Aunque existen telescopios capaces de ver a miles de kilómetros de distancia y capturar nuevas imágenes del espacio exterior cada día, en la astronomia siguen habiendo más preguntas que respuestas. Es por ello, que el último descubrimiento hecho por el equipo encabezado por la Dra. Mónica Rubio, astrónoma y académica del Departamento de Astronomía (DAS) de nuestra Universidad, es muy relevante. Se trata de una nueva forma de maternidad estelar, que se develó tras el hallazgo de una "incubadora" de estrellas al alero de la pequeña galaxia Wolff-Lundmark-Melotte (WLM), ubicada a tres millones de años luz de la Tierra, que daría luces sobre el origen de las estrellas.
¿Cómo logra dar nacimiento a cúmulos estelares sin tener todo el gas y polvo que suele haber en las galaxias más grandes? Los astrónomos creen que la respuesta está en densas cápsulas de material esparcidas por toda la galaxia, que alimentan los procesos de formación estelar y que hasta ahora no habían sido detectadas. Gracias al trabajo realizado en el Observatorio ALMA hoy se puede responder a esta interrogante.
La profesora Rubio indicó que "a diferencia de las estrellas que ya nacieron, las regiones donde ocurre el proceso donde las estrellas nacen, no emiten luz, son oscuras y no las podemos estudiar en base a telescopios ópticos". Agregó que las galaxias como WLM "son esponjosas y muy poco densas, que carecen de los elementos pesados que suelen contribuir a la formación de las estrellas. Las galaxias de este tipo deberían formar estrellas dispersas en vez de cúmulos concentrados, pero claramente este no es el caso". Tal fue la repercusión del descubrimiento que fue publicado por la prestigiosa revista Nature.
Estudiando la galaxia WLM junto a ALMA, los astrónomos pudieron localizar por primera vez unas zonas compactas que tienen las mismas características que los fecundos ambientes que suele haber en galaxias más grandes. Estas zonas fueron descubiertas apuntando a la señal casi imperceptible y muy localizada de ondas milimétricas emitidas por moléculas de monóxido de carbono (CO), comúnmente asociadas con los procesos de formación estelar. "Los datos los analizamos por casi un año para lograr descubrir y extraer la debil señal emitida por esta molecula desde la galaxia WLM", agregó la profesora Rubio.
"En el origen del Universo habían muchas galaxias pequeñas", dijo la investigadora del DAS. "Comprender el proceso de formación de estrellas en esta otra galaxia, que contiene tan poco carbón y oxígeno como lo hacían las pequeñas galaxias que partieron en el Universo, tiene la importancia fundamental, mas allá de la propia galaxia", agregó Rubio, asegurando que en los primeros inicios del Universo se tienen que haber formado estrellas y planetas en torno a estrellas de esta forma.
El siguiente paso es determinar las propiedades de estas incubadoras, buscar si existen más de ellas en esa galaxia y detectar la señal de molécula de monóxido de carbono en alguna galaxia donde la cantidad de ingredientes sea aún menor. "En WLM la abundancia de carbón y oxígeno es sólo un 13% de lo que hay en nuestra galaxia", advirtió la astrónoma.
Además de la Dra. Rubio, el equipo que firma el artículo en Nature incluye al Dr. Bruce Elmegreen, (IBM T.J. Watson Reseach Center, Yorktown Heights, N.Y.), la Dra. Deidre Hunter (Lowell Observatory), el Dr. Elias Brinks (Universidad de Hertfordshire, Reino Unido), el Dr. Juan R. Cortés (Observatorio ALMA y Observatorio Radio Astronómico Nacional de Estados Unidos) y el Dr. Phil Cigan (New Mexico Institute of Mining and Technology, Socorro, Estados Unidos).