IV.5.1 Movilidad social (La Época, Enero de 1997)

"A la educación se atribuye el importante resultado de promover intergeneracionalmente la transición de las personas a categorías sociales superiores. La educación, se dice, aumenta la productividad y el capital humano, y promueve el crecimiento económico. Con ello, los individuos enfrentan nuevas oportunidades en escenarios expansivos desde el punto de vista de alternativas ocupacionales Tradicionalmente, la educación superior ha sido un factor vital en este proceso de movilidad social, considerado muy importante como un factor de equilibrio político que sustenta el desarrollo y disemina sus resultados.

A las universidades se les atribuyó ese rol promotor de la movilidad social, que efectivamente permitió que muchos hijos de la clase media pudieran tener acceso a una formación profesional. Ello posibilitó que haya existido un cambio social importante, que es parte integral del proceso de desarrollo. Dicho rol se cumplió sobre la base de una educación pública gratuita, y en términos de subsidios directos a la enseñanza universitaria pública y privada. Sin ninguna duda, la calidad que hoy día se reconoce a los profesionales chilenos en la mayoría de las disciplinas se puede atribuir a esos esfuerzos, que contribuyeron de manera importante a los resultados económicos que estamos viviendo, y sus requerimientos de capital humano de alta calidad.

Pero hoy día los escenarios han cambiado. El Estado no puede ofrecer universidad gratuita, ya que el costo de oportunidad de los recursos en términos de la educación básica y media, y de los otros programas prioritarios para el Estado, es demasiado alto. Asimismo, la alta rentabilidad privada de muchas profesiones, no amerita un subsidio de la comunidad para quienes las obtienen. Por otro lado, existe un creciente sector privado que provee educación superior con pago directo y que cumple básicamente el mismo rol, sin tener ni siquiera los subsidios directos o el crédito estatal. Además, el ingreso per capita aumenta, y ello hace más posible que cada cual pueda financiar su educación. ¿Debe, en estas condiciones, seguir existiendo la educación universitaria pública?. La respuesta es afirmativa. Por una parte, ella practica énfasis formativos que no necesariamente responden al criterio de la rentabilidad privada. Por otra, hay una labor de investigación, creación y extensión que es .parte integrante de la formación universitaria, y que no responde necesariamente a condiciones de mercado. La cuestión de fondo es si se está entregando a la educación universitaria pública los incentivos correctos, y si acaso existe una política que fomente la división de tareas públicas y privadas, estableciendo criterios financieros en forma acorde. Una preocupación compartida se refiere, precisamente, a la ausencia de tales lineamientos, y al peligro que ello encierra para el buen desempeño universitario".

 

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