sala de estudios.
El hogar tiene una sala de computación con conexión inalámbrica Wi-fi a internet, fruto de la autogestión de las estudiantes.
El hogar tiene una sala de computación con conexión inalámbrica Wi-fi a internet, fruto de la autogestión de las estudiantes.
Paz Becerra es parte de la directiva del Hogar Universitario Profesor Mario Ojeda. Cursa segundo año de Derecho.
Paz Becerra es parte de la directiva del Hogar Universitario Profesor Mario Ojeda. Cursa segundo año de Derecho.

Qué duda cabe. Entrar a la universidad es un cambio importante en la vida de las personas. Sobre todo para quienes tienen que alejarse de la familia y de la casa en que siempre vivieron para marcharse a estudiar a una ciudad distante.

Es lo que le pasó el año pasado a Paz Becerra. Ingresó a Derecho en la Universidad de Chile y al dejar Peralillo, en la Sexta Región, debió conseguir rápidamente un lugar donde quedarse en Santiago. Ahora confiesa que entre acomodos académicos y de rutina diaria, ese primer semestre arrendando no fue todo lo bueno que esperaba. Sólo a partir de agosto de 2006, cuando llegó al Hogar Universitario Profesor Mario Ojeda, en Providencia, no se ha vuelto a “echar” -como dice ella- ningún ramo en su carrera.

“Al principio pensaba que era como un internado, entonces igual tenía un poco de susto porque yo había arrendado. Y no era así. O sea, en el hogar tú tienes plena libertad de acción. Puedes llegar a la hora que quieras en un rango de respeto a las demás personas”, explica contenta Paz.

Ella cuenta que esta residencia estudiantil femenina perteneciente a la Casa de Bello tiene espacio suficiente para más de cincuenta alumnas, con habitaciones individuales, y para dos o tres universitarias juntas. La suya debe compartirla con una compañera de Ingeniería Comercial. En un armario grande guardan su ropa y en otro algunas cosas de cocina. Tienen también espacio suficiente para sus escritorios y un televisor.

“Yo soy muy ‘suertuda’ con mi pieza –dice Paz–, porque está conectada con el taller de una niña que estudia Ingeniería en Sonido, que tiene un baño aparte. Entonces yo no ocupo el del resto, sólo las duchas”.

Las comodidades son importantes. En cada sector del Hogar Universitario hay un lugar donde bañarse, y en la cocina hay cena y desayuno seguro para todas. A la hora del almuerzo, la mayoría se encuentra en la universidad o hace uso de su beca de alimentación.

“Cobran bastante poco para todo el servicio que te dan, porque tú pagas según tu situación economica. Una cantidad definida, pero el hogar tiene muchos más gastos”, relata Paz, explicando que de todos modos en la residencia las estudiantes y la administradora son bastante conscientes y las relaciones se basan en la madurez y el sentido común.

Ella es parte de la directiva del hogar, y está a cargo de las platas. Este año decidieron entre todas hacer una fiesta para resolver algunos asuntos pendientes. “Pedimos permiso y juntamos 250 mil pesos, porque cobramos entrada. Entonces cada persona tenía que vender cierta cantidad y aparte pagamos unas cuotas. Con eso instalamos una red inalámbrica de Wi-fi, porque el hogar tiene una sala de computadores y además varias niñas ocupan sus notebooks”, explica conforme la estudiante de Derecho.

Espacios colectivos

Para el próximo año, existe la intención de pintar el hogar, de comprar algunos muebles para su decoración y de adquirir incluso máquinas de ejercicio para las estudiantes. Propósitos colectivos que en definitiva dependen de su grado de organización.

Una organización basada en la ayuda y en la compañía mutua. Algo de lo que Belén Macaya, quien también cursa segundo año de Derecho en la Universidad de Chile y reside en el Hogar Universitario, se siente agradecida.

“Aquí uno aprende a tratar con las personas. Porque de repente uno no es muy tolerante, criado toda la vida en tu casa, como niñito mimado. Y hay personas que tienen realidades diferentes a la tuya y que son igualmente válidas. Entonces tienes que aprender a aceptarlas tal y como son, a convivir con ellas, y a no hacerte problema tampoco. Lo que yo he aprendido acá es que no todo gira en torno a mí. Que a veces es importante ponerse en el lugar del otro”, confiesa Belén.

Ella viene de San Rosendo, en la Octava Región, y estudió en un colegio público. Siente que viviendo en el hogar ha madurado y que ahora enfrenta mejor las dificultades que se le presentan. Hasta sus notas en la universidad han mejorado.

“Acá conoces niñas de otras carreras, otros amigos y tu mundo se expande mucho más. Para mí eso ha sido una gran ventaja. Este año he aprendido muchas cosas de la vida”, concluye convencida la estudiante.

En el hogar hay mucho espacio, pero ninguno para la duda.

Los estudiantes interesados en habitar una de las residencias de la Universidad de Chile deben pedir hora con la asistente social de su facultad. Ella les solicitará una serie de documentos, como el informe social de la comuna en la que viven, liquidaciones de sueldo de los miembros de su grupo familiar, certificados de avalúo fiscal de propiedades, documentos médicos o certificados de alumno regular si tienen hermanos estudiando.

La Dirección de Bienestar Estudiantil hace entonces una evaluación económica para asignar los 114 cupos anuales disponibles en los tres Hogares Universitarios: 53 para mujeres y 61 para hombres (hay una residencia femenina y dos masculinas).

Si su situación lo amerita, se envía entonces a los estudiantes al Servicio Médico y Dental de Alumnos, donde un especialista determinará si están psicológicamente preparados para vivir en comunidad.

El período de postulaciones de los alumnos interesados se extenderá el próximo año entre el 3 y el 10 de marzo. Actualmente, se evalúa la renovación de los cupos ya asignados este año.

La Dirección de Bienestar Estudiantil de la Universidad de Chile maneja para los hospedados en hogares un arancel diferenciado, cuyo rango oscila entre los 41 mil y los 58 mil trescientos pesos.