Discurso Inaugural de Año Académico 2013 por Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile, Marcelo Arnold:

'El compromiso público es una premisa intransable para nuestra Facultad'

Discurso Inaugural y Cuenta Pública 2013 por Decano Marcelo Arnold
Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Sr. Marcelo Arnold.
Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Sr. Marcelo Arnold.

Ciertamente ello no es una declaración de intenciones, nuestro trabajo ha sido (y es) asegurar la factibilidad de estos propósitos. En eso nos hemos empeñado durante estos últimos siete años. El año 2006, cuando asumimos la decanatura, la Facultad culminaba un doloroso proceso de reestructuración. De ahí en adelante, la comunidad ha sido testigo de un sostenido ordenamiento administrativo y financiero así como de mejoras, hasta donde ha sido posible, de las condiciones para desempeñar nuestras funciones de docencia, investigación y vinculación con el medio. Estos cambios se han apoyado con el decidido compromiso de nuestros colaboradores, y especialmente de quienes se desempeñan en las funciones directivas o que participan en las distintas comisiones de la Facultad; sin su colaboración, sería imposible enunciar logros. En este sentido, cómo no recordar el compromiso de nuestro colega Rodrigo González, joven académico y Director de Extensión, cuya temprana partida aún seguimos lamentando.

Sin duda el personal de colaboración ha sido fundamental para nuestra gestión; son ellos quienes permiten que esta organización funcione y que cada día sea posible desarrollar nuestras actividades. Agradezco en forma destacada la lealtad institucional de sus representantes. Ese estamento ha visto incrementado su nivel de profesionalismo y mejoradas sus condiciones de calidad laboral (aunque no todo lo que quisiéramos). A fines del año pasado, el 85 por ciento del personal de colaboración fue capacitado para prevenir problemas asociados a riesgos psicolaborales. Esta actividad obedeció a una política de capacitación que busca proteger la salud de sus funcionarios. También los estudiantes, y sus representantes, aunque sin abandonar su mirada crítica, han inspirado nuestros cambios y consolidado muchas transformaciones en la FACSO, especialmente en lo que tiene que ver con ampliar y apoyar sus iniciativas académicas y considerar sus opiniones con respecto a nuestras actividades docentes.

Producir estabilidad administrativa, económica y académica, nos ha permitido crecer y desarrollar iniciativas pioneras, motivarnos con proyectos desafiantes y avanzar en el posicionamiento a nivel latinoamericano. Hemos realizado bastantes avances. Entre otros, el año pasado la Facultad, en colaboración con una red de universidades, albergó el Tercer Congreso

Latinoamericano de Antropología; luego, cerca de 400 investigadores se dieron cita en el IX Seminario Internacional de la Red ESTRADO, y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales realizó el seminario internacional "Políticas, sujetos y movimientos sociales en el nuevo escenario latinoamericano". También se llevaron a cabo en la Facultad el seminario "Perspectivas contemporáneas de investigación en torno al problema de la inclusión y la exclusión en las ciencias sociales", el Seminario‐Taller Internacional "Vulnerabilidades en Emergencia: Las nuevas y viejas vulnerabilidades en situaciones de desastres socionaturales", que organizaron el Subprograma Domeyko Política, Pobreza y Exclusión Social y el Centro de Investigación en Vulnerabilidades y Desastres Socionaturales, y muchos otros. Este año nuestro desafío adquiere una impresionante magnitud. El XXIX Congreso Latinoamericano de Sociología, a realizarse en unos meses, será el más grande realizado hasta el momento. Pero no ha sido solo eso, este evento se ha producido en una red colaborativa de instituciones universitarias que representan a todo el país y en la cual nuestros académicos han ocupado roles protagónicos. Sin duda también nuestra presencia a nivel nacional ha mejorado significativamente.

Todo lo anterior se agrega a una creciente vinculación de nuestros programas con instituciones extranjeras y a una fluida circulación de profesores visitantes. Solo a través del PIBC, y el apoyo de la Escuela de Postgrado, el año pasado se contó con la presencia de doce académicos extranjeros. Pero también contabilizamos la cada vez más frecuente presencia de académicos de la Facultad en centros extranjeros, lo que se acompaña de una importante y creciente producción propia de revistas, libros y artículos.

Un reflejo de la calidad de nuestros programas se expresa en nuestros doctorados. Así el Doctorado en Psicología, en la última versión del concurso para Becas para Estudios de Doctorado en Chile de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, concentró casi el 50% de los estudiantes interesados en cursar estudios de doctorado en esa disciplina. Por su parte, el Doctorado en Ciencias Sociales se adjudicó un proyecto MECESUP destinado a fortalecer la interdisciplinariedad, la internacionalización y a avanzar en la innovadora propuesta metodológica que ha sido el sello que lo distingue.

