Prof. Marcos Mora: Regulaciones en el mercado agroalimentario ¿son necesarias?

Prof. Marcos Mora: Regulaciones en el mercado agroalimentario
Prof. Marcos Mora, académico de la Fac. de Ciencias Agronómicas de la U. de Chile.
Prof. Marcos Mora, académico de la Fac. de Ciencias Agronómicas de la U. de Chile.

Para responder a la interrogante planteada es necesario tener presente que en Chile y en la mayoría de los países del mundo se ha optado por un modelo económico para lograr crecimiento y/o desarrollo de la sociedad en su conjunto, el cual se caracteriza por que la asignación de recursos la realiza el mercado. Evidentemente, en todos los países no opera con la misma intensidad, pero en general se reconoce al mercado como el principal asignador de recursos. Por otra parte, este mercado se puede organizar de diferentes formas en atención a las condiciones en las cuales le corresponde desarrollarse.

En este sentido, dichas formas pueden ser competitivas, vale decir, existen muchas empresas, ninguna de ellas tiene la fuerza suficiente para inferir en el precio final, existe abundante información y se comercializa un producto relativamente genérico o con escasa diferenciación, por ejemplo: los productores de trigo que le venden a un poder comprador o bien las exportaciones de fruta que se envían a USA, entre otras. Por otra parte, las formas pueden ser no tan competitivas como por ejemplo en el caso de las agroindustrias: algunas empresas vitivinícolas y lácteas de gran envergadura o bien algunos proveedores de insumos y equipos, que tienen una participación mayoritaria del mercado.

En este tipo de organizaciones existe la posibilidad de que se presenten asimetrías de información, la cuales favorecen a las empresas que dominan el mercado (mayor participación), la cuales podrían fijar una de las variables tácticas/estratégicas económicas más relevantes: EL PRECIO, para con ello aumentar o asegurar sus niveles de utilidad. Lo descrito podría traer consecuencias negativas, por ejemplo, en aquellos rubros agropecuarios en los cuales existen estos desbalances de poder, especialmente en aquellas estructuras de mercado en que hay, por un lado, una producción primaria compuesta de muchos productores y cada uno de ellos con un poder de mercado mínimo (productores de uva, productoras de leche, productoras de remolacha, etc.) y por otro lado, una industria transformadora que por lo general también tiene producción primaria propia, que concentra mercado (bodegas de vino, plantas lecheras, plantas azucareras, etc.).

También podemos señalar la relación cliente-supermercado, en el cual este último tiene un poder de mercado gigante. En consecuencia, si se optó por el modelo de mercado, hay que hacer todos los esfuerzos necesarios para que éste opere adecuadamente y así asegurar que el planteamiento de hacía Adam Smith hace bastantes años atrás, permita un justo beneficio económico como consecuencia de un intercambio voluntario. Entonces, sin pretender ser exhaustivos, veamos algunas sugerencias para asegurar un adecuado funcionamiento de este asignador de recursos, por lo menos en el mercado doméstico:

Primero, la Fiscalía Económica tiene una gran tarea, velar por que estas imperfecciones de mercado no se presenten, ojalá nunca. Por lo tanto, ésta debe estar dotada de recursos humanos calificados y materiales que le permitan hacer que el mercado realmente funcione. La vigilancia y atención permanente de concentración de mercado no sólo a nivel detallista, como en el caso de las farmacias, sino en toda la cadena y agentes debe ser una acción eficiente-preventiva. También, es relevante un rol regulador activo, insisto más preventivo, que se retroalimente de análisis económicos y sociales de los impactos que pueden generar la formación de focos de concentración de poder de mercado.

Segundo, potenciar y respaldar las organizaciones de defensa al consumidor, tanto para su generación como para su desarrollo. Actualmente, el poder de mercado que tiene la oferta es muy superior al que tiene cualquier consumidor por si sólo e incluso agrupado, lo cual requiere un llamado a los equilibrios.

Tercero en el caso de la relación producción primaria-agroindustria, generar instrumentos, conocidos y validados por los agentes participantes, que faciliten un intercambio transparente y voluntario de manera de lograr sustentabilidad en todos los agentes de esta cadena agroalimentaria.

Cuarto, generar sistemas de información eficaces que permitan desarrollar señales transparentes que lleguen efectivamente a los distintos agentes que participan de los diferentes mercados y contribuir a eliminar las brechas de información (producción, transformación, servicios de apoyo, proveedores, comercializadores mayoristas y detallistas, consumidores finales).

Finalmente, resaltar claramente que el mercado como modelo económico debiese estar vigilado-regulado permanentemente en un contexto más preventivo que sancionador, ya que si se cae en lo segundo solamente, se pueden generar situaciones altamente negativas sobre todo para las pequeñas y medianas empresas agropecuarias de las cuales es muy difícil reponerse.

Marcos Mora G.
Director
Departamento de Economía Agraria
Facultad de Ciencias Agronómicas
Universidad de Chile