Entrevista a Marisa Miranda, investigadora argentina

Las políticas de eugenesia en América Latina aún están vigentes

Las políticas de eugenesia en América Latina aún están vigentes
Marisa Miranda, investigadora independiente del CONICET, profesora invitada a las Jornadas en Historia Social y Cultural de las Ciencias.
Marisa Miranda, investigadora independiente del CONICET, profesora invitada a las Jornadas en Historia Social y Cultural de las Ciencias.

La eugenesia, explica Marisa Miranda, también Doctora en Ciencias Jurídicas, es una disciplina sistematizada por Francis Galton en 1883. Galton era un inglés primo de Charles Darwin y la definió como la "ciencia que se ocupa del mejoramiento de la raza, ya sea de los animales, de los vegetales o del hombre". Esto implica -continuó- que toda eugenesia está edificada sobre la idea de una clasificación y de la jerarquización: "No necesariamente tienen que ser rasgos biológicos, también pueden ser ideológicos".

"A partir de eso -continuó Miranda- se construyeron, a lo largo de fines del siglo XIX y todo el siglo XX, diversos mecanismos de exclusión en el mundo. Esa exclusión no sólo ha sido física, como en el caso del nazismo, también hay variantes de esta biopolítica eugenésica en las cuales las inclusiones se han administrado a partir de la separación de ocupar diversos cargos o la imposibilidad de casarse".

La esterilización como método

Bajo estas características generales, cada región o país ha aplicado la eugenesia de distintas formas. De manera que en el mundo anglosajón, por ejemplo, se caracterizó por las políticas de esterilización. Mientras que, en América Latina, predominó la visión conservadora de la Iglesia.

"En 1907, Estados Unidos dicta su primera ley de esterilización de criminales y locos. Este es el primer antecedente legislativo concreto en el mundo. Se pensaba que los criminales y los locos iban a tener hijos degenerados, por lo tanto los esterilizaban. Luego esta idea llegó al paroxismo con el régimen nazi y en ambos casos hay intervenciones directas en los órganos reproductivos, ya sea a través de la esterilización o de la intervención máxima como la muerte", sostuvo la académica.

En países latinos como Argentina, España, Italia, Brasil, Perú, en cambio, ha una habido eugenesia no esterilizadora. "En la versión latina -diferenció la investigadora-, la intervención de la Iglesia ha hecho que esto sea así. En Argentina, por ejemplo, en 1926, se dicta una legislación sobre la lepra y se establece el primer impedimento matrimonial de orden eugénico. Se prohíbe que se casen dos leprosos entre sí o un leproso con una persona sana. El fin de esta legislación era evitar la descendencia, porque se creía en la heredabilidad de la lepra y esto generaría gastos al Estado".

El caso de Argentina

Una ley eugenésica aún vigente en Argentina que se aplica desde 1937, exige a los futuros esposos la presentación de un certificado de salud prenupcial. "Primero se obliga sólo a los hombres y, en 1965, se extiende a las mujeres. Revisan si alguno de los contrayentes tiene una enfermedad venérea. Si es así, no se puede casar hasta que se cure. Ha habido casos concretos de aplicación de esta ley y aún permanece vigente", sostuvo Miranda.

A fines de los '40 -continúo- se gestó la idea de que el Estado debía separar a la pareja si uno de los dos adquiría una enfermedad venérea: "En esa época era común que los hombres fueran a los prostíbulos. Entonces desde el Estado sostenían que luego su esposa podía contagiarse y, a su vez, transmitir la enfermedad a su hijo. Eso es inédito en el derecho porque el divorcio es un acto personalísimo y si bien no se llegó a instrumentar, hubo una insistencia muy grande para que así fuera, la década del ‘60".

A pesar de que se vinculado a la eugenesia con partidos políticos determinados, Miranda afirma en su análisis que este no fue el caso de Argentina: "La de la eugenesia ha sido una historia de larga duración que ha atravesado distintos partidos. Hubo acuerdos fundamentales entre los partidos políticos mayoritarios en Argentina para sostener estas políticas, vinculadas también al poder médico y jurídico. Desde la década del '30 hasta el final de la última dictadura militar hubo una línea de continuidad que, con matices procedimentales y no de fondo, ha sostenido diversas políticas eugénicas".

El mundo de la eugenesia estaba presente en Argentina, Chile, Perú, Bolivia, México, Brasil, Estados Unidos, pero con el holocausto este último país se desvincula de esta corriente y agrega el término genética a su vocabulario. En cambio, "en América Latina el holocausto no ha hecho mella en la eugenesia, cuando sabemos que después del '45 ya no se puede hablar de inocencia. En Argentina, por ejemplo, en 1957 se crea una facultad de Eugenesia en el ámbito de la Universidad del Museo Social Argentino", comentó.

Lejos de ocultarse, los eugenistas en Argentina se licenciaron y abrieron consultorios. "El perfil era como el de una especie de Consejo Prenupcial -describió la académica. Atendían a niños desde los 6 años. Los padres los llevaban para ver si eran un producto eugénico o no y hacia dónde les convenía orientarlos en los estudios. También era para que las parejas, antes de casarse, determinaran si tenía sentido de bien común casarse. El amor era dejado en segundo plano, porque había una función social del matrimonio que era la procreación y ésta debía ser una procreación sana, que le sirviera al país".

Estos profesionales se promocionaban a través de la publicidad, de espacios en la TV y de charlas en espacios públicos. "Dictaban clases en distintas universidades, hay aulas que llevan sus nombres... Con esto quiero decir que no eran outsiders. Más que juntos en el poder, eran el poder mismo", agregó.

Actualmente, la biotecnología se pone en tela de juicio a la hora de analizar se estamos frente a nuevos casos de eugenesia en los casos de selección de embriones en los diagnósticos pre-implantatorios o en la fertilización asistida. "En mi caso creo que la gran diferencia con los casos de décadas anteriores es que el Estado no interviene y eso no es poco. Existe la posibilidad de que, aunque se pueda detectar algún tipo de enfermedad en el feto, elegir tener a este hijo. No hay un mandato coactivo del Estado al respecto. Por lo que sería un poco reacia a decir que estamos frente a una nueva eugenesia. De todas maneras me parece legítimo preguntárselo y es legítima la reflexión", concluyó la investigadora.