Falta de tiempo para su realización:

Evaluación Docente: Un instrumento solo para Municipales

Evaluación Docente: Un instrumento solo para Municipales
Astrid Lecaros, Jefa de Carrera Educación Parvularia y Basica Inicial
Astrid Lecaros, Jefa de Carrera Educación Parvularia y Basica Inicial
Fabiola Maldonado, Academica Departamento de Educación Universidad de Chile.
Fabiola Maldonado, Academica Departamento de Educación Universidad de Chile.

La evaluación docente consta de cuatro partes. La primera es una pauta de autoevaluación, donde se revisan los cuatro aspectos o “dominios” que se establecen en el Marco para la Buena Enseñanza. En esta parte, los profesores deben responder preguntas relacionadas con: la preparación de la enseñanza, el ambiente y los mecanismos para el aprendizaje de todos los estudiantes.

La segunda parte es quizás la más compleja, y dónde hay más en juego, ya que vale un 60 por ciento del total de la calificación. Se trata del portafolio propiamente tal, los elementos prácticos que demostrarían cómo el docente lleva a cabo su trabajo.

El portafolio debe incluir la implementación de una unidad pedagógica de ocho horas de clases, con objetivos y descripción de cada sección; el análisis de una de las clases y de la unidad en total. Otro de los puntos a considerar, es la realización de una clase filmada, que debe ser hecha por un camarógrafo autorizado, previa cita con el director del colegio.

Evaluación docente

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Anuncios de este estilo se pueden encontrar en sitios de internet dedicados a clasificados comerciales. Preocupante escenario para este nuevo periodo de evaluación docente, ya que no son nuevas estas prácticas, es más tienen antecedentes desde el año 2006.

Las motivaciones de los docentes para incurrir en estas acciones poco éticas no son sólo flojera o falta de conocimiento, sino que tienen  que ver con problemas constantes que se han detectado en el sistema educacional chileno. Como la falta de tiempo que tienen los profesores para planificar sus clases o la carga de actividades que los maestros viven a diario en sus establecimientos.

Justificar estas prácticas sería un error, pero sin duda que podemos conocer cuál es el escenario en que  debe realizar esta evaluación. “Una de las problemáticas que se pueden detectar en el proceso de evaluación es la falta de tiempo que tiene los profesores para desarrollar de buena manera su portafolio, esta problemática no es solo exclusiva para la evaluación docente, sino que es una práctica habitual dentro de los establecimientos” afirmó Astrid Lecaros, Jefa de Carrera de Educación Parvularia y Básica Inicial de la Universidad de Chile.

Esto se puede ver reflejado en el diario vivir de los profesores, que por carga horaria deberían tener 75% de tiempo en aula y un 25% de su jornada para planificar sus clases, hacer seguimiento a sus alumnos, tener reuniones, entre otras actividades administrativas. Esto, si se respetara a cabalidad, redundaría en profesores menos estresados y en mejores prácticas docentes.

Astrid Lecaros participó de la comisión que desarrolló esta evaluación y explica que este instrumento no fue realizado para hacer una encerrona a los profesores, ni menos para sacarlos del sistema, sino que fue preparado por un equipo multidisciplinario conformado por profesores, dirigentes gremiales , equipo técnico, representación de los municipios, entre otros. Sin embargo, la académica del Departamento de Educación de la Universidad de Chile, hace hincapié en que una falencia de esta evaluación es que sea solo para los profesores de la educación municipal, ya que otros sistemas de medición como el SIMCE y la PSU son comparados a la par con otro tipo de instituciones.

Este cuestionamiento lo comparte Fabiola Maldonado, Académica del Departamento de Educación de FACSO, quien además agrega que “el problema es la legitimidad del proceso de evaluación, es decir un proceso obligado donde no se  ha logrado el compromiso del gremio, en tanto tal, no ha habido acuerdo del cuestionamiento. Así es difícil que funcione este método o cualquier otro”.

Asimismo, la académica dice que “si pensamos en este sentido, los colegios municipalizados tienen fondos estatales y los particulares subvencionados también, por qué solo se les exige a los docentes de municipales evaluarse”. Dicha interrogante  ha sido una de las piedras de tope  para que este instrumento se legitime en el magisterio.

Según cálculos del Colegio de Profesores preparar esta evaluación toma entre 60 y 70 horas, las que por cierto, no están incluidas en las remuneraciones de los docentes. Frente a esto, es que muchas veces los docentes toman el camino más rápido y no se cumple con el objetivo final del instrumento, que sin duda, es tener docentes más preparados y con mayores competencias a la hora de educar a los niños de Chile.