1.2 La Universidad de Chile y el País

El país tiene una significativa deuda con la Universidad de Chile. Por sus aulas han pasado los más preclaros hombres que dieron grandeza a Chile y han colaborado a la construcción de la nacionalidad, de sus instituciones y sus proyectos más vitales. De su quehacer ha trascendido una fecunda labor de investigación que ha contribuido de modo fundamental a entender nuestra sociedad y sus retos, a promover el conocimiento científico y tecnológico que la modernización del país ha requerido, a diseñar las acciones de política pública en una gran variedad de campos, y a orientar el conocimiento del medio en un sentido de progreso y de positiva contribución al desarrollo nacional. En su rol ético, ha contribuido a una verdadera toma de conciencia respecto de los auténticos valores en torno al hombre como protagonista y fin último del avance. Ha sido la creación y ejecución artística, como asimismo la creación literaria y humanística una tarea permanente de la Universidad de Chile, cuya primacía se mantiene hasta nuestros días, logrando proteger y difundir la cultura nacional y realizar áreas claves del quehacer cultural. Por todo lo anterior, la Universidad de Chile constituye la Universidad Nacional por excelencia, depositaria de las mejores y más distinguidas tradiciones, estudiosa de ,los problemas que enfrenta la política de Estado y el desarrollo de la sociedad chilena.

La Universidad de Chile no es, sin embargo, solamente historia y tradición. Se equivocan quienes abrigan en el puro recuerdo del pasado la perspectiva del desarrollo y construcción de la Universidad que demanda el país para las generaciones venideras. Reclamamos su rol de primera importancia en los días de la globalización, de un acelerado progreso tecnológico y comunicacional, de la consolidación de un proyectopaís que debe conducir a Chile hacia su desarrollo económico. En los tiempos en que se hace necesario el contar. con amplios espacios de debate sobre los temas valóricos que caracterizan a la sociedad presente y serán el sello de la futura. La sociedad y su desenvolvimiento en lo económico, tecnológico y social debe humanizarse, precisando de valores y de una compatibilización de objetivos y principios que requieren una universidad activa, autónoma en la esencia de su quehacer intelectual. Así lo entiende la Universidad de Chile que, no obstante sus innumerables problemas materiales, ha mostrado una potencialidad en los últimos años en cuanto a la creación de nuevas carreras de pregrado, al fortalecimiento de muchas de las existentes, y al notable desarrollo de los estudios de posgrado. Del mismo modo, la preocupación por estos temas se muestra también en su capacidad para proveer servicios de investigación y extensión, y en su temprana incorporación en el campo de las modernas comunicaciones. La Corporación sigue siendo el centro de investigación de mayor productividad y nivel del país, y el espacio de reflexión que la sociedad chilena seguirá requiriendo para proyectarse hacía el futuro. Pero también se equivocan los conformistas, que consideran cubiertos los espacios fundamentales, y no miran el sendero amplio de opciones relevantes que la Universidad de Chile no cubre o lo hace aún en forma deficiente, como también aquellos que no creen que la potencialidad efectiva de la institución puede aún crecer significativamente para realizar mucho mejor sus tareas actuales.

La tendencia observada en el ámbito universitario y de la educación superior señalan días difíciles para nuestra Universidad de Chile. A su progresiva pérdida de espacio financiero en el conjunto de las universidades estatales y del Consejo de Rectores, se suman las dificultades para contar con una gestión que pueda afrontar apropiadamente los desafíos de la modernización. Junto con una política presupuestaria que requiere una indiscriminada generación de ingresos propios, han surgido problemas relativos a incentivos internos y al efecto diverso de estas políticas en las unidades académicas. Los escollos que levanta la ausencia de una apropiada política universitaria del Esta do constituyen una razón para concebir un proyecto institucional indispensable para el futuro de la Universidad; la reacción frente a los mismos no debe basarse en el puro recuento histórico, ni en el conformismo, ni en el idealismo basado en el papel que ha tenido la Universidad de Chile en el pasado. Se precisa, por el contrario, un proyecto realista y una conducción confiable para la Universidad de Chile, que responda con energía a las necesidades de hoy, anteponiendo la excelencia académica y las fortalezas institucionales frente a las demandas presentes por investigación, docencia y extensión, y que a la vez proporcione el liderazgo nacional que se precisa para enmendar la política estatal vigente. Dicho proyecto requiere diseñar los cambios necesarios en la ejecución de las tareas universitarias, como asimismo en los esquemas de gestión y estructuras, abordando la necesidad de construir, en la comunidad universitaria, el más amplio espíritu de consenso y construcción, mirando hacia el futuro. Un cambio profundo y necesario, o, ínstaurado con la adecuada tranquilidad y transparencia para que a la comunidad universitaria le sea devuelta la confianza en un proyecto institucional posible y participativo.

Pensamos que existe -un crucial rol presente para la Universidad de Chile por el cual habrá que demandar una mejor política estatal a las puertas del tercer milenio. Esto ha de envolver la conceptualización de un proyecto y de un liderazgo que organice las fortalezas ínstitucionales para que la Corporación entre renovada y fuerte a enfrentar los desafíos que vienen. Dicho proyecto, y la implementación conductora del mismo, se han de basar en lo mejor de las tradiciones de nuestra Universidad, a la vez que en la visión renovada que se requiere para enfrentar con éxito los retos de la realidad actual, basada en un consenso fundado y desafiante.

 

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