Desempleo y crisis total

15 de Agosto de 2001

Nuestro país sufre un grave problema de desempleo abierto (como también de desempleo encubierto). Probablemente tan grave como aquél de comienzos de la década de 1980, aunque ahora por razones diferentes a una crisis financiera. En efecto, se trata de una crisis de gasto y de expectativas, que se une a una serie de cambios tecnológicos y productivos conducentes al ahorro de trabajo. Hay razones coyunturales para el desempleo, especialmente debido a la disminución del ritmo de la actividad productiva, y la lamentable situación en que se encuentra la mediana y pequeña empresa, incluyendo sectores como la minería y la agricultura. Pero las hay también estructurales, especialmente la baja calificación de nuestra mano de obra, su escaso entrenamiento y pobre educación, y la existencia de un marco institucional del mercado actualmente confuso, y en muchas formas amenazante. Es decir, todo un cuadro que favorece la mantención de un alto desempleo, inclusive si existiese una recuperación productiva rápida.

Las consecuencias del desempleo nacional son graves. Por una parte, se trata de un factor que crea agudas tensiones sociales, que se extrovierten del modo mas impredecible en lo político. Al mismo tiempo, se constituye en un factor que inhibe la recuperación del gasto y contribuye a su autosustentación. Se proyecta al subempleo, toda vez que se distorsiona el mercado y la estructura de salarios, y existe una oferta abundante de recursos mas calificados. Y ni hablar de los problemas humanos y familiares que extiende un desempleo prolongado, un verdadero factor de crisis, un mecanismo que genera un "apartheid" social de impredecibles proporciones. Por ello, el debate sobre las cifras es lo de menos. Los números son igualmente preocupantes medidos de una u otra forma. Lo que falta son políticas proactivas para atender al desempleo como un problema social de largo plazo: para ello es necesario acentuar el rol coordinador de alguna instancia de gobierno para centrarse en los problemas sociales, particularmente en el desempleo. Hay mucho que hacer sobre este problema; lo único que no debe ser permitido es sentarse a esperar que se resuelva sólo, como producto de una recuperación lenta y quizás sin todos los beneficios esperados.

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