"Hace 20 años que se ha estado esperando por reformas laborales que de alguna manera aseguren las condiciones en las cuales se desempeñan los trabajadores, y no solamente las que tienen que ver con el respeto a sus condiciones salariales, sino también sobre sus condiciones como personas y sus condiciones físicas. Y en ese sentido, las reformas laborales en los últimos 20 años yo diría que no tocaron ese punto", afirma el académico del Departamento de Sociología de FACSO, Prof. Rodrigo Figueroa.
El Prof. Figueroa, quien es experto en temas laborales, manifiesta que desde hace años se viene dando la alarma sobre la vulnerable seguridad de los trabajadores, no solamente en la minería, sino en otros ámbitos productivos como el sector agro-exportador o la construcción. Y principalmente, para el sociólogo el problema radica en el carácter de las instituciones que tenemos en el mundo del trabajo. "Las instituciones que están asociadas a la observación, fiscalización y en su eventualidad, sanción sobre estas materias son instituciones relativamente débiles, llámese Dirección del Trabajo, llámese Sernageomin, en el caso particular del mundo del trabajo y la minería. Son instituciones que en estricto rigor para ejercer estas funciones no han recibido la atención necesaria en los últimos veinte años", explica.
Para el académico es inexplicable que el principal distrito minero de Chile, ubicado en la III Región y que integra no sólo gran minería, sino también una gran cantidad de mediana y pequeña minería, tenga solamente dos funcionarios de Sernageomín. "Dos funcionarios para fiscalizar en una zona con más de mil faenas, que es de difícil acceso, en lugares aislados, con dificultades en los caminos. Eso es decir que efectivamente el Estado no está dispuesto a observar lo que pasa en el mundo del trabajo", enfatiza.
De acuerdo al sociólogo, respecto de la responsabilidad de la empresa, lo ocurrido con este accidente no debe tomarse de forma aleatoria. "Debemos entenderlo como una forma de gestión, que permea y es transversal a muchos sectores productivos del país. Por lo tanto, no tiene que ver con lo que algunos llaman una cultura de la gestión minera. Se trata de una cultura empresarial de cómo entender la gestión en un mundo económico altamente competitivo, donde el caballito de batalla para reducir costos, es la seguridad", manifiesta.
Todas estas situaciones de riesgo construyen el día a día de los chilenos, realidad que parece implantada de forma natural en sus vidas laborales. "Hay una naturalización a nivel social de este tipo de condiciones y no sólo en el mundo minero, sino también en otras experiencias. Por ejemplo en el retail, gente que trabaja 12 a 13 horas, o la condicionalidad por desempeño salarial también lleva a que muchos trabajadores opten por tener una situación de vida laboral extremadamente precaria. Son decisiones que están gatilladas por un escenario en el cual nos situamos como sociedad", expresa Figueroa.
De acuerdo a la académica del Departamento de Psicología, Prof. Adriana Espinoza, la precariedad e incertidumbre con las que están relacionados los trabajadores, generan una serie de consecuencias a nivel de salud mental, como altos niveles de ansiedad, estrés y depresión. "Existe mucha incertidumbre. Voy a tener para la familia mañana, pero qué pasa si me cortan del trabajo. Se desatan huelgas, han habido varios despidos últimamente, todo eso refleja y genera una sensación de absoluta vulnerabilidad. Aún más en el sentido de que a quién recurro, quién me va a escuchar. Entonces, creo que a nivel de toda la sociedad, vivimos con ese nivel de angustia e incertidumbre que fácilmente puede llevar a depresiones, a estados angustiosos, ataques de pánico, entre otros", enfatiza la académica.
El importante rol de la intervención psicológica
Desde hace semanas los familiares de los mineros atrapados en la mina San José han estado sometidos a una tensa situación, en la espera de que se logre el rescate de sus seres queridos, período que ante el hallazgo de los 33 trabajadores, podría extenderse por varios meses. La profesora Adriana Espinoza, quien es experta en intervenciones en crisis, al identificar las etapas por las que han pasado, sostiene que "hay un estado de shock inicial, después la gente entra en un estado de negación, estás luchando con esta posibilidad de que no salgan".
Sin duda, la noticia de que están con vida reafirma sus esperanzas. Sin embargo, la larga espera traerá consecuencias en su salud mental. "Lo positivo es que al saber de este hallazgo, se refuerza en ellos esa sensación que tenían de que se iban a salvar, de afirmar 'nosotros teníamos la razón, no los vamos abandonar'. Pero, se trata de un tiempo bastante largo, van a seguir con un nivel de ansiedad y veo difícil que ellos puedan volver a la normalidad y a la rutina. Creo que van a estar en un estado de pausa, hasta que realmente los puedan ver", señala la académica.
En términos de la intervención que un psicólogo puede realizar en un escenario como este, la profesora explica que lo principal es acompañar al afectado con mucho respeto. "Uno hace lo que se llama un acompañamiento emocional, que es básicamente estar ahí para escuchar. Los procesos por los que ellos van a pasar están dados por la revelación de información, entonces se trata de ir con ellos en sus emociones. La gente recuerda mucho a la persona, ahí hay que dejarse ir con ellos, acompañarlo en esas etapas", manifiesta la Prof. Espinoza.
En cuanto al ánimo de los mineros, la psicóloga observa que se han mostrado muy fortalecidos ante esta situación de adversidad, al tener una buena organización como grupo y líderes espontáneos que han guiado al resto de buena manera. Fue importante, además, el que supieran que todo el país estuviera atento a su circunstancias, "ese tipo de apoyo tan masivo definitivamente tiene un impacto en ellos".
Todos estos factores, además del apoyo entregado por médicos y psicólogos, determinarán que el estado emocional de los trabajadores se mantenga en buen pie durante esta larga espera. "Es muy importante lo que están haciendo los médicos y psicólogos, de tratar de establecer una rutina para los mineros. Porque una de las cosas que pueden pasar, en casos donde se está encerrado y no hay una concepción de la noche y el día, es que se pierde la noción de tiempo. El no tenerla, puede ser muy desestructurante. Es vital que duerman cierta cantidad de horas, que tengan actividades, juegos", destaca la Prof. Espinoza.
Según la académica, en un escenario tan complejo como este, el rol que tiene la intervención de un psicólogo es clave para ir guiando las emociones de los afectados, con mucha cautela. "Los mineros van a pasar períodos en que el ánimo va a decaer y eso es normal. Sentir angustia, sentirse deprimido o pasar por estados de ánimo muy fluctuantes. En este contexto, un psicólogo es muy importante para ir guiando estos procesos, para ayudar a monitorizar sus emociones o experiencias", explica.
En esta orientación a familiares y mineros, la información que se vaya otorgando por parte de las autoridades y expertos es muy importante. Ante esto, el papel que juega el profesional de la Psicología es fundamental. "Tiene que haber un gran componente de verdad en todo esto. Por mucho que esté todo el país emocionado con que vayan a salir, cosas pasan y puede que haya problemas o que se demore más el proceso. Entonces, yo creo que uno tiene que ser bien cauteloso con el tipo de apoyo que hace el psicólogo, por un lado estar con la persona en la alegría, pero también ser cauteloso en no aumentar las expectativas, tratar de tener un control de la realidad", señala la Prof. Espinoza.