COLUMNA DE OPINIÓN:

Senador Francisco Martínez: "Movimiento por la Educación en perspectiva"

Senador Martínez: Movimiento por la Educación en perspectiva
Senador Francisco Martínez, Académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas.  Ingeniero Civil de la Universidad de Chile, Master of Arts y Ph.D. de la U. de Leeds.
Senador Francisco Martínez, Académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. Ingeniero Civil de la Universidad de Chile, Master of Arts y Ph.D. de la U. de Leeds.

Más del 80% de los chilenos simpatizó con las demandas sobre educación que encabezan los estudiantes. El Presidente propone un cambio mayor en la política. ¿Se lo habría imaginado usted hace solo unos meses atrás? Lo cierto es que para muchos las demandas aparecían exageradas ya que significan destinar recursos importantes a la educación superior, varias veces lo que ha ofrecido el Ministro Lavín, ante lo cual los técnicos manifiestan gran preocupación y oposición por el impacto económico que esas medidas pueden causar.

También se ha dicho que son demandas con tinte ideológico, porque se establecen condiciones que obligarían al Estado a cambiar su rol subsidiario por uno con mayor responsabilidad sobre la calidad y equidad de la educación, y sobre la investigación y creación. Pues ahora la opinión pública manifiesta una opinión que aprueba dos cosas importantes: una mayor inversión en educación y un rol del Estado responsable. Por cierto, ninguna destruye el sistema social y económico actual, pero constituyen una modificación lo suficientemente importante para que el resultado sea esencialmente diferente.

Con esta opinión mayoritaria la ciudadanía le llama la atención a la clase política, haciéndole ver que en este asunto no ha logrado entender a tiempo la importancia de una reforma de verdad a la educación. No es la primera vez que ocurre. Se recordará por ejemplo que M. Bachelet llegó a ser candidata por las encuestas, que se institucionalizan las primarias en reemplazo de elección cupular de candidatos políticos y que recientemente una central térmica se reconsideró por clamor de la ciudadanía. Una vez más vemos que el rol del ciudadano en la política está cambiando gracias a las comunicaciones más rápidamente que nuestro sistema político, el que aún logra reformularse para acoger esas opiniones de manera digna y justa para quienes las formulan.

La estrategia más clásica es responder desde la cúpula del poder político (desde arriba) a las demandas entregando recursos (o promesas), tantos como sea necesario para garantizar recuperar la calma pública, evitando de paso las discusiones en términos de la ideas fundamentales de la sociedad que se construye con ese proceso de exigir-proveer; la ventaja es que se trata de un proceso controlado: la cúpula política puede capitalizar los beneficios (votos) y controlar los cambios; además es "eficiente", pues la solución se concentra finalmente en el Presidente como se vio esta semana.

Un problema evidente de esta estrategia es el aprendizaje inducido de exigir=obtener. Otra alternativa es la inversa (desde abajo), donde temas fundamentales se llevan a la acción política por la vía del plebiscito, proceso que permite la discusión y participación masiva de ciudadana en ciertas materias esenciales para la sociedad. Este proceso no está exento de dificultades, una de ellas es la potencial manipulación de la opinión pública vía una agresiva propaganda masiva o una radical acción minoritaria, otra es la proliferación de temas que se postularían como fundamentales.

Nuestra experiencia es exigua en plebiscitos, pero no menos fundamental en el caso del último plebiscito chileno; la experiencia internacional es más cuantiosa. Cabe destacar que el proceso observado en el tema de educación contó con la interesante y nada de trivial variante: la participación de las instituciones universitarias y sus rectores con propuestas concretas y (al menos en el caso de la Universidad de Chile), ampliamente discutidas y consensuadas internamente por mecanismos como el referéndum. Este elemento juega un rol significativo en la estabilidad del proceso al proveer una base acotada sobre las propuestas bajo discusión. Por otra parte también hace que la acción desde abajo reciba una consideración mayor desde arriba, lo cual también se ha notado en la valoración que las autoridades han dado al CRUCH en el proceso.

El resultado final está por verse, pero ya sabemos que las posibilidades de cada potencial salida son muy diferente al que parecía posible hace poco tiempo atrás, el proceso desde abajo ha inducido esta nueva situación con la participación de instituciones que a su vez realizaron procesos internos desde abajo.