Con el objetivo de entregar una herramienta que matemáticamente ayude a mejorar nuestra democracia, por medio de la incorporación de transparencia a procesos públicos, se lanzó oficialmente el Faro de Aleatoriedad (Randomness Beacon) de la U. de Chile. Se trata de una iniciativa desarrollada por el Grupo de Repuestas a Incidentes de Seguridad Computacional (CLCERT) de la FCFM, liderado por el académico del DCC, Alejandro Hevia.
Según Hevia, el interés por desarrollar esta herramienta nació tras conocer el caso sobre la auditoría a la que sería sometido un alcalde por parte de la Contraloría General de la República –organismo encargado de realizar esta tarea a las instituciones públicas—y ante la cual la autoridad alegó “persecución política”, cuando estas son aleatorias.
“El problema es cómo demostramos que este tipo de elecciones son efectivamente al azar”, afirmó al respecto el académico, quien además señaló que hoy existen numerosos procesos que requieren el uso de aleatoriedad, pero hasta ahora no existía una manera de verificar o demostrar su confiabilidad. El Faro resuelve este problema, entregando “un servicio de aleatoriedad pública verificable”.
El Faro comenzó a ser desarrollado en 2016 bajo fondos concursables de investigación de NIST, el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos, organismo que ya en 2013 había desarrollado el mismo proyecto.
“El Faro es un servicio que entrega números aleatorios a un pulso una vez por minuto, y ese pulso puede ser utilizado por distintas entidades”, explicó Alejandro Hevia. En su funcionamiento, el Faro cumple con cuatro propiedades: ser verificable, autónomo, consistente e impredecible. ¿Qué significa esto? "Tiene que ver con que alguien de afuera pueda cerciorarse que lo que estamos haciendo es correcto y con que ni siquiera los que manejan el Faro puedan intervenir sus resultados. Esa es la garantía que queremos entregar”, señaló el académico. De hecho, el Faro cuenta con mecanismos técnicos para que los mismos ciudadanos verifiquen su correcto funcionamiento e, incluso, puedan obtener un certificado de aleatoriedad.
Actualmente el Faro está siendo implementado en la Contraloría General de la República. En términos simples, en su aplicación extrae todos los ID de los candidatos a auditar, y a través de un algoritmo que se ejecuta en forma pública en una hora determinada, se obtiene la aleatoriedad. “Lo interesante es que una vez que se genera la salida, esa aleatoriedad queda permanentemente guardada, de modo que no se pueda alterar ese valor. Y todo este proceso es público, lo cual permite a cualquier ciudadano verificar que fue ejecutado correctamente y por ende, justo”, explicó el profesor Hevia.
Y no solo en la Contraloría, sino que el Faro podría ser usado para múltiples procesos que requieren de aleatoriedad y transparencia. “La tómbola de educación fue la principal aplicación que propusimos en 2016. También podría utilizarse en la elección de vocales de mesa y de los miembros del colegio escrutador que realiza el Servel, proceso que hoy no es tan claro ni verificable por el resto de la gente”, señaló el académico.
Además, en el ámbito científico, puede ser aplicado a problemas como la incorporación de aleatoriedad en la Blockchain de forma segura, y para implementar eficientes “Pruebas de Nula Divulgación” (Zero Knowledege Proof), un protocolo criptográfico que “por ejemplo, permitiría que el día de mañana una persona pudiera identificarse sin necesidad de mostrar una password, o demostrar que son miembros de la Universidad sin revelar sus datos o mostrar la credencial”.
Junto al profesor Hevia, participan en el desarrollo y puesta en marcha del Faro de Aleatoriedad un equipo de investigadores del CLCERT compuesto por Camilo Gómez, Cristián Rojas, Constanza Csori, Sergio Miranda, y Alejandro González. Se trata de un proyecto de investigación que, además, fue recientemente destacado por la prestigiosa revista Science.
Conoce más del Faro de Aleatoriedad acá, y mira aquí el video de Lanzamiento del Faro de Aleatoriedad realizado el 10 de julio en el DCC.