Mis antecedentes sobre Maya Plisetskaya

Mis antecedentes sobre Maya Plisetskaya
Gigi y Maya Plisetskaya en Rennes, Francia, durante la creación de La Folle de Chaillot.
Gigi y Maya Plisetskaya en Rennes, Francia, durante la creación de La Folle de Chaillot.

La primera vez que me encontré con Maya fue en Moscú, cuando realizaba mis estudios en el Bolshoi. Recién salido de la escuela de coreografía yo miraba a Maya trabajar en la clase del gran Asaf Messerer y evidentemente danzando sobre el escenario. De lejos, como uno mira las estrellas en el cielo. En ese momento de mi vida, jamás habría pensado seguir un día, de cerca, este astro incandescente… Este fue un encuentro a distancia, yo alumno, ella, inaccesible estrella brillante…

El segundo encuentro fue en París poco después de mi llegada a Francia. Pierre Cardin me había pedido bailar para Maya que estaba de paso en la capital. Recuerdo haber experimentado enormes emociones. Ella, una leyenda clásica, yo, tan fuera de los senderos habituales. Yo, sobre el escenario, ella, en la sala. A medida que transcurría el tiempo, yo temblaba de excitación. Pero cuando comencé a bailar, sentí que la corriente pasaba. A pesar del esfuerzo era como nadar en un mar caliente y planear en un cielo azul al mismo tiempo. Y luego de haber terminado, cuando ella vino a abrazarme, sentí toda la simplicidad característica de las personas verdaderamente complejas y excepcionales. Ya no estaba mirando una estrella en el cielo. Estaba yo allí. En el cielo. En el séptimo. Esto sólo la hizo crecer en mis ojos y en mi corazón. Maya recuerda este encuentro de una manera muy favorecedora para mí en su maravilloso libro de memorias. "Yo Maya Plisetskaya"…

Un tiempo después el mismo Pierre Cardin me pidió crear una coreografía para Maya. Es entonces que entré verdaderamente en pánico. Estaba ya completamente lejos del ballet clásico. Pero al mismo tiempo, me sentía muy cercano a esta artista fuera de común. Esto fue lo que me dio coraje para aceptar. Lo primero que ella me dijo, en la estación, bajando del tren, fue "muéstrame los movimientos que inventaste para mí". Eso fue lo que hice. Bailé para ella en el mismo andén, bajo las miradas atónitas de los viajeros. Nuevamente, se había detenido el tiempo. Luego de un instante (no sé si fue corto o largo), ella me dijo "OK, esto me gusta te pido una sola cosa. Oblígame a hacer exactamente lo que me has mostrado. Sobre todo, hazme salir por favor de las cosas que había hecho hasta hoy día. Este fue uno de los cumplidos más formidable que jamás había recibido. Además, me pidió de manera expresa que bailara con ella. Creo ser, si no me equivoco, el único coreógrafo del mundo que no sólo la ha dirigido, sino que ha sido igualmente su compañero en el escenario.

Hemos bailado esta pieza "La folle de Chaillot", "La folle", como dice Maya, en París durante una temporada. Y luego en Japón. Y también en el Bolshoi. Allá, sí, una noche completamente loca. Al cabo de tres horas de espectáculo en el que Maya había bailado el "cisne" de Fokine (¡acompañada por Rostropovitch!) coreografías de Alonso, Rolant Petit, Béjart, comenzamos mi obra que duraba…más de una hora. Y que terminaba con un dúo de larga duración. Ella y yo. Muy lineal y lento, muy de "Gigi". Yo había pensado que los rusos, acostumbrados a grandes "pas de deux" clásicos, por lo menos se aburrirán, sino protestarían y me abuchearían. Iba a la carnicería. Estaba muerto de angustia. Pero el silencio profundo que había acompañado nuestra danza y enseguida, los interminables aplausos y ovaciones, dirigidos, por supuesto, a Maya, pero también un poco a mí, coreógrafo y bailarín, me hicieron revivir. ¡Uff!

Desde entonces nos hemos vuelto a ver a menudo y hemos tomado juntos el avión para encuentros internacionales y varias veces como miembros de los mismos jurados en París, también en el Concurso Eurovisión en Gdansk y en Varsovia, Polonia; en Nagoya, Japón y por supuesto en el Concurso "Maya Plisetskaya" de San Petersburgo, ciudad donde nació mi abuela…

Salgo a Moscú. Desde Santiago de Chile. Dos días para ir. Dos días para el regresar. Invitado por Maya. Le había dicho hace dos meses en Japón lo mucho que lamentaba no poder estar en Moscú el 20 de noviembre porque debía estar en Santiago el día jueves 24 de noviembre para el estreno de mi obra "Noche Bach". Hace algunos días, No obstante, recibí sin una palabra de la "Zarina", por correo electrónico, por correo ordinario y por fax, una invitación oficial, el pasaje aéreo, la reserva del hotel e incluso… la visa rusa. Por consiguiente, estaré presente, con el corazón latiendo como un loco, en el Kremlin donde el Bolshoi celebrará a este monstruo y ángel que ha sido y continúa siendo su símbolo y emblema. Por más de medio siglo. En un espectacular "grand jeté" entre dos milenios.

Si tuviera que lamentar algo, lamentaría una sola cosa: cuando estábamos en pleno trabajo con "La folle", muchas veces Maya, habiéndose propuesto prepararme algunos bocados de pepinillos "malossols", salados a la rusa, yo jamás encontré el tiempo de comprar la materia prima necesaria, totalmente sumergido como estaba en las ansias y la furia de crear.

La adoro.

 

Gigi Caciuleanu
Santiago de Chile 17/11/2005