Discurso del Prof. Luis A. Riveros, en Ceremonia Entrega de Medalla Doctoral de la Universidad de Chile a los Graduados de Programas Doctorales pertenecientes a la Corporación.

En el último ranking mundial de competitividad nuestro país figuró en el número uno, en cuanto a entorno macroeconómico, una cifra consistente con muchos logros que se reflejan en indicadores cuantitativos, que son citados o admirados en muchas partes y que ponen de relieve el avance que el país ha tenido en ese ámbito.

Pero cuando uno en ese mismo ranking mira el rubro Educación Superior, Chile aparece en el lugar número 52, y cuando mira innovación, aparece en el lugar número 57. Entonces, uno se pregunta, cómo es posible que un país tenga este desequilibrio tan notable, entre sus avances en materia económica y los avances que tienen que ver con materia educacional y, cito solamente Educación Superior. Pero ciertamente, que todos los indicadores que tienen que ver con recursos humanos; con educación; con capacitación, son indicadores que nos ponen no en el club de la primera categoría, sino que en el club de los países de tercera categoría. Y la pregunta es, si puede un país cambiar esta situación y la respuesta es, sí, por supuesto que un país puede cambiar esta situación, pero para eso, tal como alcanza el sitial número uno en el entorno macroeconómico, tiene que hacer un esfuerzo, tiene que adoptar ciertas políticas, tiene quizás que hacer ciertos sacrificios. Y por lo tanto, para poder saltar del lugar 52 en Educación Superior, a un lugar que por lo menos nos ponga en la primera división, ciertamente el país tiene que invertir más en inteligencia, más en postgrado, más en desarrollo de calidad.

Chile no puede seguir permitiendo que el desarrollo de la Educación, sobre todo la superior, sea una materia de cantidad, con la cual nos sentimos todos tremendamente satisfechos muchas veces, cuando decimos que habían 100 mil estudiantes en la Educación Superior, hoy día hay 400 mil estudiantes, y quizás, ojalá hayan 800 mil estudiantes el 2010, eso es cantidad. La calidad se mide por la capacidad de invertir más en inteligencia y es por eso que la Universidad de Chile, en su rol nacional, ha empujado el papel formador en los postgrados, particularmente en los doctorados, porque ese es el capital humano esencial para darle pase al crecimiento sostenible de la Educación Superior. Pero además, uno se pregunta, ahora en una perspectiva dinámica, podrá Chile sostenerse en ese primer lugar en entorno macroeconómico.

Es decir, es el mundo estático, en el sentido de que el desarrollo que se ha experimentado hasta ahora, se replicará hacia el futuro sobre la base del esfuerzo que estamos haciendo. Y la respuesta es que eso es bastante dudoso, porque ciertamente, hemos alcanzado un índice de exportaciones per cápita, que es bastante notable también. Pero, la pregunta es, cuáles exportaciones; bueno, la respuesta es, exportaciones intensivas en el uso de recursos naturales. Y la pregunta entonces, viene inmediatamente, son esas exportaciones las que pueden sostener un crecimiento del ingreso per cápita nacional como soñamos, al nivel de piso por lo menos del mundo industrial, en unos 15 años, y la respuesta es no, no son precisamente esas exportaciones, porque necesitamos exportaciones que tengan mayor valor agregado y ahí nuevamente tenemos la respuesta, que a muchos no les gusta escuchar, de que eso requiere formar más inteligencia, más capacidades, para efectivamente sustentar el crecimiento y el potencial no sólo de los recursos naturales, sino que en el potencial humano que tiene el país.

Y eso, de nuevo, requiere no sólo tener instituciones universitarias en serio, que formen personas que vayan apoyar el desarrollo económico y social del país, sino también, posgrados de un alto nivel que contribuyan no sólo a la formación de esos recursos humanos, sino también, a la actividad de investigación, a la embestida innovación en la industria nacional. Y entonces, nuevamente hemos dado una respuesta desde esta institución. El país necesita invertir más en investigación, hemos reclamado por años de que la investigación en un país que quiere crecer a las tasas que este país quiere crecer, no puede seguir siendo bastante menos que un punto del producto interno bruto. Esos porcentajes que se nos han dicho que se doblarán, evidentemente son porcentajes risibles, cuando tratamos de compararnos con el mundo con el cual queremos competir. Nosotros no podemos tratar de compararnos con unos países para algunas cosas y, con otros países para otras cosas.

