En un contexto de inequidad social en los perfiles de ingreso y egreso en la universidad, “la enseñanza de la escritura académica puede ayudar a compensar la distribución inequitativa del capital cultural y semiótico académico, y así colaborar con la inclusión y la equidad en los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Pero además, la enseñanza de la escritura académica permite entender por qué la equidad colabora con la calidad educativa”, ya que si bien las iniciativas de apoyo a los aprendizajes y de enseñanza de la escritura se han originado como proyectos remediales, la experiencia ha revelado que todos los estudiantes “deben aprender a comunicarse de formas nuevas, con géneros discursivos que nunca antes han producido y hacia audiencias y entornos disciplinares más sofisticados y específicos”, señaló el Dr. Federico Navarro, investigador visitante y organizador del evento, que se realizó el 17 de octubre en el Salón Gorbea de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.
El compromiso con la inclusión y la equidad fueron aspectos que el invitado internacional, Dr. Christopher Thaiss, relevó de la Universidad de California Davis, donde hace once años realiza cursos de escritura para estudiantes de diferentes carreras. Con más de cuarenta años dedicado a la docencia, gestión e investigación en estudios de escritura, el académico se mostró preocupado por el reciente anuncio del fin de DACA, política implementada por el expresidente Obama, que protege de la deportación a quienes entraron al país de forma ilegal cuando aún eran niños. Los denominados “dreamers” son un “grupo que queremos proteger”, dijo Thaiss. “Un tercio de ellos vive en California, muchos de ellos son nuestros estudiantes y han tenido éxito ahí. Darles la espalda no es lo que somos en la UC Davis”, enfatizó.
A pesar de ser una universidad selectiva, de las más prestigiosas de Estados Unidos, la Universidad de California Davis tiene un gran compromiso con la inclusión y se plantea como valores fundamentales la diversidad y antidiscriminación, ya que “todas las personas necesitan y merecen una buena educación”, sentenció el académico. Por su impacto en la retención y calidad educativa, Thaiss, señaló la necesidad de que las universidades cuenten con cursos de escritura, idealmente transversales al currículum. “Cuando las universidades se comprometen con la inclusión, tienen la responsabilidad de ajustarse y entregar a los estudiantes herramientas para que lleguen a graduarse, desarrollen sus carreras y estén preparados para sus trabajos”, como se hace en UC Davis, donde el apoyo en escritura se presta desde el ingreso a la institución y durante toda la carrera, hasta la graduación de los estudiantes.
En la misma línea, pero desde el ámbito nacional, la Dra. Natalia Ávila, académica e investigadora de la Pontificia Universidad Católica de Chile, desarrolló una presentación sobre las implicancias para la inclusión de investigar sobre escritura y el rol que cumple ésta en asegurar que los estudiantes permanezcan y logren graduarse en universidades selectivas, presentando además los diseños metodológicos de dos proyectos de investigación en Chile: “Voces desde dentro: experiencias con escritura de estudiantes del programa PACE en tres universidades chilenas” (FONIDE, 2017) y “Transformaciones letradas: un estudio longitudinal en escritores diversos” (FONDECYT, inicio 2017).
La Dra. Ávila enfatizó algunas de las funciones más relevantes de la escritura: favorecer el conocimiento sobre las disciplinas; aprender lo que se estudia; comunicar según formas o patrones propios de cada disciplina; demostrar aprendizajes; o controlar quién se convierte o no en profesional. Ávila subrayó que, si bien en Chile no existen datos que relacionen escritura con desempeño universitario, la evidencia internacional señala la relevancia de ésta en el desempeño y retención universitaria, lo que conlleva una responsabilidad adicional para las instituciones que deben hacerse cargo de que a los estudiantes con menos exposición y acceso a modelos de discurso académico les vaya bien, recalcó.
Desde la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina), la Dra. Sara Pérez compartió la experiencia de implementación de un programa de escritura, con sus tensiones, actores y decisiones, en el contexto de una universidad pública y completamente gratuita, que adhiere a los principios de calidad, inclusión y pertinencia de la UNESCO, con un 70% de estudiantes que son primera generación universitaria y con más del 60% de ellos trabajando a la vez que estudian.
Al describir el proceso, la Dra. contó cómo después de años de trabajo, en 2015 se logra una modificación integral de las políticas de acceso y la incorporación de cursos de lectura y escritura obligatoria para todas las carreras de la universidad. Esta modificación sólo fue posible luego de convencer a la comunidad educativa completa de que la escritura era central en el currículum.
La Dra. Carolina Guzmán, investigadora del CIAE, en tanto, cuyo ámbito de investigación es la universidad, se refirió a cinco tipos de universidades coexistentes en la actualidad y que incluso se pueden dar dentro de una misma institución. Habló así de la “universidad experta”, centrada en el conocimiento disciplinar; la “universidad masiva”, cuya misión es promover la movilidad social mediante el ingreso de un gran número de estudiantes; la “universidad emprendedora”, que necesita generar fondos para poder subsistir y satisfacer el mercado; la “universidad digital”, que genera conocimiento a través de la tecnología; y la “universidad crítica”, que es activa políticamente y promueve el cambio social.
Guzmán propone que se debiese avanzar hacia la “universidad compleja”, que se ensambla y engrana en diferentes ecosistemas, con múltiples maneras de hacer investigación, con pedagogía para la inclusión, donde investigación y docencia vayan de la mano; además de cumplir un rol promotor del cambio, en el que académicos y estudiantes puedan ser agentes de cambio social.
La directora del DEMRE, Leonor Varas, quien cerró el seminario, invitó a seguir trabajando y a hacerlo en conjunto. “En el DEMRE estamos desarrollando nuevas pruebas de selección y para un proceso complejo como la admisión. Pero el ingreso a la universidad es mucho más complejo que la selección, necesitamos más pruebas de admisión, pruebas diagnósticas, que nos informen para orientar los procesos formativos, y no se les puede pedir a las pruebas de selección todo. Creo que tenemos un desafío alucinante como país de generar mundos más inclusivos, que también están en el lenguaje que usamos y sobre todo en el lenguaje que validamos cuando seleccionamos, diagnosticamos o hacemos cursos de escritura”.
En sus comentarios finales, el Dr. Christopher Thaiss preguntó a los presentes: ¿dónde aprendieron más en su formación? ¿sienten que dejaron de aprender o que siguen aprendiendo? ¿dónde están aprendiendo la nueva información? ¿sienten que todavía están desarrollándose como escritores? El aprendizaje nunca se detiene, dijo, y “el desafío que voy a proponer es pensar cómo podemos transformar la universidad para que en vez de tener gente pensando que es algo antiguo, la pensemos como un lugar que tiene actitud, filosofía, y conexión cercana con el entorno”.