Nuevo año académico

Santiago, 02 de Marzo de 2005

Un nuevo año académico está por iniciarse, y llaman nuevamente la atención los problemas ad portas que han sido repetitivos todos los últimos años. Entre éstos, está el financiamiento estudiantil y la inexistencia de adecuado crédito para los más capaces. Pero también está la ausencia de efectivos mecanismos de acreditación para todo el sistema, la falta de adecuada transparencia en la información y la regulación, y la presumible existencia de un sistema que "compite" sobre bases inadecuadas y que están en falta respecto de las mínimas condiciones para la existencia de un mercado. El tema del financiamiento de las entidades universitarias lleva, asimismo, al de los aranceles, que han de reflejar costos que no se encuentran subsidiados por el Estado mientras que, al mismo tiempo, tampoco se encuentran subsidiados por el lado de los estudiantes que deben enfrentarlos. Estas materias han requerido cambios de política desde hace mucho, pero el debate ha estado ausente como también las propuestas que el mundo político ha elaborado las mismas.

Las posiciones extremas son dos. Una: que todo debe dejarse en manos del mercado, que las universidades no deben llevar a cabo lo que no se pueda financiar en forma contingente, y que los estudiantes sin recursos debieran acudir al sistema bancario para proveer el pago de aranceles. Otra, que todo debe estar en manos del Estado, que no debe existir sector privado en esta materia, y que la educación debe ser gratuita para todos, subsidiando el Estado todo el quehacer universitario. Hemos de reconocer que lo que actualmente prevalece está más cerca de lo primero que de lo segundo, pero que sin embargo existe la necesidad de tener una visión intermedia equilibrada, realista y necesaria para el desarrollo del país. En primer lugar, porque la formación de personas no es solamente una cuestión de mercado. En segundo lugar, porque las universidades son mucho más que centros de formación profesional, también envolviendo investigación científica y tecnológica, creación, extensión artística y cultural, etc. En los días en que se debatirá sobre el futuro gobierno y parlamento, los políticos deben recibir como un reto ineludible el pronunciarse claramente sobre estas materias para producir una vía de acción que comprometa recursos y políticas definidas. En el intertanto, viviremos conflictos repetitivos y respuestas iterativas que no nos proyectan al futuro de cambios que el país necesita en materias de esta importancia.

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