Todas estas condiciones se enmarcan en una política de Facultad orientada explícitamente por los principios de la excelencia, transparencia, participación y compromiso social, opción que ha sido apoyada con dedicación e innovación por gran parte de nuestra comunidad. Debemos recordar que, aunque la Universidad de Chile es la cuna de las disciplinas que componen nuestra Facultad, eso no ha sido garantía de su desarrollo. A consecuencia del golpe de estado la intervención de nuestra institución tuvo por epicentro a nuestras comunidades; tiempo después, en democracia, la precariedad presupuestaria y la falta de sensibilidad ante nuestro quehacer nos han afectado de manera importante. Hemos sufrido directamente el abandono de la educación pública por parte del país.

Afortunadamente hoy podemos decir que, al menos a nivel de nuestra Universidad, se ha producido un vuelco cuando, después de muchos años, se ha reconocido la inequidad presupuestaria que nos aqueja e iniciado el mejoramiento de nuestro presupuesto. Esto, junto con los aportes de la Iniciativa Bicentenario JGM, nos permitirá enfrentar con mayor solvencia nuestros proyectos de desarrollo (cabe agradecer a las autoridades, Rector y Consejo Universitario). Sabemos que esto no es suficiente y que por supuesto un nuevo trato para las universidades públicas es urgente, pero al menos podemos enfrentar nuestros desafíos en condiciones menos precarias.

En la medida que sigamos aportando decidida y sostenidamente a la inclusión de académicos en las decisiones administrativo‐académicas, fomentando la transparencia en nuestros procesos, fortaleciendo la capacidad decisoria y consultiva del Consejo de la Facultad, contaremos con departamentos, escuelas y comunidades disciplinarias que, en concordancia con nuestras políticas de empoderamiento y descentralización, incorporarán en sus prácticas altos niveles de autonomía, debate y participación interna. Ahora nuestros nuevos desafíos consisten en producir y fortalecer espacios interdepartamentales, donde se fomenten nuestras formas de construcción de conocimientos y propuestas de acción y cambio. Estamos convencidos de que los problemas que enfrenta nuestro país requieren un trabajo inter y transdisciplinario y nosotros debemos generar las condiciones organizacionales para desarrollarlo.

En este último tiempo, la Facultad está incrementando significativamente su planta académica y funcionaria, esta última cada vez más profesionalizada. Estas acciones se han acompañado con reforzar la calidad del trabajo académico, promover a los profesores a jerarquías superiores, seleccionarlos a través de concursos, concentrar sus jornadas y mejorar sus remuneraciones. Es por ello que se ha fortalecido la Dirección Académica de la Facultad, la cual, junto con la Vicedecanatura, han desarrollado iniciativas relevantes, inéditas en la historia de la Facultad, promoviendo políticas con respecto a las prestaciones académicas en función de la equidad, transparencia y dignidad de estas funciones. Con ese mismo fin se discutieron medidas para regular nuestras formas de contratación de académicos y funcionarios y para disminuir las brechas salariales.

Estos esfuerzos, no exentos de limitaciones, se deben a que deseamos contar con una planta académica concentrada en las funciones universitarias ordinarias, distribuida equilibradamente entre las distintas jerarquías académicas, que sea poseedora de las más altas calificaciones y que cuente con mejores condiciones de trabajo y niveles de remuneración adecuados. De esta manera, creemos, nos posicionaremos en los puestos de liderazgo a los que aspiramos, revitalizando nuestras disciplinas y su contribución al país.

Así, la FACSO empieza a experimentar un crecimiento significativo de su población académica, funcionaria y estudiantil (que en el caso de los programas de postgrado ha significado triplicarlos en pocos años y avanzar en la duplicación de los de pregrado). Sólo con respecto a los programas de postgrado, durante el año 2012, se diseñaron cinco nuevos programas de magíster. No hay duda de que somos la Facultad de Ciencias Sociales más importante del país en complejidad y variedad de programas y nuestra expansión responde, ni más ni menos, a la responsabilidad que tenemos ante la sociedad, las familias y los miles de jóvenes que quieren estudiar en nuestra Universidad.

Conscientes de los límites de esta expansión, el año 2010 el Consejo de Facultad ratificó nuestra propuesta de invertir en duplicar nuestro espacio con la construcción de un edificio para el desarrollo de las ciencias sociales, cuya construcción se iniciará este año y que esperamos se encuentre en funcionamiento durante el 2015. Importa destacar que esta iniciativa ha sido desarrollada, con mucha dedicación y profesionalismo, por representantes de todos los estamentos y del cuerpo directivo.

Simultáneamente, seguimos fortaleciendo nuestra estructura organizacional, reforzando las escuelas de pre y postgrado y los departamentos (que recién el año pasado renovaron a sus directores). Las iniciativas no cesan: someter nuestras actividades de extensión a los estándares ISO, diversificar las plataformas y redes donde se promuevan y difundan nuestras actividades, implementar el sistema UCampus, desarrollar un canal YouTube en la Facultad, robustecer y diversificar las prestaciones de la Dirección de Asuntos Estudiantiles y el impulso para la pronta recuperación de la carrera de Trabajo Social, constituyen ejemplos de adelantos originales en esta materia. También se ha abordado responsablemente la demanda de equidad en el ingreso de estudiantes, iniciativa que fue replicada por otras unidades de la Universidad, y el apoyo a la inserción de las carreras de pedagogía en una estructura organizacional más adecuada para su desarrollo.

