Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Reconocimiento Académico Departamento de Medicina 2003.

(Transcripción)

Ya se ha hecho una costumbre que el Rector de la Universidad participe en esta ceremonia, calurosa en su sentido figurativo y calurosa en su sentido real, porque creo que esta ceremonia, como ninguna otra en la Universidad, traduce muy de veras lo que somos en esta Universidad. Porque aquí se sientan juntos docentes, estudiantes de pregrado, de posgrado, para reconocer lo que se ha hecho durante el año, y reconocer a los mejores, en una competencia que en esta Universidad, en esta Facultad (1) y en este Departamento ( 2) es dura, pero respetada y comprometida. Y qué bueno sería que muchos de aquellos que creen que las universidades se hacen simplemente construyendo edificios bonitos, con mucho vidrio y con muchos folletos en los diarios, vinieran acá para saber cómo es una verdadera Universidad. Una Universidad donde se reconoce el trabajo académico y en donde aplaudimos uno tras otro a los mejores estudiantes, a los mejores profesores, a los mejores investigadores. Qué bueno sería que muchos vinieran acá a aprender cómo es una verdadera Universidad. Que vinieran a saber, también, cómo en este Hospital, donde hay un compromiso tan importante con el trabajo clínico, hay también un compromiso tan importante con la docencia y con la investigación y que, por lo tanto, el trabajo aquí no sólo es duro e intenso, sino también largo en el tiempo, porque nos hemos preocupado justamente de destacar y de incentivar el trabajo académico. Qué bueno sería que muchos que creen que la medicina se enseña en clínicas privadas, vinieran a ver cómo funciona un hospital de verdad con compromiso con la docencia. Qué bueno sería, también, que aquellos que creen que una universidad se hace sobre la base de profesores part-time con muchos taxis de por medio, viniesen a ver el compromiso que existe de quienes están aquí permanentemente, comprometidos con su trabajo y con sus alumnos, comprometidos con el presente y con el futuro, y de esa manera también comprometidos con el pasado, de esta institución que es su tradición, su fuerza, su historia, sus raíces. Qué bueno sería que vinieran a esta Facultad donde se manejan números grandes de estudiantes, números grandes de académicos, pero se manejan con un compromiso muy decidido en innovar permanentemente lo que se hace, y en discutirlo con la comunidad académica... qué bueno sería que vinieran.

Que supieran también, los que no lo saben, que esta Facultad tiene acreditada su carrera de medicina por siete años, y que además estamos dispuestos a acreditarnos por cualquier cosa que nos digan, con cualquier barrera que nos pongan, porque no vamos a dar en esta Universidad ninguna excusa para no mostrar lo que hacemos con transparencia, con claridad, con solidez, como lo hemos hecho en la Facultad de Medicina y en otras. Qué bueno sería que muchos vinieran a ver que el compromiso nacional y público de la institución es realidad en su investigación y en su docencia, y que aquí se hace permanentemente con vocación, porque muy pocos saben, y qué bueno sería que lo supieran, que hay médicos, muchos de ellos sentados acá, estudiantes de posgrado, muchos de ellos acá, que participan en trabajos de apoyo a la comunidad fuera de la Universidad, y lo hacemos en Chile Chico, en Los Andes, hemos visto a nuestros odontólogos en el norte, y eso no se hace porque ésta es una buena empresa que distribuye algún tipo de utilidades al final del año en su directorio. Esto se hace porque aquí persiste una vocación nacional y pública que desgraciadamente nuestro Estado todavía no asume totalmente como su propia responsabilidad. Qué bueno sería que estuvieran acá también todos aquellos que dicen que esta Universidad está envejecida: "es cosa de esperar un tiempo no más para que salga del escenario", y ver cómo aquí se distingue a tantos de nuestros académicos jóvenes que están poniendo ese empeño en la carrera académica, como aquí también se ha dicho, para reemplazar a las viejas huestes que han conducido el trabajo de esta institución gloriosamente por años. Y de ellas excluyo, por supuesto, al primer joven de esta institución, que es el doctor Camilo Larraín(3), que a todos nos enseña a ser vitales, jóvenes, permanentemente, y sentimos una gran envidia por su juventud. Qué bueno sería que alguien viniese aquí y dijese: esto es una Universidad, esto es una Universidad nacional y pública, ésta es la Universidad de Bello, esta es la Universidad que el país necesita para tener un referente en el crecimiento de su sistema universitario. Ésta es la Universidad que debe tener el apoyo que no tiene del Estado de Chile, no sólo porque eso significa mejorar tantos de nuestros problemas, sino porque eso significa un compromiso renovado, un compromiso fuerte de nuestro trabajo con el país, porque el destino de esta Universidad es el destino del país, el norte de esta Universidad, como lo dijo Bello, es el país y las necesidades de su pueblo.

 

Notas
1. Facultad de Medicina.
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2. Departamento de Medicina del Hospital Clínico Universidad de Chile.
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3.

Prof. Dr. Camilo Larraín, académico del Departamento de Medicina del Hospital Clínico Universidad de Chile.
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