El Proyecto financiado por CORFO fue ejecutado por la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza (FCFCN): “Indicadores de sustentabilidad para el apoyo de negocios de turismo sustentable en áreas protegidas”, inició en el año 2011 y estuvo a cargo de la Dra. Carmen Luz de la Maza; Profesora Claudia Cerda como subdirectora; y contó con varios académicos investigadores de la Facultad y del Departamento de Geografía de la Universidad de Chile.
El proyecto está orientado a conservar el capital natural de las áreas protegidas públicas y privadas, sus principales usuarios serán emprendedores, administradores o concesionarios que cuenten con actividad socio-económica en las áreas protegidas del país. Para los investigadores, el desarrollo y la operación inadecuada del turismo puede degradar el hábitat, interferir cadenas tróficas, agotar los recursos naturales y contaminar los paisajes.
Por ello, se consideró una labor de mayor relevancia contar con herramientas que permitieran medir y evaluar este impacto, cuyo objetivo final es emprender las acciones necesarias para la conservación.
“Para nosotros es muy importante estar presentando este proyecto que establece indicadores respecto de la sustentabilidad. Como institución tenemos una prioridad especial en estos territorios. En este sentido, esta iniciativa es muy relevante por cuanto nos da insumos para empezar a trabajar de mejor forma el desarrollo de estas áreas desde la perspectiva del turismo, por ello agradecemos profundamente y los invitamos a seguir fortaleciendo los lazos entre la Universidad de Chile y SERNATUR “, señaló Nicolás Mena Director (PT) del Servicio Nacional de Turismo (SERNATUR).
Los resultados principales del Proyecto dieron origen a dos manuales los que abordan una breve introducción explicativa respecto del elemento a medir, los indicadores propiamente tal y la forma de aplicarlos y registrarlos. Uno de los manuales aborda indicadores del ámbito sociocultural; el otro en tanto, el ámbito biofísico. De esta manera, el instrumento permite recoger una amplia visión que va desde lo cultural y social, así como aspectos tales como la condición del agua, suelo, vegetación y fauna.
En este marco, la Subdirectora de la iniciativa, Profesora Claudia Cerda de la FCFCN, sostuvo que los resultados del proyecto contribuyen a la política pública con indicadores que pueden usarse operativamente.
“Trabajamos estos indicadores de forma transversal, es decir multidisciplinariamente. La principal fortaleza es contar con indicadores en el ámbito sociocultural que no existían antes en Chile. Es sabido que la participación social en la conservación es necesaria, pero no había indicadores que dieran luces en ese sentido. Es importante evaluar de manera más tangible cómo las áreas protegidas están impactando a las comunidades locales y viceversa”, señalo Claudia Cerda.
La profesora agrega que tampoco existían indicadores sencillos que pudieran ser aplicados por los guardaparques con el fin de monitorear el agua, el suelo, la vegetación o la fauna, por lo que el aporte en esta área también es una de las mayores fortalezas del proyecto.
“El turismo y la naturaleza son ventajas competitivas de Chile; CORFO tiene un programa que está asociado al turismo sustentable y este proyecto encaja muy bien respecto de la estrategia que está llevando a cabo el gobierno y principalmente la Corporación”, señaló Anselmo Peiñán Ejecutivo de la Subdirección de Entorno de Innova Corfo.
Indicadores concretos para políticas de conservación
Por su parte la Directora del proyecto y actual Decana de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Profesora Carmen Luz de la Maza, indicó que el proyecto abarcó el Parque Nacional Pan de Azúcar, Reserva Nacional Altos de Lircay, Parque Nacional Conguillío y Parque Nacional Villarrica.
“Al haber diferentes ecosistemas, fueron muy enriquecedores los estudios científicos, porque había que estudiar cómo el visitante impactaba el suelo, la flora, la fauna, el agua. También se estudió cómo estas áreas protegidas contribuían la desarrollo social y económico de las personas que vivían a sus alrededores y si tenían alguna relación con el área y si las beneficiaba o no”, explicó la Decana.
¿Cuál es el impacto que tienen los turistas en las áreas protegidas estudiadas?
Cabe señalar que todas estas áreas tienen zonas de uso público, lo que nosotros estudiamos fueron estas áreas de uso intensivo. En este marco, lo que se ve fundamentalmente es que el impacto es distinto dependiendo de las características naturales del lugar y dependiendo de la educación de los visitantes.
¿En qué se nota esa diferencia educacional?
Por ejemplo en si los visitantes respetan los senderos; si lo hacen lo más probable es que se produzca una compactación de suelo delimitada y eso se puede reparar, pero si no lo respeta o es poco consciente empieza hacer huellas laterales puede impactar la vegetación. También se ve en la basura que deja. Sin embargo, esto se soluciona con educación y conciencia, claramente se puede cambiar.
¿Es importante que la comunidad local se involucre en la conservación de estas áreas protegidas?
Mientras más participación y más conciencia exista, es muy probable que lo que se proponga tenga éxito. Mucho tiempo los parques han tenido poca relación con la comunidad, recién desde el año 2002 se empezaron a organizar los consejos consultivos regionales y locales lo que dio la posibilidad a que los actores locales pudieran participar en algunas actividades al interior del área protegida. Pero en términos sociales es muy poco tiempo para generar un comportamiento y conciencia social.
¿Cuáles son los desafíos a partir de ahora que contamos con estos indicadores?
Lo ideal sería que estos indicadores que se proponen fueran incorporados en parte en los contratos de concesiones, de tal manera que hubiera una responsabilidad compartida entre quienes administren un área y quienes tienen concesiones, como los hoteles, camping, operadores turísticos, restaurantes, etc. La idea es que en estos contratos más que aspectos generales, se incorporen algunos criterios con estos indicadores. Hoy no existe un control más detallado.
¿Existen experiencias internacionales de aplicación de criterios e indicadores de sustentabilidad?
Sí, en muchos países, de hecho nosotros contamos con el destacado académico Richard Smardon, de la Universidad del Estado de Nueva York y él nos apoyó mucho en esta investigación. En Costa Rica también se cuenta con estos indicadores y su aplicación. Esto va de la mano con la educación y con políticas públicas claras. Es una tarea de todos, también de la academia.
¿Cuál es el ideal para Chile en los próximos 10 años?
Espero que haya una política más de conservación, no solamente en las áreas protegidas sino también en las ciudades y eso va de la mano de la educación, si nosotros mejoramos nuestra educación pública pienso que va haber un buen resultado. La idea no es que le pongamos un candado a las áreas protegidas, sino que ellas se incorporen al desarrollo nacional y usemos sus recursos con un criterio de sustentabilidad para poder seguir avanzando.