Prof. Tito Ureta: El adiós a un hombre que hizo del mérito y la excelencia motores de vida

El adiós de la U. de Chile al Maestro Tito Ureta Aravena
Prof. Tito Ureta Aravena.
Prof. Tito Ureta Aravena.

"El Prof. Tito Ureta ha dejado en la Universidad de Chile una estela imborrable, por eso hoy lo despedimos con dolor, pero también con un profundo agradecimiento por la generosidad, pasión y entrega con las que investigó y formó a innumerables generaciones de científicos. La Casa de Bello tuvo el honor de ser el espacio desde el cual el Prof. Tito Ureta -al igual que otros tantos insignes científicos y humanistas- proyectó su trabajo", manifestó el Rector Pérez Vera luego de que este científico chileno y maestro de la U. de Chile falleciera el pasado sábado 9 de junio.  

A nombre de la comunidad universitaria el Rector agregó: "Fue un hombre que en su vida enalteció los principios que mueven a esta Casa de Estudios, pues toda su historia tiene que ver con la meritocracia y la excelencia al servicio del país.".

Desde esta Universidad el Prof. Ureta realizó investigación pionera para el avance de la Bioquímica en el país y formó a generaciones de científicos, primero como académico -por cerca de 15 años- de la Facultad de Medicina; y luego como profesor -por más de 30 años- de la Facultad de Ciencias. Las Facultades de Ciencias Físicas y Matemáticas y de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la U. de Chile también contaron con su maestría en sus aulas.

Rectora (S) Devés: "La U. de Chile existe para ser el lugar en que las personas como Tito Ureta trabajen por su país"

"Tristeza profunda, agradecimiento, orgullo y por sobre todo compromiso" expresó en el funeral del Prof. Tito Ureta la Rectora (S) Rosa Devés, quien en la ocasión ofreció unas palabras en representación de la U. de Chile.

"Tristeza, porque lo queríamos entrañablemente. Nos costará acostumbrarnos a la ausencia de su inteligencia, su espíritu laborioso, su juicio crítico, su figura elegante y sobria. Siempre presente en las  actividades que nos congregaban (...) Ahí estaba: expectante, concentrado, alegre,  enarbolando su bandera azul", rememoró la Dra. Devés.

También agradecimiento -añadió- "por la entrega de su talento y su energía a la Universidad de Chile y por su fidelidad a la disciplina que tanto le apasionó, la bioquímica. Desde la bioquímica construyó su saber académico ilustrado, poniéndolo al servicio de la Universidad y, a través de ésta, del país". 

"La Universidad de Chile existe para ser el lugar en  que las personas como Tito Ureta trabajen por su país, también existe para que los niños, como aquel que alguna vez fue Tito, puedan tener la oportunidad de servir a su patria", concluyó la Rectora (S).

Un hijo de la Educación Pública

En 1963 el Prof. Tito Ureta se tituló de Médico-Cirujano en la U. de Chile y en 1960 se integró al grupo de investigación del Dr. Hermann Niemeyer, también académico de esta Casa de Estudios. Dentro de su extensa y prolífera trayectoria destacó su postdoctorado en la Rockefeller University de Nueva York, oportunidad en que trabajó en el laboratorio del Premio Nobel de Medicina Fritz Lipmann.

"La Universidad ha sido para mí el mejor sitio para el discurrir de la vida", decía el año 2010 un emocionado Prof. Tito Ureta. Era el día en que recibió la Medalla Juvenal Hernández Jaque, Mención Ciencia y Tecnología, como reconocimiento a una excelsa y prolífera trayectoria en la U. de Chile.

Entonces, quienes asistieron a esa ceremonia institucional pudieron escuchar de primera persona una conmovedora historia de esfuerzo, meritocracia y excelencia académica. Proveniente de una familia iquiqueña modesta, con una madre "luchadora y decidida a que sus tres hijos lograran, mediante la educación, vivir una vida digna" -según sus propias palabras- se trasladó a Santiago luego de abandonar la Escuela Normal. A sus cortos dieciséis años, sin educación secundaria completa y obligado por las circunstancias a buscar trabajo, "logré un puesto de junior en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile", recordaba el académico.

Su talento y las ansias de mayores conocimientos lo llevaron entonces a matricularse en el quinto año en un liceo nocturno y luego en el sexto año del Liceo Lastarria, manteniendo su trabajo en el Hospital, pero en horario nocturno. Así llegó a ser alumno de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile y posteriormente, a transformarse en la eminencia que hoy constituye su nombre. Destacadas publicaciones y reconocimientos a su trabajo dan cuenta de ello.

Decano Cifuentes: "Su gran conocimiento científico y cultura lo convirtieron en una persona excepcional"

El Decano de la Facultad de Ciencias, Dr. Víctor Cifuentes Guzmán, destacó la brillante carrera académica del Dr. Tito Ureta, señalando que "su alto grado de compromiso, los distinguidos servicios prestados a nuestra Casa de Estudios, al país y a la ciencia, su gran espíritu humanista y excelso ideario ético, son una muestra del prestigio que brindó a nuestra institución".

El Dr. Cifuentes valoró también su dedicación a la ciencia y a la formación de científicos "entregando los más altos valores de compromiso, rigurosidad y ética a sus discípulos". La autoridad académica recordó que el Prof. Ureta fue un hombre múltiple, que desarrolló muchas actividades y que su secreto fue siempre trabajar mucho. Añadió que fue un pensador "preocupado del desarrollo de sus alumnos, no sólo en los aspectos académicos sino que también humanos, formando científicos íntegros de acuerdo a sus valores".

Finalmente, a nombre de la Facultad de Ciencias, el Decano Cifuentes agradeció "el prestigio y la enseñanza que el Dr. Tito Ureta entregó a través de toda su labor académica y humana".

En su paso por la Escuela Normal el Prof. Tito Ureta aprendió a tocar violín, "así pude ingresar irreversiblemente al fabuloso mundo de la música", manifestó en una oportunidad. Por eso, por más de dos décadas estuvo abonado a los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Chile, manifestando siempre un gran aprecio por los integrantes de este cuerpo estable de la U. de Chile. De este modo, no sólo se hizo conocido entre muchos de sus músicos, sino también se ganó su cariño. Por este motivo, hoy ellos también se suman al sentido pesar de esta Institución. 

Citamos sus palabras para traerlo nuevamente, en recuerdos, a estas aulas:

"Debajo de mi delantal blanco llevo una túnica azul. La Universidad de Chile ha sido para mí el mejor sitio para el discurrir de la vida. Además de educarme invirtió dinero en enviarme al extranjero para pulir, hasta donde fue posible, mis asperezas académicas. Me dio la libertad de pensar sin mayores interferencias excepto en el período en que la Universidad fue intervenida. Logró entusiasmarme al mostrarme un camino de verdad, de belleza, de realización plena. Para ello solo me exigió el voto de pobreza, pero no el de obediencia, ni menos el de castidad. Al caer las sombras del crepúsculo diré con el salmista: nunc dimitis, con la alegría de haber cumplido el imperativo de excelencia hasta donde mis capacidades lo permitieron. Pero especialmente porque me dio la posibilidad de recorrer la vida, día y noche, al enseñarme que hay más para ver que lo que puedo ver, que hay más para expresar que lo que puedo decir, pero aún más para mantenerme en silencio".