¿Por Quién Repican las Campanas?

30 de Agosto de 2000

El liderazgo de las instituciones y de los países se verifica por la influencia de sus ideas, iniciativas y acciones. No es tanto la explicitación a través de actos eleccionarios o de apoyos manifestados por mecanismos formales lo que marca un liderazgo. En el caso de las instituciones y países, se trata más bien de la adhesión a postulados, de la influencia intelectual que marcan las expectativas y sus fundamentos. Muchos acusan que Chile, por ejemplo, ha perdido liderazgo, como en el pasado lo marcó el ritmo de reformas económicas que le permitieron acceder a tasas de crecimiento significativas. Y los mismos dicen que hoy Chile va a la zaga, que las cosas van lento, y que por ese camino se quedará atrás mientras otros avanzan. Notablemente, estas afirmaciones no miran lo que todos los predictores indican sobre crecimiento y potencial de expansión, y la opinión generalizada es que la experiencia chilena todavía es una de las más influyentes en el mundo. Es posible que en este caso las campanas repiquen por una vuelta hacia atrás en la historia, por replicar lo que hoy ya está avanzado a otras etapas, y por ello no se observe objetivamente lo que está pasando.

En el caso de instituciones hay también ejemplos de esta contradicción. Se ha dicho, por ejemplo, que la Universidad de Chile ha perdido liderazgo puesto que no ha sido ella la institución que ahora preside el Consejo de Rectores. Notablemente, como en el caso anterior, los que así argumentan se basan en cuestiones superficiales y no observan la evidencia objetiva respecto de la verdadera influencia y liderazgo en temas científicos, artísticos y de país, que se ha ido constituyendo por años en términos de un fuerte estamento académico y de estudiantes de primer nivel. Eso no se deshace en poco tiempo, aunque hoy se reconozca un medio cada vez más difícil para el desenvolvimiento de una universidad estatal, cuestión claramente reflejada en la decisión última del Consejo de Rectores. Pero también en este caso es el propio peso del liderazgo lo que naturalmente genera coaliciones de desacuerdo.

En ambos ejemplos las campanas repican porque existe una dinámica que determina los procesos históricos. No es el liderazgo lo que ha desaparecido, sino más bien las visiones pegadas al pasado, contradictorias con el cambio que general las ideas nuevas y los nuevos escenarios.

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