Agenda de Ajuste

02 de Julio de 1998

La economía chilena ha entrado en una senda de ajuste debido a la situación internacional, y la indesmentible perduración de la crisis asiática. Este factor, que se había esperado tuviese una vigencia temporal mucho menor, se ha prolongado en forma congruente con la ausencia de ajustes estructurales en Japón, en relación a su sector financiero, y una mas bien lenta adopción de paquetes reactivadores para dar mayores ímpetus a una demanda agregada decaída. Los organismos internacionales, particularmente el FMI, han reconocido la persistencia de la crisis y su probable extensión hacía el año 1999. El ingreso al siglo XXI estará, muy probablemente, dominado por una lenta expansión de las economías industriales, la existencia de crisis cambiarias recurrentes, y la reestructuración necesaria de los sistemas financieros asiáticos.

Japón es el principal socio comercial de Chile. Junto con Corea, ambos países representan más de un quinto de nuestras exportaciones. El efecto indirecto es también importante, ya que Brasil y Argentina están dentro de los principales socios en nuestra región, y están siendo también afectados por la crisis asiática. Por ello, la imposición de medidas de corte fiscal era necesario, sobretodo en respuesta a presiones del gasto doméstico que contradicen en forma evidente los objetivos de inflación planteados por el Banco Central. El uso de las tasas de interés y los encajes a los ingresos de capitales contribuyen a distorsionar mayormente el tipo de cambio, y a reducir el potencial de oferta exportadora que enfrenta retos de gran importancia en los días presentes. La virtual devaluación que ha facilitado el Banco Central a través de la ampliación de la banda cambiaria, permitirá que la divisa alcance un valor más concordante con la necesidad de reducir el proyectado déficit corriente. La senda de ajuste que se ha acatado reconoce los problemas externos y la existencia de un menor ritmo de crecimiento económico para este año y el próximo.

Los problemas a futuro deben considerarse con cuidado. Hay una reforma tributaria pendiente, la cual debe dar solución a las distorsiones prevalecientes en el comercio exterior, junto con tratar los problemas de fondo de orden fiscal. En paralelo, la modernización del Estado está esperando que se dé forma definitiva a las propuestas. Las medidas de estímulo al ahorro, son también un ingrediente a importancia en vistas a la política de largo plazo, que disponga a la economía chilena a retomar su senda de crecimiento con un compromiso sobre estabilidad. La existencia del ajuste presente debe servir para preparar las reformas integrales necesarias para asegurar un mejor devenir de largo plazo.

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