Reformas Indispensables

06 de Diciembre de 2000

Chile necesita reformas de segunda generación para poder consolidar su crecimiento. La mantención de tasas de 7 por ciento anual nos emitirá, al cabo de unas dos décadas, alcanzar el actual piso del mundo industrial. Más importante, facilitará el avanzar sólidamente en los demás aspectos inseparables de un proceso de desarrollo económico sólido y transferible a las próximas generaciones. Por lo tanto, las reformas de segunda generación son indispensables y constituyen un prerrequisito para elevar la confianza, la inversión y la productividad, a la vez que manteniendo el crecimiento exportador e intensivo en conocimiento y recursos humanos, como un factor que lidere la expansión. Este proceso requiere un liderazgo con visión de largo plazo, por encima de las contingencias que son, infortunadamente, tanto más atrayentes para la política y los medios de comunicación.

Cuatro áreas de reforma son cruciales para avanzar en el proyecto de país consolidado económicamente. Primero, la modernización efectiva del Estado, comprendiendo ello una descentralización y regionalización verdaderas, a la vez que aumentando la eficiencia organizativa del Estado para convertirlo en verdadero promotor de la inversión. Segundo, un esfuerzo decidido en materia de formación de recursos humano y de inversión en investigación científica y tecnológica, dos elementos indispensables para poder, hoy en día, comenzar a hablar sobre temas de desarrollo económico. Tercero, ratificación de la apertura de la economía chilena, consolidando los nuevos y buenos acuerdos comerciales, como es el caso del NAFTA, de Corea, de Japón y de la Unión Europea, y promoviendo la apertura de la cuenta de capitales. Cuarto, definición de políticas que promuevan el ahorro nacional, para que la inversión sea estable y mayormente independiente de las crisis ocasionales que afectan a los flujos financieros externos.

Chile no puede, por segunda vez en su historia republicana, frustrar su desarrollo debido a indecisiones y poca visión para superar con políticas adecuadas los naturales desbalances que impregnan a nuestra sociedad. Con un liderazgo firme y con decisión para avanzar hacia el largo plazo, es la hora de meditar sobre las reformas necesarias para que nuestros niños y el futuro de Chile disfruten de un mejor país.

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