Un dato, un documento o registro original de cualquier acontecimiento conservado es sujeto de archivo. Esta fuente primaria de investigación, constituye el primer peldaño en la construcción de un patrimonio histórico, entendido como un bien natural o jurídico -material o inmaterial- de un compendio cultural, tecnológico o personal que se traspasa en el tiempo. Es por el estudio y articulación de estos registros primarios que existe la interpretación histórica, la reseña cultural y/o el testimonio de los hechos. De ellos depende la reconstrucción de la heredad y la pertenencia individual y colectiva a un compendio cultural. La relación entre archivo y patrimonio, por tanto, es evidente; pero la disciplina de la archivística se mantiene aún hoy con un escaso reconocimiento como reserva de cultura en si misma.
Como una manera de subsanar su poca valoración y por ende, el riesgo de extravío o invisibilización de un valioso registro primario (como las piedras de un edificio), el Archivo Central Andrés Bello incluyó el tema "Archivos y Patrimonio, una relación poco explorada", en su Ciclo de Charlas Patrimoniales. La exposición estuvo a cargo de la presidenta de Archivos Sin Fronteras- Chile, Pilar Díaz Ellis; licenciada en historia de la Universidad Católica de Valparaíso y Master en Archivística de la Universidad Carlos III de Madrid.
La urgente necesidad de sistematizar, normar y capacitar
El Archivo de documentos creado por la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, FECH, en la segunda mitad del siglo XX, sirvió de marco ejemplificador para las materias que abordaron la tridimensionalidad de los archivos en cuanto soporte, contenido y contexto. Entre ellos, la falta de una legislación específica que sistematice, coordine, resguarde, de visibilidad y norme el acceso a los diversos repositorios existentes en el país. Asimismo, la necesidad de contar con políticas públicas en torno a la disciplina, y por último el requerimiento creciente de establecer capacitaciones para unificar nomenclaturas de códigos y decodificaciones; como de otras técnicas pertinentes a la disciplina del archivero, distintas a las aplicadas en bibliotecología. Poner en contacto a públicos específicos con documentos originales de los archivos como sede de los fondos documentales, implica una doble responsabilidad compartida frente a la autenticidad del más humilde documento surgido de una iniciativa ciudadana, como del emitido por las grandes instituciones públicas. Un archivo bien organizado y resguardado, constituye un testimonio irreemplazable de nuestro pasado y una evidencia testimonial del camino hacia el futuro.
