Una reforma educacional

Santiago, 08 de Junio de 2005

La educación chilena sufre de una ya dilatada enfermedad concerniente a su baja calidad y notoria inequidad social. Todas las mediciones ponen de relieve que nuestro esfuerzo educativo es aún débil, y más aún si se consideran los retos que el país declara en materia de desarrollo económico y social. En cuanto a equidad, es claro que la educación pública tiene aún peores rendimientos que su contraparte privada, con ello vaticinando la permanencia futura de los ya deteriorados indicadores en materia de distribución del ingreso. Por ello se hace urgente debatir propuestas en materia de educación, las cuales deben progresar simultáneamente en varios frentes. Primero, revisando los contenidos curriculares, estableciendo criterios de competencias y diseñando enfoques innovadores de enseñanza. Segundo, revisando el actual sistema de municipalización de la educación, mejorando la legislación para efectivamente constituir un sistema integrado, estableciendo que la autoridad norme la formación docente y llevando a cabo un programa de formación continua. Tercero, mejorando la gestión del sistema educacional, introduciendo la autoevaluación y la rendición de cuentas como criterios correctivos permanentes, aumentando los recursos para la educación pública, estableciendo subsidios diferenciados por situación socioeconómica y creando un sistema de información y monitoreo de la educación chilena. Cuarto, integrando los objetivos de competitividad y solidaridad, y fortaleciendo los programas contra la exclusión social. Quinto, creando un efectivo sistema de crédito solidario para los estudiantes de menores recursos en la educación superior, formando una superintendencia de educación superior, doblando la inversión actual en investigación como porcentaje del PIB, convirtiendo a Conycit en una oficina presidencial con rango ministerial y llevando a cabo una profunda mejora en materia de financiamiento y gestión en las universidades estatales.

Estas propuestas requieren debate y pronunciamiento a la altura de los retos que enfrenta el país. Lo que se debe intentar es una profunda reforma en nuestro hacer educacional, un gran y profundo cambio que se justifica sólo por el ideal de garantizar un futuro de prosperidad y de mayor equidad para nuestro Chile en desarrollo y su juventud.

 

Compartir:
https://uchile.cl/u8087
Copiar