El inglés en la actualidad tiene una importancia central para el desarrollo de la movilidad y la interconexión de las investigaciones y del quehacer universitario. Frente a este escenario, el Departamento de Postgrado y Postítulo de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos organizó un programa para promover el desarrollo de competencias comunicativas en este idioma para académicos de postgrado. El curso, impulsado en el marco del Proyecto de Internacionalización de la Universidad de Chile, fue impartido por los expertos de la Universidad de Southampton, Christopher Sinclair y Robert Baird.
Ambos profesores, que por primera vez implementaron este programa en un país sudamericano, conversaron respecto a la relevancia de este tipo de programas, y la ventaja que tiene Chile para desarrollar una política de internacionalización aprovechando las lecciones entregadas por las experiencias de otros países.
¿Qué hace diferente a este programa de otras dinámicas de enseñanza del inglés?
Robert Baird (RB): Respecto a la metodología, es interesante que académicos de diferentes departamentos y unidades dialoguen en el marco del curso, porque todos tienen diferentes formas y maneras de implementar la enseñanza de sus temas de estudio en inglés. Nosotros no prescribimos lo que cada persona debe hacer, porque cada una tiene sus propias necesidades y condicionantes contextuales, sino que proponemos una conversación constructiva entre académicos para que intercambien experiencias.
Christopher Sinclair (CS): Una de las primeras preguntas que me hicieron el primer día fue “¿cuál es el modelo?”, y rápidamente quedó claro para todos los participantes que no hay un solo modelo, pues todos tienen distintas necesidades y deben desarrollar diversas aproximaciones para esto.
¿Cuál es la relevancia que tiene este curso para los académicos?
RB: Es importante reconocer que con la globalización e internacionalización de la educación superior no solo el inglés es relevante, sino cómo éste puede ayudar a la interconexión de las investigaciones entre instituciones o al intercambio de conocimiento on-line. Hay muchas actividades que se están desarrollando ahora en inglés y también, muchas oportunidades que las universidades pueden aprovechar; por lo mismo, los profesores ven que para diferentes áreas el inglés puede ser una ventaja. Por otra parte, las instituciones piensan que el inglés permitirá atraer a estudiantes que quizás no hablan español.
¿De qué manera el curso puede servir para mejorar la calidad de las clases?
CS: Los participantes han aprendido de las prácticas y estrategias pedagógicas de sus compañeros, que les pueden servir tanto para sus clases en inglés como también para las que imparten en español. Como decía Robert, ese es uno de los fuertes de este tipo de programa: que personas de diferentes áreas puedan intercambiar experiencias y potenciarse mutuamente.
RB: creo que es muy bueno para todos los educadores conectarse con otros y conocer lo que están haciendo, ya que pueden mejorar sus prácticas explicándole a otros lo que hacen, cómo lo hacen y por qué; y también, escuchando otras visiones sobre cómo adaptarse a las diferentes culturas presentes en el grupo, y cómo puede recurrirse a recursos on-line o a diferentes métodos pedagógicos para lograr los objetivos.
¿Qué diferencia a esta experiencia de la que han tenido en otros países?
RB: Me parece que todos los profesores enfrentan el reto de sentirse cómodos frente a enseñar en inglés, pero la diferencia que veo es en Chile las personas está mirando hacia el futuro y sus posibilidades, pensando en cómo entusiasmar a estudiantes de doctorado para que vengan a estudiar en este país. Por otra parte, no hay presión para que los profesores se adapten a este cambio ahora mismo, y los profesores no están ansiosos por contar con una solución. Por el contrario, están en el momento de discutir las mejores prácticas, desarrollar las habilidades necesarias, diseñar las políticas.
CS: Yo estuve el año pasado en Taiwán y la situación era muy diferente porque ellos llevan varios años en este proceso. Creo que al menos la mitad de las universidades ya imparte algún programa en inglés. En este sentido, es probable que estén cinco años por delante. Pero eso les da a las universidades chilenas la oportunidad de aprender de los errores del resto y desarrollar de manera más reflexiva lo que van a hacer a la luz de otras experiencias.
¿Por qué es tan importante que los académicos y los mismos estudiantes de postgrado manejen el inglés?
RB: Las personas necesitan conectarse con profesionales de otras disciplinas y países. En algunas áreas el inglés se ha transformado en el idioma de base, pero creo que hay que tener claro que el inglés no es la única lengua que se necesita. Es importante potenciar que los estudiantes aprendan otras lenguas, que viajen a otros países y que conozcan a personas de diferentes culturas. Eso es parte de lo que enfrentarán cuando desarrollen investigaciones interconectadas, porque los problemas que las universidades buscan enfrentar son globales, dado que vivimos en un mundo interconectado.
CS: En un mundo cada vez más globalizado es importante que la formación de postgrado prepare a los estudiantes para insertarse en un espacio de esas características. Ello que incluye una experiencia internacional y, en particular, el aprendizaje de diferentes lenguas y particularmente de inglés, porque de una u otra manera se está transformando en un idioma que permite la comunicación entre personas de diferentes culturas.