Este 2008 se cumplen 100 años de nacimiento del destacado compositor y organista francés Olivier Messiaen (1908-1992), lo que ha motivado numerosos homenajes a nivel mundial. Uno de ellos se llevará a cabo en Santiago y contará con la presencia de un reconocido músico nacional que alguna vez tomó clases con él en Francia: Cirilo Vila.
El músico chileno hablará de su maestro al comienzo del concierto-homenaje a Messiaen que se llevará a cabo el jueves 31 de julio a las 19:30 hrs. en la sala Isidora Zegers, en el marco de la "temporada de consagrados" organizada por el Departamento de Música.
Será noche de consagrados, pero también participarán estudiantes. Así, la destacada contralto y académica de la Facultad de Artes, Carmen Luisa Letelier, compartirá escena con las alumnas de canto de la profesora Lucía Gana, Cynthia Lemarie y Camila García; y otra destacada académica de la Facultad, la pianista Patricia Castro, sumará a sus alumnos Joy Smith y Vicente Yáñez, además del organista Jaime Carter.
El programa de la velada no incluye la obra más conocida de Messiaen, "Cuarteto para el fin de los tiempos", que compuso mientras fue prisionero de guerra en 1940. En cambio, se dio cabida a piezas para canto y piano como "Trois poéms pour mi" o "Trois chansons" que incluye "Pour quoi" ("¿Por qué?"),"Le sourire" ("La sonrisa") y "La fiancée perdue" ("La novia perdida"). También se interpretarán "Amour oiseaux d'étoile", "Dans le puar" ("En la oscuridad") y las obras instrumentales para piano "La buse variable" ("El aguilucho"), "La colombe" ("La paloma"), "Rondeau" y "Primera comunión de la Virgen", además de "Desseins éternels" y "Le banquet céleste", que serán interpretadas en órgano.
El homenajeado
Cuando en 1988 Olivier Messiaen cumplía 80 años, en Chile también se realizó un concierto-homenaje al compositor en el que Carmen Luisa Letelier y Cirilo Vila interpretaron Poémes pour Mi para canto y piano. Veinte años después los músicos se vuelven a encontrar en un nuevo homenaje al francés, ahora por el centenario de su nacimiento.
¿Y por qué tanto homenaje? Messiaen estudió en el Conservatorio de París entre 1919 y 1930, donde tuvo como profesores a Paul Dukas y Marcel Dupré, entre otros. Luego hizo clases allí desde 1941 hasta 1978, donde lo conoció Cirilo Vila y donde tuvo a su vez como alumnos a destacados músicos como Boulez, Stockhausen y Xenakis. Paralelamente fue organista de la Iglesia de la Santísima Trinidad de París desde 1931 hasta el año de su muerte, 1992.
La fe y los pájaros (fue también ornitólogo) cruzan buena parte de su obra, donde transcribió muchos sonidos de aves y en la cual la religiosidad jugó un papel preponderante. "Él creía que toda su música fue escrita para glorificar a Dios y desarrollar un sofisticado sistema de signos para evangelizar", sostiene el organista y estudioso británico Andrew Shenton, quien destaca a su vez que Messiaen "desarrolló rápidamente un estilo original y único".
Este estilo "original y único" no es un decir: Shenton explica que el francés innovó en la armonía y la melodía, incluyendo el uso de sus "ingeniosos modos de transposición limitada", a la vez que hizo novedosas mezclas rítmicas, orquestales y de color: Messiaen era sinestésico y capaz de ver colores en los sonidos. También experimentó con la electrónica (Fête des belles eaux, 1937) y el serialismo (Quatre études de rythme, 1949).
En suma, Olivier Messiaen es considerado uno de los compositores más importantes del siglo XX, responsable de quiebres insospechados y renovadores para la música mundial, vigentes hasta hoy. Razones suficientes, entonces, para seguir difundiendo su música homenaje tras homenaje, quizás, hasta "el fin de los tiempos".