Estamos lejos de nuestras expectativas, pero estamos avanzando. Muchos de nuestros logros son reconocidos por miradas externas. Tenemos prácticamente todos nuestros programas de postgrado acreditados y, en el último tiempo, con mayores estándares de acreditación; lo mismo ocurre con todas nuestras carreras de pregrado, todas acreditadas en un nivel superior. Nuestra carrera de Psicología, por ejemplo, está situada entre las mejores a nivel nacional, según la cuarta versión del Estudio de Calidad del Sistema de Educación Superior en Chile, mientras que la consultora internacional en educación superior QS, la situó entre las cien mejores del mundo y entre las cinco más importantes de Latinoamérica. Otra señal de calidad de nuestra enseñanza es el alto porcentaje de estudiantes de la FACSO que obtiene becas para proseguir estudios de postgrado, así como la cantidad de beneficiados con becas para estudios superiores que ingresan a nuestros programas.

En paralelo, aumenta nuestra presencia en proyectos y fondos concursables. El año pasado las investigaciones adjudicadas se duplicaron, en particular los Fondecyt. El impacto de estas investigaciones también beneficiará a estudiantes de pregrado y postgrado de la FACSO interesados en desarrollar sus tesis en temas afines. También cuatro proyectos de investigación posdoctoral asociados a la Facultad fueron adjudicados. El Departamento de Sociología alberga un nuevo proyecto Anillos de Investigación sobre las transformaciones socioeconómicas, sociopolíticas y socioculturales de los y las jóvenes en el Chile contemporáneo, en el cual participan siete universidades y dos centros de estudios nacionales, y una alianza entre académicos de Psicología y Sociología, con el apoyo del PIBC, desarrolla un estudio sobre malestar en la cultura, salud mental y vida cotidiana en Chile. Asimismo, el Departamento de Antropología de la Universidad de Chile, la Asociación Chilena pro Naciones Unidas y la Fundación Marista de Solidaridad Internacional, unieron fuerzas para crear un Observatorio de la Niñez y la Adolescencia.

Mientras tanto, la cantidad de académicos y postgraduados que producen publicaciones indexadas o de corriente principal aumenta aceleradamente y existe, además, un efectivo interés por implementar nuestras prestaciones académicas en otros centros nacionales y extranjeros, aunque, en tal sentido, la fronda de la normativa universitaria ha aminorado sustantivamente estas iniciativas, en las cuales el Departamento de Educación tiene la mejor posición.

Pero no todo es academia o gestión. La aspiración de la FACSO, muy bien reflejada en su PDI, en los Proyectos de Desarrollo de los Departamentos y Escuelas y en nuestros Planes de Mejoramiento obligan a armonizar el liderazgo académico y disciplinario que ansiamos con el compromiso con la sociedad, especialmente para nutrir las demandas sociales con argumentos y propuestas con visión de país. El compromiso público es una premisa intransable para esta Facultad. La voluntad de sus miembros de participar y aportar a las transformaciones sociales y a los movimientos que las promueven constituye su sello. Por eso su presencia se expresa no solo en las movilizaciones sociales y la crítica social, sino también en la producción de alternativas y en una cada vez más recurrente exposición de nuestros académicos en los medios de comunicación.

Ciertamente, esta cuenta enfatiza logros y avances, pero ello no implica ignorar dificultades y retrasos en algunos proyectos. Ello ha desencadenado muchas frustraciones (como es el caso de la fallida entrega en marzo de los aularios con los cuales íbamos a recibir a nuestros nuevos estudiantes). Por otra parte, bien lo sabemos, cambiar prácticas y sostenerlas es difícil, los obstáculos e incomprensiones que se deben enfrentar nunca cesan y los contextos no siempre son favorables.

Los atisbos de desconfianza, pesimismo crítico y pasividad no están del todo ausentes en nuestra comunidad. Sin embargo, la Facultad se aprecia significativamente mejor que lo que era y la composición de su comunidad académica, equitativa en género y con edades más bajas que el promedio universitario, constituye en un enorme potencial. Más aun cuando tenemos por delante una nueva infraestructura, mejores políticas de incentivos, nuevos programas académicos, y sobre todo una gran experiencia acumulada que nos hace suponer que sí es posible que seamos una de las más importantes facultades de ciencias sociales de la región latinoamericana y, desde allí, un efectivo aporte a la sociedad.

En fin, en este año de finalización de mi período como Decano, solo puedo reafirmar el compromiso asumido y poder decir con ustedes: ¡Viva nuestra Facultad de Ciencias Sociales, pública y de calidad!