La deforestación, la producción agrícola y ganadera, las operaciones mineras, los incendios forestales, los eventos climáticos extremos y las actividades humanas disminuyen la fertilidad de la tierra. Todas estos factores inciden en la erosión de los suelos, problema que en nuestro país se ve agravado producto del clima, y la falta de políticas públicas dirigidas a la recuperación y cuidado de los territorios.
“Los climas mediterráneos y semiáridos, como la zona central de Chile, son los más susceptibles. Nosotros tenemos la particularidad de que nos llueve en invierno, y nos está lloviendo menos. En otros países llueve en verano, entonces, las plantas pueden crecer más y afirman el suelo. Acá la única posibilidad que tienen las plantas para crecer y proteger el suelo es en invierno”, señala el académico de la FCFCN, Pablo García, quien recientemente escribió un libro sobre el tema -“Control de la Erosión y Recuperación de Suelos Degradados”- y se incorporó a nuestro plantel tras haber estado investigando en Arizona, Estados Unidos.
El académico, a partir de sus trabajos y publicaciones, ha venido alertando respecto a los peligros de la erosión, un fenómeno que golpea los suelos nivel global, y que, según su evaluación, sería tan grave como el cambio climático.
“Un país que destruye su suelo es un país que se destruye a sí mismo y lamentablemente los países no se dan cuenta a tiempo", afirma el investigador, también Asesor Científico de la Asociación Internacional de Control de Erosión (IECA), quien advierte que "en la actualidad se pierden 36 hectáreas de suelo por minuto en el mundo. En Chile la mitad del país está erosionado, el desierto avanza hacia el sur a un ritmo apróximado de 3 kilómetros por año, y lo que está pasando es que el 50 por ciento del territorio chileno no produce nada y podría estar produciendo".
Y aunque el problema de la erosión en Chile se remonta a los años '50 del siglo pasado, las estrategias para revertir la situación han sido insuficientes. "En los años '70 se creó el Decreto de Ley 701, que dio incentivo a la forestación, y esa forestación se produjo más que nada en suelos erosionados, cuestión que ayudó en algo a revertir la situación, pero a la fecha el problema es crítico", afirma García, quien además critíca la nula regulación a las industrias en esta materia. "En Chile no hay una legislación con respecto a la emisión de sedimentos. Es decir, las empresas no se hacen cargo de los suelos que erosionan", dice.
Posibilidad de intervención
Actualmente existen técnicas y expertos en nuestro país que podrían trabajar en revertir el proceso de erosión de los suelos. Asimismo, países como Israel, Japón y Estados Unidos han sido activos en el cuidado de sus territorios, levantando ejemplos ciertos de que es posible tener resultados exitosos en esta materia.
En el caso de Estados Unidos crearon una ley que prohíbe a las industrias no controlar la erosión. “Eso es el manejo de los sedimentos y lo que ha hecho que allá mejoren todas las condiciones de suelos”, explica el ingeniero forestal quien concluye que no atender este tema, “es un suicidio. Si no tenemos suelo, ¿qué vamos a producir? Con la sequía esto se iría agudizando, y lamentablemente, el desierto está avanzando hacia el sur porque está lloviendo menos. Si llueve menos, menos plantas crecen en una ladera y eso significa que menos se va a proteger el suelo, más se erosionará y eso va a gatillar que hayan menos plantas todavía. Es un sistema que se echa a andar y no para más a menos que uno lo intervenga”.