Con unos países nos comparamos en materia de crecimiento, de inflación, de política cambiaria, de indicadores macroeconómicos. Pero cuando se trata de educación, de investigación, de recursos humanos, de innovación y de tecnología, entonces, nos comparamos con el mismo vecindario que decimos que nosotros estamos ya dejando. La verdad es que ahí hay una contradicción y hemos sostenido, como digo, desde esta institución, que la respuesta está en que el país debe hacer mayores sacrificios en materia de investigación y de formación a nivel de postgrado. Y eso, es lo que estamos hoy día celebrando.

Nosotros no hemos hecho solamente como institución un discurso público, en que decimos lo que hay que hacer; nosotros estamos tratando de hacer bien lo que hay que hacer, formar más doctorados es un compromiso de esta institución en su rol de institución nacional y pública, porque es una Institución que debe marcar una senda. Y esa senda es la que esperamos que sea no sólo apoyada por los programas de financiamiento de la investigación y el desarrollo de la Educación Superior, sino que también, sea un ejemplo imitado por el resto de la Educación Superior, que está interesado en refrendar la calidad del sistema como la cuestión principal central para el desarrollo que el país necesita.

A nosotros no nos interesa participar en el supermercado de la Educación, este supermercado donde los jóvenes entran producto del avisaje hasta en los microbuses, pasando por periódicos, cines, etc. y a buscar qué cosas pueden poner en el carro del supermercado, sin tener mayor información de lo que están efectivamente eligiendo. Nosotros no queremos estar en eso, nosotros somos una universidad de tradición, que marcamos nuestros programas con responsabilidad académica y muchas veces hemos debido sacrificar oportunidades porque queremos hacer las cosas bien, como siempre se han tratado de hacer en esta casa.

Y no vamos a entrar por lo tanto, a generar programas de doctorado para producir venta rápida de producto, ni vamos a generar programas de doctorado para llevarlo a las regiones del país y hacerlo así un poquito como si fueran igual que los doctorados de acá, ni tampoco vamos hacer doctorados por ahora en la vía electrónica. Nosotros no estamos interesados en este crecimiento cuantitativo o en poner la marca, ni en imponer a los doctorados, ni a ningún tipo de programas de la Universidad de Chile, como un mecanismo para obtener financiamiento de ninguna cosa. Nosotros estamos desarrollando nuestros programas de doctorado y tenemos un compromiso con el país, con el país que queremos con una Educación Superior de calidad y con el país que queremos con políticas de investigación comprometida con el crecimiento económico y con el desarrollo social. Eso es lo que estamos celebrando, eso es lo que celebramos con ustedes.

Nosotros estamos aportando con casi la mitad de los doctores que se forman hoy día en Chile. Y los doctores que se forman hoy día en Chile, es un número absolutamente insignificante, como proporción de la población cuando nos comparamos incluso con otros países latinoamericanos. O sea, que el esfuerzo que hay que hacer, el salto que hay que dar es enorme, y lo hemos advertido a las decisiones gubernamentales. Le hemos pedido pronunciamiento a los políticos, le hemos pedido a los políticos que miren un poquito más allá del corto plazo del que estamos acostumbrados en las decisiones políticas, para apostar efectivamente a un desarrollo nacional que hace en la inteligencia la capacidad de crecer, a un desarrollo nacional que hace en el recurso humano, la posibilidad también, de alcanzar la equidad, que es necesario que se combine con el crecimiento económico.

De manera que nos alegramos mucho por estos 92 doctorados. Nos alegramos mucho también porque sabemos el esfuerzo que para cada uno de ustedes ha implicado el pasar por programas que no son de fácil resolución y despacho. Son programas exigentes que comprometen tiempo, veo a hijos e hijas que circulan alrededor del Salón de Honor, testimoniando el sacrificio de tiempo, que el costo de oportunidades no ha dejado de ser importante, pero creo que eso vale la pena. Y lo que estamos haciendo por el país y por la Universidad de Chile vale la pena porque estamos dando un ejemplo de seriedad; un ejemplo de responsabilidad; un ejemplo de respuesta proactiva frente a lo que el país necesita en su reto a futuro.

Felicitaciones señoras y señores doctores, lleven nuestro nombre con orgullo, represéntennos bien, como sabemos que lo van hacer, y permítannos que sigamos empujando a esta gran Universidad de Chile, para Chile.

Muchas gracias.

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