Políticas públicas: entre el saber y el poder
Sonia Pérez Investigadora Responsable (S) del Centro de Investigación en Vulnerabilidades y Desastres Socionaturales, Fac. de Ciencias Sociales y Fac. de Arquitectura.
Para que un país sea dueño de sus procesos de transformación es indispensable que se piense a sí mismo. El problema pareciera ser desde dónde, con quiénes, bajo qué formas de diálogo y con qué saberes; problemas propios de la construcción de las políticas públicas que hoy, más que nunca, dejan de ser ajenos a la vida académica en las universidades que responden al Estado.
Las crecientes demandas de las comisiones de gobierno hacia nuestra Universidad así lo sugieren: no es suficiente la pretensión de resolver problemas nacionales sin un proyecto de saberes sobre tales problemáticas. ¿Cuáles son entonces los saberes necesarios para el poder político? ¿Qué conocimientos sirven a la misión pública?
Los conocimientos científicos han sido la primera respuesta. A riesgo de volverse una demanda desarticulada, el Estado parece hoy buscar en nuestra academia los conceptos que fundamenten las propuestas, los datos que dimensionen las problemáticas, las mediciones que evalúen sus intervenciones, las innovaciones que incrementen el desarrollo nacional. Le interroga también por las esquivas razones del no funcionamiento de sus herramientas y del imprevisible comportamiento social. Estos saberes son precisamente parte de las arcas reflexivas de nuestra Universidad. No obstante, una universidad que se deba a lo público, puede también generar conocimientos que, en lugar de resolver problemas, los construye. Los conocimientos científicos son lo suficientemente complejos como para no poder responder por sí solos – y menos disciplinariamente – a las necesidades de una política pública. ¿Con quién y cómo dialogan entonces las ciencias, el pensamiento crítico, la creación artística para convertirse en saber al servicio del poder en lo público?
El desafío que la construcción de políticas públicas pone a una universidad pública es vertiginosamente doble: a) Integrar los conocimientos generados en su interior con los saberes sociales que les dan sentido, y b) llenar de contenido el intersticio entre el diseño de las políticas y las prácticas sociales. En el primer caso, la exigencia es a las modalidades de participación en la generación de conocimientos, para evitar invisibilizaciones o marginaciones de ciertos saberes sobre la sociedad. En el segundo, la exigencia es a la institución y a la capacidad política de generar plataformas que den continuidad, previsión y articulación a largo plazo de los conocimientos; monitoreando los procesos sociales, en lugar de reaccionar con respuestas parciales y urgentes.
La construcción de políticas públicas requiere de organismos institucionales que ocupen ese espacio intermedio, hasta ahora deshabitado, entre los saberes sociales, los conocimientos científicos y los poderes políticos, para convertir los objetos disciplinares en lenguajes transdisciplinares y el conocimiento científico en saber público.
Quizás sea ese un buen saber para el poder. No sea el caso que nos quedemos con una política sin polis y con una universidad sin público.
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Las políticas públicas en Chile hoy
Mireya Dávila Profesora del Instituto de Asuntos Públicos.
En un conocido diario de la plaza este fin de semana se hizo una lista de las reformas que está realizando la actual administración de la Presidenta Michelle Bachelet. Esto es un buen pretexto para pensar en las políticas públicas en Chile hoy.
Primero, ¿Qué son las políticas públicas? La literatura especializada las ha definido como las acciones (o no acciones) de los gobiernos (y los estados) para solucionar un problema público. Ahora, los problemas públicos, más allá de las condiciones objetivas, son definidos de manera subjetiva. En otras palabras, puede haber tantas definiciones de problemas como actores involucrados en cada política. En el caso de la reforma a la educación que se está diseñando en Chile, la idea que subyace es la de igualdad.
Segundo, ¿por qué es útil la mirada de las políticas públicas? Porque en su análisis es posible desentrañar un espacio micro del juego del poder. Las políticas, al ser acciones de los gobiernos, por definición, implican el uso del poder, de cierta opción política que se plasma en tal o cual política pública. Esto se ha hecho evidente en el caso de la reforma tributaria recientemente aprobada en Chile.
Para entender este micro juego de poder es necesario considerar, además, el diseño institucional y el contexto histórico en el que se encuentra nuestro país. Históricamente Chile ha tenido un sistema presidencial que le ha conferido al presidente un rol fundamental en la selección y diseño de las políticas. Por otro lado, después de casi dos décadas de dictadura y de proyectos políticos radicalmente diferentes, nuestro país tiene un modelo de desarrollo centrado en una economía de mercado, una democracia estable pero con restricciones y políticas sociales que suplen, muchas veces de manera imperfecta, el bienestar que las personas no logran a través del mercado.
Es en este contexto que la actual administración realiza un conjunto de reformas importantes a un conjunto de políticas fundamentales para un país, como son la educación, los impuestos, el sistema electoral. Desde el punto de vista político, estas reformas se llevan a cabo por un gobierno de coalición que se ha visto tensionado por disputas internas respecto al fondo y forma de las reformas. El análisis de estas reformas y su resultado final, así como la supervivencia de la coalición de gobierno plantean la reflexión respecto a si la política de coaliciones políticas de Chile en el siglo XXI es diferente o no a la que había previo a 1973 en el sentido de su estabilidad y permanencia en el tiempo.
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