Citando a un periodista italiano, la profesora de la Facultad de Ciencias Agronómicas, Carmen Saenz, define a los nopales como un “tesoro bajo las espinas” porque “se puede aprovechar la planta entera y sus frutos, que son de distintos colores y que poseen más de 300 ecotipos. Hoy lo que nosotros no hacemos para nada en Chile es utilizar las paletas de la tuna”.
Como detalla la académica, estas partes de la planta “son ricas en fibra y una de las cosas donde hay poca producción en el mundo es de fibra, uno come muchos alimentos refinados”. Los nopales poseen dos tipos de fibra, “una que es muy abundante en el reino vegetal que es la fibra insoluble, que es la que está en las lechugas y en la espinaca; pero la otra es la soluble, que es la que produce saciedad”.
A estas propiedades se suma que los nopales crecen en zonas de condiciones climáticas adversas ya que necesitan de poca agua porque tienen un metabolismo especial, que se llama metabolismo ácido de las crasuláceas, que consiste “en que en los momentos donde hay más calor, cierran los estomas, entonces la planta no pierde agua, y en la noche, que baja la temperatura, las abren. Además, las raíces son superficiales y muy extendidas, por lo que tienen capacidad de agarrar agua más superficial”.
Considerando el periodo de sequías en nuestro país, esta propiedad puede ser muy producente si se considera además que en Chile el 50 por ciento del territorio corresponde a zonas áridas y semiáridas, lo que en el mundo alcanza al 41 por ciento de la superficie. Como agregó la profesora Saenz, en este territorio viven más de 2100 millones de personas, por lo que "es mucha gente la que podría usufructuar de este cultivo”, que podría darse con los nopales. En Chile, relevó la académica, el cultivo de esta planta podría darse hasta la Región del Maule.
Y más aún, “con las paletas de la poda se puede alimentar a animales”. De hecho, el académico del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Agronómicas, Patricio Azócar, realizó un trabajo en el que alimentaba cabras en el norte con resultados muy positivos que llegaron incluso a aumentar la producción de leche de estos animales.
Aplicaciones a las personas y la industria
La profesora Saez es coordinadora del grupo de Agroindustria de la Cooperación Técnica Internacional FAO-ICARDA Cactusnet y lleva más de 30 años trabajando en investigaciones sobre este tema. En esa trayectoria, ha hecho importantes hallazgos que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha recogido en diversas publicaciones y programas que se han aplicado en diferentes partes del mundo.
“He visto en Marruecos cosas desarrolladas por nosotros aquí ya a nivel industrial Pyme. En general la tuna está vinculada con habitantes de pocos recursos. Eso nos satisface más aún, poder contribuir a que gente que no tiene muchas posibilidades agrícolas, pueda cultivar una planta que no sólo es noble, sino que pueda transformarla y obtener alimento”, relató la académica.
A nivel nacional, una de las experiencias recientes del equipo de trabajo de la profesora Saenz ha sido la capacitación de habitantes del Valle de Codpa, Región de Arica y Parinacota, para fabricar productos con los nopales y la tuna, como gomitas masticables naturales, nopalitos en conserva y mermelada de nopal.
Colorantes naturales
Otro de los ámbitos explorados en las tunas son los colorantes que se pueden extraer de estos frutos. Así, junto a Carmen Saenz, la profesora de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Paz Robert, trabajó en el estudio que podría permitir el reemplazo de colorantes sintéticos por naturales, extraídos de la tuna roja, el que ya han probado con resultados positivos en productos como yogurts y bebidas de fantasía.
Como explicó Robert, el colorante trabajado “es un color rojo que viene principalmente de la betanina que está en la betarraga, y que es un pigmento aceptado por la reglamentación internacional y la chilena, por lo tanto no se necesitaría una nueva normativa porque ya está aceptado”.
Carmen Saenz agregó que “el mundo entero está buscado colorantes naturales que reemplacen los artificiales que generan alergias en niños, que en alguos casos son cancerígenos, entonces, es una excelente alternativa. Colorantes naturales en especies de zonas áridas que requieren poca agua y que Chile tiene miles de hectáreas para poner”.
Considerando los beneficios de esta planta y la viabilidad de reproducirla masivamente en Chile, las académicas plantean que hay que instalar un cambio cultural tanto a nivel de las personas, de los agricultores y de los posibles productores de alimentos fabricados a base de nopal, tanto a pequeña, media y gran escala.
“Los nopalitos es una cosa de costumbre. Pienso en el kiwi, por ejemplo. Chile no consumía kiwi y apareció hace unos 20 años atrás de manera masiva y ahora somos productores y consumidores normales de este producto. Por eso, esto hay que presentarlo y hacer que sea atractivo. Nosotros podríamos introducir los nopales como una verdura más dentro de la dieta de los chilenos”, finalizó Saenz.