El rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez, realizó un ferviente defensa de la educación pública en el país y criticó duramente a quienes no quieren escuchar las demandas del movimiento estudiantil.
Pérez fue el orador principal del acto con que la Universidad de Chile celebró sus 170 años de vida.
La autoridad académica pronunció un largo discurso en cuya primera parte denunció la existencia de unaprofunda desigualdad social y de género en el país, y profundizó en las graves consecuencias que ellas tienen para el futuro desarrollo del país.
En ese sentido, recordó que año pasado el tema se puso visiblemente en la agenda nacional con el movimiento estudiantil.
"La voz estrepitosa que exigió educación pública de calidad, que acusó y denunció los fines de lucro que, contra la legalidad vigente, ostentan desde hace años y mayoritariamente las nuevas universidades privadas se hizo oír con energía y convencimiento", señaló el rector.
Sin embargo, se quejó de que "quienes deben prestar oídos, por estar situados en los lugares de decisión respecto de las políticas públicas, no lo han hecho y no lo hacen".
Es más, sostuvo que hay mucho interés en no cambiar las cosas manteniendo el actual sistema. "El interés fundamental que percibimos, propiciado desde los niveles de decisión se dirige a la consolidación del modelo mercantil de la educación: educación de mercado para el mercado, subsidio a la demanda que legitima la entrega de dineros fiscales a la educación privada sin mayores condiciones ni limitaciones, sin ningún control de parte de la Contraloría General de la República, y con total falta de transparencia del uso de recursos que son de todos los chilenos", sostuvo.
"Entre los argumentos que se esgrimen para debilitar y desacreditar la educación pública está el de la libertad de enseñanza. Una noción abstractamente válida, sin embargo cuando se la usa en la discusión y se la invoca como principio de política pública en el campo educacional, lo que en realidad se está propulsando son niveles cada vez más acentuados de segregación social y de cohesión ideológica de los grupos dominantes del país", señaló Pérez.
"La ceguera con que se insiste en esto, sin hacer un ejercicio de reflexión desde esos mismos grupos, equivale a una insensatez social e histórica. Y esa imprudencia apunta al corazón de la democracia", reflexionó.