En el primer aniversario del último gran sismo que afectó a nuestro país, Sergio Barrientos, director del Centro Sismológico Nacional (CSN) de la Universidad de Chile, analizó el proceso de réplicas, el escenario sísmico actual para la zona y los aprendizajes, tanto a nivel nacional como internacional, que dejó este terremoto.
“Una réplica es un sismo de menor magnitud que se produce en la misma región –o muy cercana a ella- donde ocurrió un terremoto. Generalmente ocurren hasta una distancia entre 1 a 2 veces la longitud de ruptura. Estos temblores son una consecuencia del reacomodo de la corteza terrestre debido al súbito desplazamiento asociado al sismo principal", explicó el profesor Barrientos, agregando que éstas se generan con mayor frecuencia en los períodos más cercanos tras un terremoto de gran magnitud y –en general- el número de ellas disminuye a medida que transcurre el tiempo. "Este decaimiento se ve alterado cuando ocurre una réplica de mayor tamaño, la que también lleva asociadas sus propias réplicas de carácter secundario”.
El sismólogo agregó que el tipo de secuencia sísmica que ocurrió después del terremoto de Illapel se ajusta a lo que conocemos de otras secuencias producto de grandes temblores de contacto en la subducción (de acoplamiento entre la Placa de Nazca y la Placa Sudamericana), como la del terremoto del Maule en 2010 y de Iquique en 2014. "Las réplicas del último año en la región de Coquimbo son las esperables en cuanto a número y su distribución. Se espera que ocurran reajustes al terremoto principal en toda la región y eso es lo que hemos observado”, señaló el director del CSN.
Respecto a la duración del proceso de réplicas, señala que “de acuerdo a lo que hemos observado anteriormente, es probable que las réplicas continúen en la región, aunque van a continuar decreciendo en número, cada vez van a ocurrir de forma más espaciada, y sólo algunas de ellas serán perceptibles para la población”.
Las consecuencias de este sismo de 8.4 grados, que tuvo una zona de ruptura ubicada entre Punta Legua de Vaca por el norte y Los Vilos por el sur, es un desplazamiento máximo en la parte central -cerca de Canela Baja- de alrededor de 7 a 8 metros. Por ello, como señaló Barrientos, "las zonas inmediatamente al norte de Punta Lengua de Vaca y al sur de Los Vilos han quedado cargadas; es ahí donde nosotros estamos viendo una mayor cantidad de réplicas, justamente porque ha habido un mayor cambio de tensión".
"En el futuro es posible que ambas zonas se activen con temblores de gran magnitud, pero no sabemos cuándo ocurrirá eso. Ver cuándo ocurrió el último terremoto de importancia en la zona permite estimar si el próximo podría suceder pronto o no. Hacia el norte de la ruptura de 2015, el último gran sismo fue en 1922, han transcurrido 94 años, por lo que uno pensaría que ese es un lugar donde sería probable que aconteciera un temblor con una magnitud importante en el futuro. No sabemos si en una semana, un mes, un año o más. Lo mismo puede suceder hacia el sur de Los Vilos”, dijo Barrientos.
Aprendizajes del CSN
En el caso del terremoto de Illapel la Red Sismológica Nacional contaba con más instrumentos instalados que en años anteriores, principalmente acelerógrafos, que capturaron bien el evento. "Si este sismo hubiese sucedido cinco años antes no hubiésemos tenido la capacidad de haber registrado todo lo que registramos para este evento. Los datos que hemos obtenido en este terremoto van a permitir, por ejemplo, ajustar las curvas de atenuación en función de la distancia. Esta información servirá para que los ingenieros puedan construir mejor infraestructura sismo resistente”, señaló el sismólogo.
Además, gracias a los instrumentos GNSS (sistema del cual GPS es parte) y sus capacidades de capturar información, en el próximo ciclo sísmico -70 o 100 años más-, los científicos podrán comparar los desplazamientos y entender mejor el proceso de carga y liberación de energía.
Otro aprendizaje tuvo relación con que “el tsunami que produjo este terremoto llegó solamente cinco minutos después de ocurrido el sismo -según reportes de habitantes de la zona costera cercana a zona epicentral-. Pese a ello las personas supieron reaccionar y evacuaron. Es fundamental la educación para el autocuidado, conocer y tomar los resguardos correspondientes al momento de un sismo cuando uno vive expuesto a tsunamis. Aquí la educación y los simulacros han cumplido un rol fundamental”, aseguró el sismólogo.