Para varios países de América Latina la monoproducción, así como la dependencia de los "commodity" de productos naturales que no tienen mayor valor agregado, explican fuertemente sus ingresos y ciclos económicos, como igualmente las configuraciones de sus modelos de desarrollo.
En este sentido es usual que en los vaivenes propios de la economía de mercado, se exacerben las oscilaciones cuando la dependencia del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) está asociado a pocos bienes, muchos de ellos exportados a países desarrollados, sin mayores modificaciones o elaboraciones. Esta situación genera graves problemas sociales y políticos, quedando absolutamente descubiertas y vulnerables dichas naciones por su baja diversificación, ante las permanentes crisis de la economía de mercado.
No obstante, se ha advertido la importancia de dar un giro y apuntar a un nuevo modelo de desarrollo que busque en el conocimiento su principal materia prima, todo desde las idiosincrasias de este lado del mundo y con las ataduras de un "establishment" al cual no parece motivarlo un modelo que proyecte sus resultados en el mediano y largo plazo, lo cual tiene escasos réditos electorales.
En Chile el movimiento para apoyar las ciencias como pilar de un remozado modelo de desarrollo económico, se ha visibilizado en los últimos años. En este sentido causó fuerte polémica una declaración firmada por académicos y científicos chilenos que se titulaba "Nuestros gobiernos han elegido la ignorancia" (1), la cual hace un cruento y duro análisis de la situación actual de las ciencias en Chile y la desidia de los decisores respecto a soluciones concretas para apoyar la creación del conocimiento y dotar al sector de una nueva institucionalidad científica, acorde con las demandas y la importancia política que éste debiese tener.
El grito de los científicos chilenos llegó al "spotlight" mundial con la importante cobertura internacional de las movilizaciones efectuadas, ejemplo de lo cual fue el reportaje en Nature intitulado "Chile’s scientists take to the streets over funding. Researchers leave their labs to call for greater public support of research" (2).
En efecto los indicadores a nivel global sobre escenarios "deseables" para el desarrollo de la ciencia y tecnología, reflejan que Chile se encuentra peligrosamente alejado de aquello de lo que se considere como aceptable. Es así como el promedio de los países de la OCDE invierte un 2,4% de su PIB (año 2012) en ciencia y tecnología, cuando en Chile se revisó una inversión de solo el 0,39% del PIB en el año 2013 (3).
La evidencia hace concluir que se hace un "(...) imperativo [el] transitar gradualmente desde el modelo primario exportador hacia la economía del conocimiento como requisito indispensable para continuar creciendo y lograr la equidad en el largo plazo" (4). Empero el presupuesto de la nación para "grant", la mínima valoración en el empresariado del sector, las escasas acciones en políticas públicas desarrolladas, así como la baja ponderación en las decisiones gubernamentales que tiene la ciencia y tecnología en el país, hacen suponer que la afirmación precitada no ha estado en las prioridades de las decisiones gubernamentales en los últimos años.
En el año 2013 la OCDE señaló con un crudo diagnóstico que "En materia de inversión en I+D, se destaca que Chile se encuentra en el último lugar [dentro de los países integrantes de la organización], con un gasto concentrado en el sector universitario, y destacando que la participación del sector privado es 'excepcionalmente baja', y haciendo énfasis en el bajo número de empresas que hacen innovación. El informe señala también que la actual Ley de Incentivo Tributario a la I+D en empresas (conocida como "Ley de I+D") es más relevante para grandes empresas y no para empresas pequeñas y/o jóvenes, aunque destaca el evidente incremento que ha tenido el uso de esta ley desde que el actual gobierno introdujo cambios en la normativa" (5).
Sin duda existe un diagnóstico claro del escenario actual, que a su vez tiene en el ejercicio de la ciencia un inusitado respaldo ciudadano. Hace unos meses ha salido una encuesta de Conicyt sobre la percepción social de la ciencia y tecnología en Chile, en la cual se puede apreciar la alta valoración que tiene la sociedad por la actividad científica y sus científicos, considerándose una profesión/actividad de alto nivel de prestigio - 78,6% escala 4 y 5 "con mucho prestigio" solo superada por médicos e ingenieros - (6).
