De este número de la revista me interesa resaltar la vocación latinoamericana que evidencia en los temas que aborda desde una perspectiva de género. Las políticas públicas hacia sectores vulnerables, la pobreza, la marginalidad y la violencia son sin duda problemas característicos de nuestras sociedades.
Me interesa resaltar una dimensión de esta vocación latinoamericana, no solo en lo referente a las temáticas que se tocan sino en la propuesta de una mirada propia que permite abrir las perspectivas con que se ha analizado el género, ya no desde la adopción acrítica de teorías surgidas de realidades primer mundistas -especialmente aquellas referidas al género y desarrollo- que solo ven subordinación en la vida de las mujeres del tercer mundo y que la pobreza material la entienden como pobreza de vida.
En relación a esta perspectiva, situada en América Latina, me referiré a dos artículos, uno de la segunda parte sobre violencias de género, y otro sobre el cancionero Chicha que está en la tercera parte de la revista aquella que se refiere a la deconstrucción de la dominación. Tomo estos artículos, ya que veo allí un potencial inmenso para enriquecer los estudios de género, poniendo en el tapete - a partir de datos concretos de la realidad que cuestionan los estereotipos dominantes sobre la femineidad - la capacidad de agencia y protagonismo de las mujeres allí donde otros han tendido a ver solo víctimas de la discriminación, la pobreza y la violencia; invisibilizando sus capacidades de resistencia y de reinventar sus vidas, subvirtiendo, de manera simbólica o real los mandatos culturales de género.
Sin duda la violencia contra la mujer ha sido uno de los grandes temas denunciados por el feminismo y con sobradas razones. Lo violento se asocia a lo masculino y en general parece no cuestionarse esta asociación. No obstante, también existen mujeres que practican violencia ya sea para defenderse ellas y sus familias, para desahogarse o establecer respeto hacia ellas; son mujeres que están "rehaciendo género" como dice Antonieta Beltrán en su artículo , mujeres " que no se ajustan a las normas establecidas; más bien las transgreden y con ello forman un tipo de femineidad alternativa".
Por su parte, Pilar Clemente da cuenta de la dominación deconstruída desde la música Chicha, una música mestiza y de mestizos, de migrantes pobres andinos a las grandes ciudades donde se los marginaliza pero ellos se hacen visibles, no solo en sus localidades sino a nivel global a través del uso de internet, desde donde difunden su música, que va acompañada de una estética que los particulariza. Hombres y mujeres, chicheros y chicheras en las letras de sus canciones reivindican una mirada propia, sincrética y en el caso de las mujeres, se subvierte los valores tradicionales, tanto del patriarcado como del feminismo; por ejemplo "Las chicas mañaneras" reivindican la soltería de la mujer y su posibilidad de sentirse libre de hacer, de vivir, de beber; otras canciones muestran la maternidad como una fortaleza más que como un cautiverio a diferencia de lo planteado por el feminismo occidental. Desde su lugar, como mujeres de grupos que han sido y siguen siendo discriminados por su origen étnico y por su pobreza, que en general son percibidas y estereotipadas como víctimas inermes de la violencia, del machismo, del abandono de sus parejas las cantantes de música chicha "logran una transacción metafórica en un nuevo rol más activo e independiente el cual parece ser aceptado por sus colegas masculinos", dice Pilar Clemente
Estos dos artículos muestran una cara diferente a la caricatura que se ha hecho de las mujeres pobres de nuestros países en el cine y en la cual han caído también algunas feministas europeas y norteamericanas.
Finalmente, quiero hacer un comentario sobre las reseñas, aquí es de destacar que no se reseña libros, se habla de cultura en un sentido amplio, por una parte de la música, Anita Tijoux en su disco 1977; y de sexualidad. Hija de Perra pone en el tapete el tema de la sexualidad desde una mirada desenfadada, con un lenguaje corrosivo, alejado del lenguaje académico pero con mucha información científica y gran conocimiento de la información de la coyuntura sobre sexualidades y discriminación. Instala una interesante y mordaz crítica a nuestra "cultura", a partir de una mirada escudriñadora y sin piedad al programa de Kike Morandé, y de paso a la sexualidad de los chilenos y chilenas, denunciando la excesiva preocupación por la sexualidad gay y lesbiana, pero sin analizar la miserable vida sexual de muchos heterosexuales, atrapados en valores que la norman y reducen a objetivos reproductivos y formativos.
Por último quiero, felicitar nuevamente al equipo encargado de la edición de Punto Género e invitarlas a persistir en el perfil latinoamericano de la apuesta de la revista para convertirse en un referente para los estudios de género, que convoque a investigadores e investigadoras, jóvenes y consagradas, del continente a escribir en ella. Soy una convencida que desde este lugar del mundo, es posible hacer contribuciones importantes a los estudios de género si somos capaces de encontrar fortalezas donde otros solo ven debilidad y visibilizar resistencias y protagonismos bajo la aparente victimización.