Maurice Blanc, Doctor en Sociología:

"La Universidad no logra tener un rol legitimador en los sectores populares".

Entrevista al Dr. Maurice Blanc.
Dr. Maurice Blanc (Fuente: 6ta Escuela Chile-Francia).
Dr. Maurice Blanc (Fuente: 6ta Escuela Chile-Francia).

En el contexto de la ceremonia de inauguración del año Académico de los programas de Doctorado en Ciencias Sociales y Magíster en Ciencias Sociales mención Sociología de la Modernización, el Departamento de Sociología invitó al Dr. Maurice Blanc quién dictó la conferencia “Los movimientos sociales estudiantiles y el poder político: algunas lecciones de Mayo 68 en Francia”, con la presencia de investigadores, profesores y estudiantes de la Facultad.

Dado la importancia de su visita, conversamos con el Dr. Maurice Blanc para hacer una breve reseña de su vida y rescatar algunos de los temas expuestos durante la charla.

Maurice Blanc (1943) nace en Perpignan, un pueblo al sur de Francia cerca de la frontera española. Durante Mayo del 68, cursa su tercer año de sociología en la Universidad de Toulouse y desde entonces se declara Cristiano y Marxista.Además conoce y se interesa por las teorías de Paulo Freire, como también por el rol de la cultura en el cambio social.

A diferencia de Paris, en el año 1968, Toulouse tiene una cultura política muy influenciada por la Guerra Civil Española, siendo capital de los Republicanos en exilio. También es una ciudad que posee industrias de alta tecnologías, con un contacto bastante fluido entre estudiantes y técnicos, pero con desconfianzas entre obreros y estudiantes.

Hoy es profesor Emérito de la Universidad de Estrasburgo (2008) y profesor de Sociología Urbana, lo que influye sobre su lectura de Mayo de 68.

- Luego de haber participado en las movilizaciones de Mayo del 68 como estudiante, usted continuó trabajando dentro del sistema universitario que tanto se criticaba. ¿Cómo ve usted esa relación? 
- “Creo que es un proceso contradictorio. Por una parte, las instituciones universitarias no pueden desentenderse de los estudiantes y sus preocupaciones, pero, por otra parte, están envueltas en una burocracia estática que hace que se encuentren en esta contradicción. A menudo hay una relación conflictiva entre la administración universitaria y los estudiantes porque cada uno de ellos tiene sus intereses y prioridades, lo que genera desconfianzas y malentendidos sobre lo que hace el otro, haciendo el diálogo más difícil y en consecuencia la cooperación también. Personalmente, cuando fui Director de la Escuela Doctoral, busqué limitar el proceso burocrático y crear espacios de libertad para los estudiantes de postgrado. Pero eso es un combate permanente con la burocracia”.

- En la conferencia, usted diferenció al movimiento estudiantil del movimiento popular. ¿A qué se debe esta diferencia?
- “Uno de los mayores problemas de lo que podríamos llamarla Democratización de la Universidad, -quiere decir la Universidad que no está reservada a los hijos de la burguesía sino que la que acoge a los jóvenes provenientes de sectores populares- es cómo podemos permitirles a los jóvenes hacer sus estudios y ocupar empleos que, de otra manera, no podrían alcanzar sin que renuncien o traicionen a su cultura de origen. Desde mi punto de vista, es un proceso difícil y contradictorio donde la universidad no logra tener un rol legitimador en los sectores populares, mientras que lo académico no admite lo popular porque éste no domina su lenguaje. Esto resulta en un trabajo de mediación y traducción entre diferentes grupos sociales y diferentes culturas”.

- Hoy en día, frente a problemas sociales distintos de Mayo del 68, ¿de qué nos sirve este tipo de análisis?
- “Creo que estos análisis pueden servir como punto de comparación y de ubicación. No para copiar un ideal a alcanzar, sino para decir esto es lo que pudieron hacer en su contexto y ver cómo lo podemos adaptar a otros contextos, a otras situaciones. Pero sobre todo, no copiarlos. Hay todo un discurso del Banco Mundial y de organismos internacionales sobre el hecho de que hay que identificar las “buenas prácticas” y difundirlas. Estoy complemente opuesto a esos discursos debido a que una “buena práctica” está adaptada a una situación precisa y que si tomamos una “buena práctica” en otro lugar, eso se podría volver una mala práctica porque no está adaptada al contexto. Creo que no debemos reproducir lo hecho, aún cuando puede ser una buena fuente de inspiración.