Con más dos décadas de experiencia en el abordaje institucional de la violencia de género, la Universidad Nacional de Costa Rica (UCA) se declaró 2013 como un espacio libre de toda forma de discriminación, por razones de diversidad de géneros, orientación sexual, pertenencia étnica y de clases sociales. Este es sólo uno de los avances y medidas que ha tomado el plantel centroamericano, los que fueron explicados y contextualizados por Carmen Ulate, abogada, Magister en Violencia Intrafamiliar y de Género y coordinadora del Seguimiento a la Política para la Igualdad y Equidad de Género en la UNC, quien hoy lunes 23 de julio dio inicio al ciclo "Universidades públicas latinoamericanas: construyendo la educación no sexista".
Con la ponencia "Educación Superior y Género. Lo normado y actuado por la Universidad Nacional de Costa Rica (UCA)", la experta hizo un recorrido por el marco internacional, nacional e institucional respecto a lo que en su país se ha definido principalmente bajo el concepto de “hostigamiento sexual”.
La profesora Ulate fue presentada por la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Faride Zeran, quien junto con relevar la realización de este seminario como un enriquecimiento para la U. de Chile, manifestó que el actual movimiento feminista “nos dejó claro que nuestro país y nuestra institucionalidad no estaban preparadas para reaccionar frente a las legítimas demandas de las jóvenes que pedían cuestiones básicas y que no sólo tenían que ver con su posición como estudiantes dentro de un aula, sino que con la experiencia general de ser mujer en una sociedad machista”. El comentario de la ponencia, en tanto, estuvo a cargo de la coordinadora académica de la Cátedra Amanda Labarca, Loreto Rebolledo.
Asistieron también a este encuentro el Rector Ennio Vivaldi, los vicerrectores Rosa Devés y Juan Cortés, además de la directora de Igualdad de Género, Carmen Andrade, del director de Relaciones Internacionales, Eduardo Vera, del decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Manuel Amaya, junto a integrantes de la comunidad universitaria.
La experiencia de otras latitudes
La realización de esta primera sesión del ciclo del seminario permanente, comenzó diciendo la profesora Ulate, “muestra un compromiso institucional y voluntad política, que son aspectos fundamentales en la transformación de la cultura patriarcal y sexista”. La académica también realizó un reconocimiento “a la movilización estudiantil feminista que nos increpa a cumplir con los mandatos establecidos en la normativa internacional, nacional e institucional por la igualdad y la equidad de género. Porque si la sociedad es cambiante, es lógico que la educación tenga que cambiar también”.
En cuanto al contexto global, la profesora Ulate explicó que hoy la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, conocida como Convención de Belém do Pará, son los referentes que ha considerado su plantel, particularmente esta última que “reconoce que la violencia contra las mujeres, incluyendo el acoso sexual en el lugar de trabajo y estudios, es una violación a los DDHH”. Ambas convenciones, detalló la académica, dieron sentido a una legislación nacional en Costa Rica: la Ley contra el Hostigamiento Sexual en el Empleo y la Docencia de 1995.
En el caso universitario, la historia comenzó a escribirse cuatro años antes, con la creación del Instituto de Estudios de la Mujer (IEM) en el plantel, dedicado a la investigación, extensión y docencia, a partir del cual se gestaron, primero el “Reglamento para prevenir, investigar y sancionar el hostigamiento sexual en la UNC” en 1995; la “Política Institucional contra el hostigamiento sexual”, en 2009; y luego la “Política para la igualdad y equidad de género”, en 2010; seguida de la declaratoria de “espacio libre de toda forma de discriminación”, el 2013.
En el caso del Reglamento, este se creó de la mano de dos entidades que hoy operan en el plantel: la “Fiscalía contra el hostigamiento sexual” –donde se acompaña a las víctimas y se reciben las denuncias-, y por la “Comisión de resolución de denuncias”. En tanto, en lo que respecta a la política del 2009, esta definió “cuáles son las instancias dedicadas en trabajar en la prevención y en la información a toda la comunidad universitaria”, su abordaje interdisciplinario, además de especificar que el hostigamiento es una “práctica contraria a los intereses y valores de la institución”, considerándola como “absolutamente ilegal e injustificada”.
