Hay Que Visitar Shanghai

27 de Junio de 2001

No cabe duda que el crecimiento espectacular que ha observado la ciudad de Shanghai en los últimos años se encuentra entre los casos notables de la economía. No hace mucho se trataba de una ciudad importante, predominantemente comercial, pero no alejada de la realidad económica global de China. Luego de brindársele a la inversión extranjera el medio propicio para desarrollarse en forma plena, y de invertir el Estado en lo que se requiere para el éxito de tal inversión: principalmente infraestructura y capital humano, el crecimiento económico ha sido realmente espectacular. Se trata de una ciudad que compite hoy día con cualquier capital de Occidente, y se trasforma en el verdadero corazón de los negocios en el mundo asiático. Por ciento quien visita Shanghai en estos días no encuentra paralelo posible con la más modesta ciudad que era sólo hace unos quince años, ni puede dejar de impresionarse profundamente por este enclave en un mundo que dice estar dominado por el viejo socialismo. Quien quiera entender ese proceso, debe visitar Shanghai.

Fue el liderazgo posterior a Mao, especialmente Piao Xing, el que anunció que el socialismo sería de la manera como lo necesitaba China. Con ello se rompía lo más fundamental que era el internacionalismo proletario que predicaba el marxismo internacional. Pero a diferencia de lo que muchos líderes socialistas hicieron luego de similares declaraciones, los Chinos comenzaron a construir un modelo osado: el socialismo de mercado. Se trata de un sistema con alta ingerencia del Estado, pero un amplio espacio al mercado y a la inversión externa. Un modelo en que se regula sin complejos, donde lo microeconómico es tan importante como lo macro, en que el Estado se asocia al sector privado y en que se construyen todas las posibilidades para el desarrollo de la empresa. Se trata de un socialismo "práctico", que ha sido más eficaz del punto de vista de los resultados económicos y sociales que el socialismo de tercera vía que practican algunos europeos. Se están venciendo nuevamente los paradigmas a que somos tan aficionados los latinoamericanos, que deseamos el capitalismo total o el socialismo inclaudicable. Es otro el mundo de hoy: ¡Quién quiera entenderlo, debe visitar Shanghai!

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