La conjunción en la opinión de los expertos, la relevancia que ha tomado el debate nacional sobre el asunto en su proyección internacional, el gran respaldo ciudadano, como de igual manera otros factores institucionales entre los que destacan la atomización de los subsidios entre distintas reparticiones públicas y las múltiples polémicas por ineficiencias administrativas - burocráticas del sistema, hacen suponer la necesidad de relevar el rol de la ciencia y tecnología, a través de la creación de un ministerio del área que tenga la capacidad política de instalar el discurso de la creación de riqueza a través del conocimiento, entre los decisores de políticas públicas.
Un ministerio en este caso, más que una estructura burocrática adicional, consideraría una valoración especial a la actividad en comento en Chile y sentaría las bases de un sistema de ciencia y tecnología que permita coordinarse oportunamente con otros sectores del quehacer nacional, en una política mayor de desarrollo económico que tienda al correcto desenvolvimiento de la economía nacional en la sociedad del conocimiento, lo cual tiene como imperativo un decidido apoyo presupuestario.
Gran tarea para el país resulta elegir por la ciencia y la tecnología, para lograr el anhelado desarrollo económico. Dicha conjetura parece ser muchísimo más abordable y plausible en el largo plazo, que continuar dependiendo del devenir de la monoproducción.
_______________________
(*) Daniel BURGOS BRAVO es Senador Universitario representante del personal de colaboración. Funcionario de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile.
[danielburgos@ciq.uchile.cl]
Referencias
(1) Diario El Mercurio (2015). Inserción “Nuestros gobiernos han elegido la ignorancia”, publicada el día 8 de noviembre de 2015 URL http://impresa.elmercurio.com/pages/detail-view.htm?enviar=%2FPages%2FNewsDetail.aspx%3Fdt%3D08-11-2015%200%3A00%3A00%26PaginaId%3D5%26SupplementId%3D0%26bodyid%3D10
(2) Nature. International weekly journal of science (2015). “Chile’s scientists take to the streets over funding. Researchers leave their labs to call for greater public support of research”, publicada el día 16 de noviembre de 2015 URL http://www.nature.com/news/chile-s-scientists-take-to-the-streets-over-funding-1.18800 (consultada el día 18 de septiembre de 2016).
(3) Ministerio de Economía, Fomento y Turismo (2015). Resultados Preliminares IV Encuesta Nacional sobre Gasto y Personal en I+D, Santiago de Chile, URL http://www.economia.gob.cl/wp-content/uploads/2015/01/Presentaci%C3%B3n-I-D-2013p_prensa.pdf
(4) Eyzaguirre, N.; Marcel, M.; Rodríguez J. y Tokman, M. (2005). “Hacia la Economía del Conocimiento: El camino para crecer con equidad en el largo plazo” en Centro de Estudios Públicos (2005) Estudios Públicos Nro. 97, verano 2005, Santiago de Chile, URL http://www.cepchile.cl/cep/site/artic/20160304/asocfile/20160304093516/r97_eyzaguirre_economia.pdf
(5) + Ciencia para Chile (2013). “El informe de la OCDE que recomienda un Ministerio de Ciencia e Innovación”, URL http://www.mascienciaparachile.cl/?p=6114 (consultado el día 18 de septiembre de 2016) citando estudio OCDE (2013) OECD Economic Surveys: Chile 2013 URL http://www.keepeek.com/Digital-Asset-Management/oecd/economics/oecd-economic-surveys-chile-2013_eco_surveys-chl-2013-en#.V97rOZMrLogn
(6) Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología (2016). Encuesta Nacional de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en Chile 2016, Resumen Ejecutivo, Santiago de Chile URL http://www.conicyt.cl/wp-content/uploads/2014/07/resumen-ejecutivo-encuesta-nacional-de-percepcion-social_web.pdf