El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición neurológica y de desarrollo que comienza en la niñez y dura toda la vida. Éste impacta en cómo una persona se comporta, interactúa, se comunica y aprende. El autismo, el síndrome de asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado son parte del TEA, y todos ellos se manifiestan de distintas formas y tienen distintos tratamientos.
“El objetivo de realizar esta actividad es poder informar a la comunidad en qué estado está el autismo en Chile, porque ha habido mucho movimiento, especialmente de los papás que han trabajado para lograr mejores diagnósticos, acceso a tratamientos y a educación y los resultados han sido lentos”, señaló Ricardo García, psiquiatra infanto-juvenil y jefe del Programa de TEA en la Clínica Psiquiátrica de la U. de Chile.
Durante la Jornada de Extensión sobre TEA, que se transmitirá vía streamming a través de www.uchile.cl/en-vivo, se dará cuenta de los programas que se están implementando para las personas que viven con TEA en Chile, se informará sobre el estado de conocimiento y de investigación sobre el autismo, y familiares de pacientes con autismo darán a conocer la red de servicios que han puesto en marcha para hacer frente a las necesidades de quienes viven con esta condición. Además Maximiliano Bravo, sociólogo y quien tiene la condición de asperguer, presentará el trabajo de investigación que realiza actualmente con el equipo de TEA de la Clínica Psiquiátrica, dirigido a la inserción laboral de las personas con espectro autista, cuál es la situación y desafíos en esta área que ya corresponden a la vida adulta.
En la oportunidad, el psiquiatra infanto-juvenil Matías Irarrázabal –miembro del Programa de TEA de la Clínica–, será el encargado de dar cuenta sobre el estado de la investigación del Trastorno de Espectro Autista, desde el punto de vista local e internacional. Los resultados de una encuesta a cuidadores de pacientes con TEA, la exposición de estudios descriptivos, de evaluación de casos de niños y adolescentes, y la posibilidad de implementar en el país un proyecto de diagnóstico corto de autismo, son algunos de los temas que tratará el especialista durante la Jornada de Extensión.
Población con TEA: El desafío de saber cuántos son
En Chile no existen estudios epidemiológicos que permitan saber con exactitud el número de personas que viven con algún tipo de TEA. No obstante, se estima que al igual que en el resto del mundo, su aumento ha sido significativo en las últimas décadas.
“Los países más desarrollados que tienen instrumentos para hacer estudios en la población general, han llegado a tener una cifra de 1 en cada 100 niños menores de 18 años, una cifra muy alta comparada con lo que era hace unos 40 años atrás que era de unos 3 a 4 por 10 mil. Y hay estudios en Estados Unidos que están muy bien avalados científicamente que dan una cifra de 1 en 68”, afirmó García, quien expondrá en la Jornada de Extensión respecto al estado actual del espectro autista en Chile. El psiquiatra agregó que son los hombres en quienes más se presenta este trastorno, en una proporción de 1 es a 4 en comparación con las mujeres.
“Con la prevalencia que hay a nivel regional y a nivel mundial, uno puede estimar que un 1 por ciento de la población tiene TEA, lo que es bastante alto comparado con otras enfermedades raras”, apuntó Irarrázabal. Ante la falta de esta información, el psiquiatra, junto a un grupo de académicos de nuestro plantel -en asociación con académicos de la Pontifica Universidad Católica y miembros del Ministerio de Salud-, está organizando el primer estudio epidemiológico para contabilizar a la población que vive con esta condición en Chile.
“Para asignación de recursos y de programas, uno necesita saber qué tan grande es el problema y una de las formas de saberlo es básicamente entender qué porcentaje de la población lo tiene y cómo evoluciona en el tiempo”, indicó Irarrázabal.
Tratamiento temprano: Un factor clave
“La ciencia ha avanzado muchísimo, los tratamientos también y los diagnósticos también. La idea es que mientras más temprano podamos hacer un diagnóstico y un tratamiento intensivo y precoz, los resultados actualmente son bastante buenos en términos de funcionamiento”, advirtió García.
En la misma línea Irarrázabal agregó que ésta es una condición que se puede detectar muy tempranamente, “en general, hay indicadores que se pueden ver antes de los 18 meses de edad", y alertó respecto a que “las consecuencias del no tratamiento son muy altas para el sistema de salud, para el sistema educacional, y para la sociedad en general. La adaptación del individuo y las familias a los diferentes sectores de manera temprana, tiene mucho mejor pronóstico que el tratar de integrar a un niño en que el trastorno se detecta a los seis años y donde probablemente ya va a ser rechazado por el sistema escolar”.