El jueves de la semana pasada se desarrolló en el Campus Norte el cuarto y último Taller Práctico de Incentivo al Patentamiento, oficiada por la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VID) a través de la Comisión Central de Propiedad Industrial (CCPI). La cuarta presentación concluye el ciclo de talleres, en el marco del IV Concurso de Incentivo al Patentamiento Universidad de Chile 2011, el cual extendió el cierre de postulaciones hasta el al 30 de julio.
En medio de una histórica jornada de movilizaciones, el Auditorio Alberto Donoso recibió a un importante número de asistentes, que a pesar de las circunstancias concurrieron masivamente.
El Taller tuvo como objetivo explicar los alcances del proceso de patentamiento de innovaciones en el sistema universitario, donde el investigador identifique las potencialidades de protección industrial de los resultados de sus proyectos y determine en su área del conocimiento los tipos de patentes existentes.
El abogado y miembro de la CCPI, Rodrigo Cooper, abrió la jornada explicando los antecedentes generales de Propiedad Industrial, distinguiendo entre Diseño Industrial, Modelo de Utilidad, Secreto Industrial y Patente. A continuación, el Presidente de la CCPI, Eduardo Soto, expuso de manera práctica sobre las búsquedas en bases de datos de patentes, a partir de sitios web especializados.
Luego fue el turno del Coordinador de Propiedad Industrial de la VID, Fernando Venegas, quien explicó las bases del IV Concurso de Incentivo al Patentamiento y Transferencia Tecnológica, anunciando que el cierre en la fecha de postulación se extendió hasta el 30 de julio de 2011. Por último, el Coordinador de Transferencia Tecnológica de la VID, Marcelo González, detalló las líneas de financiamiento del Programa de Investigación Aplicada CORFO, INNOVA-Chile.
Como una vía para que la Universidad de Chile sea líder en patentamiento de I+D en nuestro país, Rodrigo Cooper propuso que la clave está en que las solicitudes de patentes equivalgan a un número determinado de publicaciones, para así evitar que los académicos divulguen sus investigaciones.
"Nosotros hemos estado dando la pelea muchos años con la Comisión de Calificación, para lograr que una solicitud de patentes de inventos presentada por un académico valga por un número específico de publicaciones ISI. Todas las universidades grandes que inventan, como la de California o Stanford lo hacen así. Es cierto que las patentes pueden o no ser concedidas y eso toma tiempo, pero ese es el riesgo que la Universidad tiene que correr. De lo contrario, nunca vamos a lograr que los investigadores sigan patentando", afirmó Cooper.
Complementando la importancia en apostar por el patentamiento, Eduardo Soto ejemplificó esta realidad con la experiencia de otra universidad estadounidense. "En los años 60, la Universidad de La Florida encargo a sus bioquímicos investigar por qué su equipo de fútbol americano perdía siempre. Ellos notaron que en el tercer y cuarto tiempo los jugadores perdían sal y potasio a través del sudor, así que elaboraron un hidratante que más tarde se convertiría en Gatorade. Con el tiempo dicha bebida le ha retribuido a la Universidad de Florida y sus inventores más de 80 Mi USD por conceptos de royalty, los que la Universidad ha invertido en investigación. Pepsicola es dueña de la marca vendiendo solo en el año 2001 más de 2.200 millones de dólares. Es solo un ejemplo del impacto de la protección de ideas en el sistema universitario ", concluyó.