“Nos hemos sentido como niños. Esta experiencia ha sido enriquecedora. Nos hemos vuelto a encantar con la ciencia y con el proceso indagatorio y hemos podido entender qué le pasa a los niños cuando se enfrentan a esta situación”, comenta la educadora Paula Díaz, asesora académica Corporación Educacional del Arzobispado de Santiago, quien por primera vez participa en el “Taller de formación profesional en educación en ciencias basada en la indagación”.
Díaz, junto a otras educadoras de párvulos, comentan sus experiencias en esta instancia mientras trabajan en grupo observando insectos, analizando su aspecto y comportamiento y hacen anotaciones, tal como lo harán sus estudiantes el año escolar 2015 en sus clases de ciencias.
Esta es una de las actividades que anualmente desarrolla el Programa Educación en Ciencias Basada en Indagación (ECBI), que se inició el año 2003 conjuntamente entre la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, la Academia Chilena de Ciencias y el ministerio de Educación y que a la fecha, con 11 años de historia, sigue desarrollando el enfoque indagatorio para la educación parvularia, básica y diferencial.
El Programa ECBI tiene como objetivo generar en los niños y niñas la capacidad de explicarse el mundo que los rodea mediante procedimientos propios de la ciencia, pero desde un enfoque de indagación.
Como explica Pilar Reyes, directora ejecutiva del programa ECBI, además de este taller inicial, el trabajo se desarrolla durante el año a partir de la “capacitación que realizan los monitores en la escuela con el profesor, con la planificación de la clase que le toca hacer”. Además existe una tercera instancia: “los monitores -que son pares- les hacen clases y talleres a los profesores en sus escuelas en función de problemas específicos de esa comunidad”, preparándolos para sus clases, pero también para generar la continuidad del enfoque de indagación. Independiente de que la Universidad deje las capacitaciones “las bases quedan”.
Este programa, explica la profesora Rosa Devés, Vicerrectora de Asuntos Académicos y directora general del ECBI, “se basa en el reconocimiento de que la ciencia y las habilidades que se desarrollan en este ámbito son importantes para todos los niños, y por lo tanto, está basado en un principio de reconocimiento de derechos y de equidad”.
La indagación
“Es muy importante que los niños aprendan a preguntarse, que los dejemos preguntarse, que no apaguemos su curiosidad natural como ocurre en la educación formal. El motor es la curiosidad que hay que alimentar y luego trabajar para que se den cuenta de cuáles son preguntas investigables desde las ciencias”, señala la profesora Rosa Devés.
Otro elemento del enfoque propuesto por el programa ECBI es el trabajo grupal colaborativo, al nivel de los estudiantes. El análisis indagatorio “se comunica a otros, porque la ciencia no es una cosa individual, sino que comunitaria que se pone a prueba a través de una conversación, que genera nuevas preguntas”, continúa la Vicerrectora.
En este enfoque lo que el docente debe hacer es instar el proceso creativo de los niños sin dar las respuestas, lo que es difícil, como señala la profesora Devés, considerando las metodologías tradicionales en las que los profesores son preparados. “Lo interesante de este método es que aprenden todos en forma continua”, tanto niños como educadores.
Pero el aprendizaje y el compromiso no se limitan al aula. “No es solamente que el profesor esté mejor preparado para enseñar ciencia, sino que se arma una comunidad de aprendizaje donde se trabaja con la escuela completa, es un modelo integrado. Aquí no hay competencia, hay colaboración, hay una construcción conjunta de cómo se va aprendiendo”, agrega Pilar Reyes.
Experiencia ECBI en el aula
Este taller, que se desarrolla entre el 5 y 9 de enero en las dependencias del Campus Occidente de la Facultad de Medicina, ha congregado a profesores y directivos de los establecimientos que vienen hace años trabajando con el programa (como es el caso de la comuna de Catemu y Panquehue) y a otros que inician recién la capacitación en el enfoque indagatorio. La actividad ha reunido también a comunidades educativas provenientes de distintas realidades, lo que ha enriquecido el intercambio de experiencias.
Sobre esto Pilar Reyes destaca que este encuentro de diferentes realidades se da porque “el foco del programa es el niño y su aprendizaje y ahí todos tenemos que ayudarnos a progresar. Las diferencias serán de recursos, pero la visión común es ofrecer oportunidades de desarrollo. Es una oportunidad para que unos aprendan de los otros, porque el problema en la sala de clases es el mismo: cómo hago progresar al estudiante. Produce alegría y esperanza que haya representantes de la educación pública, subvencionada, privada en esta instancia, considerando que estamos en un país que está tan fracturado; tenemos un desafío tremendo de trabajar en conjunto”, planteó Rosa Devés.
Verónica Ansted, profesora colegio particular Monte Tabor y asistente por primera vez al taller ECBI valora el intercambio de experiencias con profesoras rurales que ya han aplicado el método indagatorio. “Me parece súper interesante escuchar las realidades que tienen que son bien distintas, pero ver que al final todos queremos lo mismo: desarrollar habilidades de pensamiento en los niños”.
Para quienes ya han aplicado estas metodologías de enseñanza, los resultados han sido evidentes y positivos. Así lo explica Verónica Heyser, educadora de párvulos del Liceo Bicentenario Mary Graham de Villa Alemana: “tanto los niños se sorprenden de lo que aprenden como nosotros nos sorprendimos de los avances que ellos han tenido. Lo que van aprendiendo lo internalizan mucho más. El aprendizaje es significativo y efectivo”.
Magaly Soza, educadora de párvulos de Villa Alemana destaca que instados por este enfoque los niños “son capaces de observar y de investigar. Además, cuando les queda alguna duda se la llevan a la casa para que los ayuden los adultos, se quedan con la inquietud”. La experiencia en el aula “da pie para que los niños sigan investigando. Podemos ir a la biblioteca y se pueden generar presentaciones. Da ganas de complementar con otras fuentes de información”, agrega Jiyun Kim, educadora del colegio particular Craighouse.
Leonor Guajardo, directora Escuela Rebeca Jhonson de Catemu habla de la importancia de que directivos participen de la experiencia, “porque no nos podemos cerrar a las nuevas posibilidades de aprender y enseñar de forma entretenida a los niños, de razonar, que sean reflexivos y críticos y no quedarnos solamente en el papel o en los libros”.
El enfoque indagatorio no sólo sirve para la enseñanza de las ciencias. Como señala Marcelo Lillo, profesor de historia de la Escuela Básica Cerrillos de Catemu, “creo que es una experiencia que se puede extrapolar a otras áreas del currículum. Esto me va a ayudar a hacer las clases más motivadoras, más indagatorias”.
Juan Olivares, monitor de la comuna de Panquehue y profesor jubilado cuenta que “si hubiese conocido esta metodología hubiese hecho las clases completamente diferente, pero ahora que tengo esta oportunidad apoyo al profesor para que su clase sea distinta. Es realmente enriquecedor porque no sólo se potencian las ciencias, porque va socializando mientras toma dominio de la parte conceptual”
Similar opinión plantea Filomena Vargas, monitora ECBI. “Soy la más agradecida de haber empezado hace más de 10 años en este programa. Lo que uno siente es que aprendió tarde; si tuviera que hacer clases de nuevo lo haría totalmente distinto”.
“La Universidad de Chile tiene que estar acá porque tiene la capacidad de trabajar transversalmente, estratégicamente en alianza con diferentes instituciones, entonces genera una visión común frente a lo que es educación de calidad para todos los niños de Chile, o sea, sigue construyendo país”, finaliza la profesora Reyes.