IV.2.3 Reconstruir relación Universidad-Estado (La Época, Julio de 1997)

"Las relaciones Estado-universidad son el tema de fondo de las recientes protestas. Existe una sensación de ausencia de políticas apropiadas y de una definición estratégica sobre el rol de la universidad.

Esta misma ausencia es causa de una gestión poco comprometida con la optimización de los recursos y escasamente relacionada con el impacto en equidad de la educación superior. Más allá de los temas que afloran, como el cogobierno o la falta de planes estratégicos, el problema fundamental es la notoria falta de Estado en el sistema.

La ausencia del Estado se refiere, antes que nada, a la necesidad de una mejor regulación de la educación superior Por ejemplo, la justificación de las universidades estatales reside en la investigación que no realiza el sector privado, con la docencia que ejerce externalidades sociales positivas, con las acciones que promueven la movilidad social. También constituyen el referente de calidad del sistema. Pero las normativas son pocas y en nada reflejan estas definiciones.

Una segunda dimensión de la ausencia del Estado, es el tema del financiamiento. ¿Qué financian específicamente los recursos del Estado? Si esto no se ha definido, ¿cómo podría entonces determinarse la falta o exceso de recursos para determinadas entidades o acciones? Estos vacíos han conducido a un diálogo de sordos, y han puesto al sistema en una crisis de identidad, de objetivos y de gestión.

Hay tres temas fundamentales que debe comprender una propuesta para reconstituir la relación universidad-Estado. Primero, la definición del rol de las universidades estatales y aquél que debe jugar el Estado en cuanto a regulador del sistema en su conjunto. Segundo, el financiamiento para el sistema educacional, y el universitario en particular que ponga de relieve la importancia de la educación para la estabilidad social y el crecimiento económico. En función de esto, es razonable que los reajustes presupuestarios tengan una relación con el crecimiento económico observado, no solamente con la inflación. Tercero, la instauración de criterios distributivos en el sistema universitario, que instaure una política explícita sobre el subsidio público al sector privado, y que defina un mejor diseño del sistema de crédito universitario.

La Universidad de Chile debe liderar el debate sobre estas materias. Probablemente esta es la falla más grande que siente su comunidad, y que le permitirá reposicionarse como primera universidad, no sólo por sus logros académicos ni por su capacidad de autofinanciamiento, sino también por el liderazgo de ideas que ha marcado su historia centenaria".

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