Karl Marx nació el 5 de mayo de 1818 en la ciudad de Tréveris perteneciente a lo que hoy llamamos Alemania. Es uno de los pensadores más importantes que sacudió los últimos siglos. Nos proponemos en estos breves párrafos conmemorar los 200 años -como diría el Che- de este gigante del pensamiento.
No es fácil esta tarea en un contexto académico y político a nivel mundial que desde hace varias décadas han dado de muerte la obra de Marx, entre otras cosas, porque fue un pensador del siglo XIX, con poco que decir para el siglo XXI, o dicho de otro modo, debido a que el capitalismo del presente siglo “cambió” respecto de aquel que estudió Marx en vida; las categorías centrales de su obra ya no servirían para explicar la realidad contemporánea. Pero este tipo de afirmaciones no son casuales, pues de aceptar radicalmente la crítica al modo de producción capitalista, realizada por Marx, también implica asumir la lucha por la transformación social y la superación de este orden societario.
Conmemorar 200 años del nacimiento Marx invita no solo a comprender su obra sino también a indagar sobre la recepción de esta en el mundo. Respecto del último punto, es importante señalar dos cosas que explican la necesidad de volver a leer la obra por parte de las nuevas generaciones:
1.- La recepción de Marx en América Latina se realizó diferenciadamente en los países, pero se reconoce que desde fines del siglo XIX fue introducida en la región por migrantes españoles, alemanes e italianos y que la primera traducción de “El Capital2 al español, realizada por el argentino José Ingenieros, estuvo cargada de una interpretación positivista del texto.
2.- Desde hace varias décadas, los estudiosos han advertido que con la nueva edición crítica de las obras completas (MEGA 2) emerge un Marx “inacabado” porque este: a) no terminó su proyecto que explicaba y criticaba el capitalismo para avanzar hacia la sociedad comunista, y b) a lo largo de su investigación dejó una serie de problemas y preguntas abiertas para su desarrollo posterior. Por tanto, muchas de las interpretaciones que se levantaron sobre su obra se sostienen sobre el desconocimiento de la totalidad de esta.
A modo de ejemplo, es sabido que ni Lenin, Rosa Luxemburgo y Gramsci conocieron “La Ideología Alemana” (publicada en 1932) o que los intentos de publicar la obra completa de Marx quedaron inconclusos, entre otras razones, por causas políticas e ideológicas a manos del estalinismo que impuso una versión oficial de Marx y el marxismo, en los partidos comunistas y a través de ellos, en parte de las izquierdas durante el siglo XX. A partir de esto, las críticas levantadas entorno a la obra de Marx desde diversos frentes académicos/intelectuales hablaban de sus diversos reduccionismos: economicista, clasista y un mecanicismo, o de una supuesta teleología en su obra.
A ello se sumó la confusión de considerar que el pensamiento de Marx estaba presente (o guiaba) los caminos emprendidos por los llamados países socialistas del este europeo y la URSS, cuya “caída” a fines de los años 80 era una muestra clara de la burocratización del Estado y de las atrocidades, equívocos y desastres a que llevó esta tradición de pensamiento en distintos países.
Hoy es difícil seguir sosteniendo estas críticas si es que se levantan desde una atenta lectura directa de la obra de Marx, y una comprensión acabada de los procesos socio-históricos construidos en los países ligados al “socialismo realmente existente”. Lo anterior, no significa asumir que Marx desarrolló o visualizó todos los temas y contradicciones que en la actualidad se develan, sino -como dirá Gabriel Vargas o Carlos Nelson Coutinho- las “problemáticas actuales deben ser pensadas con Marx, pero sin temor de ir más allá de sus textos”. Sin embargo, para ir más allá de sus textos, debemos -al menos- conocer la mayoría de estos. Así, el estudio profundo de la obra de Marx, en el Chile neoliberal y su academia, casi no tiene espacio o posee una muy baja posibilidad de ser cultivada, dejando fuera contadas excepciones.
Si bien se han realizado esfuerzos, que generalmente responden a los de grupos de militantes, a estudiantes o a uno que otro profesor-académico (o grupo de estos), lejos de un curriculum o una agenda de investigación financiada por organismos científicos que permite el uso de categorías marxistas, estamos en un momento histórico donde las contradicciones inmanentes al modo de producción capitalista no pueden comprenderse sin las categorías de la tradición de pensamiento inaugurada por Marx, si es que se quieren entender las causas profundas de ellas.
Las crisis económicas cíclicas, la devastación medioambiental, la persistencia de la pobreza y creciente concentración de la riqueza, la situación de dependencia y periferia de las economías latinoamericanas, las guerras por recursos naturales, la creciente precarización del trabajo (o condiciones de trabajo “in-decente”), la inseguridad o falta de protección social, en definitiva la desposesión de derechos sociales, los procesos migratorios, las desigualdades y opresiones que sufren miles de personas, son solo algunos de los fenómenos de absoluta actualidad. En este contexto, es pertinente volver a Marx, a leer directamente sus escritos sin mediar lecturas dogmáticas, para comprender nuestro tiempo.
Para estas lecturas, hemos organizado el Seminario Permanente de Marx y Los Marxismos 2018 que nos reúne una vez al mes para adentrarnos en la obra de este gigante, especialmente para aquellos que no la han estudiado. Comenzamos el 26 de abril en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Para mayores detalles de esta actividad anual, en el contexto de conmemoración de los 200 años de Marx, revisar e inscribirse aquí.