Estudios y la formación permanente
Uno de los componentes clave asociados a las políticas institucionales, explicó Ulate, es el estudio de su impacto. Con investigaciones realizadas el año 1998, 2008 y este año “hemos demostrado que la prevalencia del hostigamiento es alta. La mayoría de las víctimas son las mujeres, tanto en el sector estudiantil como administrativo”, además de que “los hostigadores son mayoritariamente los hombres estudiantes, en segundo lugar los hombres docentes”.
Según estos estudios, agregó Ulate, “los daños son diferentes si el hostigamiento lo vive un hombre o una mujer”. Las mujeres identifican “miedo, enojo, inseguridad, vergüenza, trastornos digestivos, dolores de cabeza, problemas con compañeros, trastornos del sueño, depresión, bajo rendimiento laboral pérdida de apetito, y otras manifestaciones”, lo que evidencia el impacto no sólo en la “condición material de empleo y docencia, sino que también a nivel personal”.
El estudio de este año además, está siendo realizado con universidades de otros países de América, Europa y Asia, al que “queremos que la U. de Chile se sume para comparemos datos, y en una segunda etapa podamos trabajar en prevención e información”.
Otra de las claves, continuó la profesora Ulate, es la formación permanente a todo el plantel, junto al concepto de “transversalidad de género”, promoviendo con ello que “es responsabilidad de la universidad como un todo la construcción de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, no como algo de una unidad académica”.
A pesar de todos los avances de la UNC, que incluyen además una política dedicada a propiciar el lenguaje inclusivo y otra al replanteamiento del currículo de formación profesional, “aún tenemos un desfase entre lo normado y lo actuado, porque a pesar de voluntades políticas persisten el androcentrismo, el sexismo, la misoginia”. Es por ello que “para corregir esas falacias es necesaria una reestructuración radical del pensamiento y que se acepte que la humanidad está formada por hombres y mujeres por partes iguales, que tienen igual valor y derechos”.
Para la profesora Loreto Rebolledo, en vista de que “sin duda las mujeres llegamos más tarde como estudiantes y como profesoras a la universidad, llegamos a un espacio que ya estaba constituido de una manera que nos limita en distintas dimensiones. Una de las más complejas es la del hostigamiento sexual pero hay una serie de otras cosas que están incidiendo en que las mujeres no tengamos las mismas posibilidades que los hombres dentro de los espacios universitarios”.
Si bien ha habido políticas redistributivas, a partir de las cuales “hoy día vemos que la matrícula en América Latina se ha feminizado, el acceso a la universidad no implica que se rompa con cuestiones que ya están instaladas”, que se ven en dos niveles, como dijo la profesora Rebolledo: “una, es la segregación horizontal, es decir, dónde están las mujeres”, las que “se concentran en salud, educación, humanidades y ciencias sociales, mientras que los hombres en tecnología, y eso no se ha logrado romper pese a todos los cambios”. Por otro lado, está la segregación vertical, a partir de la cual, “cuando se revisa la organización del poder adentro de las universidades, hay pocas mujeres en las rectorías y las vicerrectorías. Ahí tenemos que ver qué es lo que pasa en relación al género”.
Finalmente, junto con destacar el espacio de intercambio de experiencias, el Rector Vivaldi destacó el rol que deben jugar las universidades estatales bajo el principio de la pertinencia en apostar por los cambios culturales, como es en este caso la igualdad de género. “Creo que este es un tema que lleva a una reflexión profunda para la sociedad en su conjunto, por lo cual agradezco a quienes están esforzándose intelectual y prácticamente para que la universidad asuma el rol que esperamos de ella en un tema que es para toda la sociedad”, concluyó la autoridad universitaria.
Saludo protocolar
Previo a la conferencia de la profesora Ulate, la académica se reunió con diversas autoridades universitarias en la Casa Central. Junto al Rector Vivaldi, recibieron a la invitada internacional el prorrector Rafael Epstein, los vicerrectores Rosa Devés, Faride Zeran y Juan Cortés, la directora Carmen Andrade y las académicas Astrid Espaliat y Loreto Rebolledo.
"Tenemos que pasar de los estudios de género a las políticas universitarias en materia de igualdad, porque ha habido harto desarrollo conceptual que aporta a la política pública nacional, pero lo que no habíamos hecho era intervenirnos a nosotros mismos”, destacó la directora de Igualdad de Género, Carmen Andrade.