Cinco son las direcciones y tres las unidades que dependen de la Vicerrectoría de Asuntos Económicos y Gestión Institucional, entidad que hoy encabeza el Doctor en Economía de la Universidad de Harvard, Daniel Hojman.
La teoría económica, las políticas sociales y la economía política y del bienestar son las áreas de estudio del también académico de la Facultad de Economía y Negocios, quien desde su experiencia espera contribuir a posicionar una visión integrada entre el desarrollo académico y la gestión financiera, de los recursos humanos e infraestructura.
Su trabajo siempre ha estado marcado por el diálogo entre la economía, la educación y el bienestar. ¿Cómo se dará esta conversación en este cargo que asumió recientemente?
La labor de la vicerrectoría se asocia con la operación cotidiana de la universidad. Abarca la gestión financiera, administrativa, de sistemas de información, recursos humanos e infraestructura. Mejorar la operación de la universidad es sin duda un objetivo permanente, pero todas las actividades de la VAEGI tienen una importancia estratégica enorme.
Pienso que mi experiencia académica puede servir para reforzar una visión integrada entre el desarrollo académico e institucional y la gestión financiera, de los recursos humanos e infraestructura.
La gestión académica e institucional de la universidad va de la mano de la gestión financiera y en ese sentido lo que a uno le gustaría es hacer lo mejor posible para sustentar el punto de vista financiero y operacional con el proyecto académico y de desarrollo institucional de la universidad.
Usted asume este cargo en un contexto de definiciones como son la ley general de universidades y la ley de universidades estatales. ¿Cómo esto marca los lineamientos de su gestión en la vicerrectoría?
Ahí hay un desafío bien importante de corto plazo que está ligado a la incertidumbre de los proyectos de ley que están tramitándose que podrían cambiar la relación de la universidad con el Estado, aspectos jurídico-administrativos y mecanismos de financiamiento que afectan directamente la gestión de esta vicerrectoría.
Esa incertidumbre significa que no sabemos si habrá más controles ni si se avanzará en flexibilizar la gestión. Tampoco sabemos que tan importante va a ser para el sistema de universidades estatales y en particular para la Universidad de Chile el plan de fortalecimiento. Otro tema que tendrá que despejarse -donde gestión académica y la financiera se cruzan- pasa por los límites a la expansión de matrícula.
En el largo plazo hay incertidumbres que afectan que van desde cómo nos va a ir como país, hasta la evolución sistema de educación superior tras la reforma. En cualquier escenario, creo que tenemos que apuntar a tener una estructura de financiamiento que nos de sustentabilidad en el largo plazo.
Y eso pasa por profundizar iniciativas que han tenido poca visibilidad en la universidad pero que van a tener un impacto grande como el fondo de inversión que fue creado el 2013, y que básicamente ha permitido ir acogiendo una serie de proyectos de infraestructura y equipamiento, por una parte, y de desarrollo académico, por otra.
Mejorar, expandir y gestionar la infraestructura de la universidad es fundamental, tanto del punto de vista de la productividad o de la capacidad de mantener un nivel de producción académica de excelencia, como desde la perspectiva de igualar las condiciones entre distintas unidades en los campus. Pero también hay una dimensión importante que tiene que ver con igualar las condiciones para los estudiantes. La infraestructura, la habitabilidad de un campus afecta el aprendizaje. Si todos los estudiantes tienen acceso a una infraestructura de calidad, se hace posible que todos los estudiantes aprendan en condiciones similares. En suma, hay una dimensión de la infraestructura que es vital para el desarrollo estratégico de la universidad desde el punto de vista productivo, pero también desde el punto de vista de la igualdad.
Mantener y profundizar esta institucionalidad financiera como la del fondo, que de hecho está mandatada en nuestro estatuto, nos permite también proyectarnos hacia el futuro. Sustentar en el tiempo una proyección académica de excelencia e inclusiva y que además dependa un poco más de nosotros, dándonos algo de autonomía respecto de las incertidumbres políticas o económicas que puedan venir en el futuro, pasa por reconocer y preservar estos avances institucionales.
Uno de los temas vinculados a la vicerrectoría tiene que ver con la gestión de recursos humanos y las relaciones con los funcionarios. ¿Cómo es que abordará uno de los desafíos institucionales como son los niveles de contratación de funcionarios a honorarios?
Un tema central para la VAEGI es que la universidad avance en su política de recursos humanos. Hay demandas sentidas de nuestras asociaciones de funcionarios y compromisos en que la universidad tiene que avanzar. Uno de ellos es el acuerdo 92.
Hay que avanzar también en una política de remuneraciones más transparente.
Otros temas laborales en los que hay que seguir avanzando son la inclusión y la igualdad de género. La Universidad ha avanzado en la igualdad de género, tenemos instancias que han permitido identificar las brechas que existen y atender a realidades como el acoso sexual o el acceso a jardines infantiles. O sea, la universidad ha avanzado en esa dirección pero siendo un tema que creo crucial, me gustaría que esta vicerrectoría ayudara a que la universidad se transforme en un ejemplo en el país en términos de igualdad de género.
Por otro lado, se acaba de aprobar en el congreso una ley de inclusión que exige que organizaciones de más de 100 personas tengan un porcentaje de su dotación con trabajadores con algún tipo de discapacidad o habilidades diferentes. Aunque todavía no existe un reglamento a nivel nacional, debiésemos apuntar a que la universidad también esté a la vanguardia en temas de inclusión.
¿Cuáles son los desafíos a los que la vicerrectoría quisiera apuntar en los meses próximos?
Un desafío central de la VAEGI es la modernización de la universidad. Y aquí hay por lo menos dos dimensiones. Por una parte, tenemos que avanzar en mejorar nuestros procesos y agilizar la gestión. Relacionado con esto, pero una dimensión en sí misma, está la calidad de nuestros servicios de información. Tenemos un director que le ha dado un impulso nuevo al área, que es Jo Piquer, y claro, las tecnologías de información son y serán indispensables para el funcionamiento de todo el quehacer de la Universidad, parte de la infraestructura crítica de la universidad. Junto con ser un soporte para todas las actividades de la universidad –docencia, investigación, extensión, gestión interna- las TIC afectan directamente nuestra la calidad y variedad de nuestra oferta académica.
Un ejemplo claro, es la necesidad de potenciar la oferta académica en línea de la Universidad de todas las unidades académicas y STI tiene un rol central en proveer ese soporte y coordinar esos proyectos.