Entrevista a Sergio Leiva, ex alumno del DIC: "El reto en ingeniería es lograr un desarrollo sustentable que impregne todo nivel social"

Entrevista a Sergio Leiva, ex alumno DIC
Montaje del Proyecto Oxígeno en Costa Rica. Este proyecto corresponde a la estructura neumática (inflable) de ETFE más grande que se haya hecho hasta el día de hoy.
Montaje del Proyecto Oxígeno en Costa Rica. Este proyecto corresponde a la estructura neumática (inflable) de ETFE más grande que se haya hecho hasta el día de hoy.
Cubierta de Oxigeno, 45 m de diámetro, 1600 m2 de cubierta inflable.
Cubierta de Oxigeno, 45 m de diámetro, 1600 m2 de cubierta inflable.
Junto al equipo de trabajo, sobre la cubierta de ETFE más grande del mundo.
Junto al equipo de trabajo, sobre la cubierta de ETFE más grande del mundo.
Olympic Stadion Kiew, Ucrania.
Olympic Stadion Kiew, Ucrania.
Nativa Shopping Mall, México.
Nativa Shopping Mall, México.
Bushoff Aarau, Suiza.
Bushoff Aarau, Suiza.
Oxigeno, Costa Rica.
Oxigeno, Costa Rica.

¿Cómo fue su trayectoria académica cuando decidió ingresar a la FCFM?

Bueno, como todo joven me enfrenté a un mundo nuevo, lo cual se siente más si vienes de región, como es mi caso. Yo venía de Arica, donde tenía una vida tranquila de playa y sol todo el año, y me encontré con otro ritmo de vida, otro clima y sobre todo una amplia diversidad de personas. Todo eso le dio significado al término “Universidad”, al menos para mí.
Mi trayectoria en la Universidad fue bastante movida, me gustaban la física y la matemática, por eso llegue ahí, pero tal vez como producto de esta nueva vida en Santiago poco a poco me fui interesando cada vez más en el arte, perdiendo un poco el cariño y el interés por la ingeniería. Creo que en esos años, y de forma errónea, me dio por relacionar a la ingeniería con un mundo laboral aburrido y estanco, incluso congelé un semestre. No sabía cómo afrontar este dilema. Pero bueno, luego volví a la Universidad a terminar lo que había empezado y reencontrarme con ese gran universo de personas que hacen de la institución y nuestra profesión una experiencia inolvidable.

¿Qué lo motiva a elegir la especialidad de estructuras?

Esta es una buena pregunta, en esos años se estaba construyendo la torre de la CTC (Compañía de teléfonos de Chile), recuerdo que todos los días pasaba frente a la construcción en el autobús y me hacía la misma pregunta: ¿cómo es que este monstruo no se cae? Estábamos cursando en ese entonces los primeros años del plan común de Civil, y también estábamos haciendo "Geotecnia", con lo que obtuve una introducción al tema “Fundaciones" y eso ayudó a responder mis preguntas. Aunque para ser honesto creo en ese tiempo no sabía lo que eran las estructuras, creo se nos enseñaba muy poco de eso en la Universidad. Sabíamos, claro, que la ingeniería civil tenía que ver con construir o "calcular fierros", pero ignorábamos el mundo complejo que existía detrás y su historia. Creo que en ese sentido no se nos daba una buena orientación.
A partir de mi experiencia actual yo lo llamaría algo así como "cálculo de materiales y materiales compuestos”. Creo que lo que realmente he aprendido en la práctica es a hacer estructuras, lo que en mi definición sería algo así como unir elementos de una, dos o tres dimensiones para transportar fuerzas de la forma más óptima de A a B. En la Universidad se te enseña a calcular el pilar de hormigón, pero lamentablemente no se te enseña a pensar que tal vez ese pilar puede ser no sólo de hormigón, sino también de acero, madera o incluso de plástico, por no hablar de materiales reciclados u hoy en día incluso orgánicos. No se te muestra que tal vez el pilar no debe estar en ángulo recto, si no en 30 o 22,8 grados. Quizás para mí hacer estructuras es precisamente eso. Una vez definida la estructura y el material a usar, el cálculo de los diferentes elementos es algo que en ese entonces ya hacían los computadores y en día hasta diseñan. Esa capacidad de crear es algo que eché de menos en la facultad. Vuelvo al mismo ejemplo: nos enfocamos mucho en calcular un pilar, pero no en reflexionar que tal vez ese pilar que estamos calculando ni siquiera es útil para el conjunto de la estructura.
Me parece que cuando más aprendí acerca de las estructuras fue en mi paso por la Facultad de Artes de la Universidad. Cursando Historia del Arte fue que conseguí apreciar realmente a las estructuras y a los métodos de construcción utilizados por el hombre desde la antigüedad hasta el día de hoy, paradójicamente, el paso por la Escuela de Arte sentó en mi las bases de todo lo que había aprendido en la FCFM, el arte me devolvió de alguna forma hacia la ingeniería.
Esto, por supuesto, no lo menciono como crítica, sencillamente es una apreciación personal de lo que me ha tocado vivir en el ámbito de la ingeniería civil de estructuras y de la educación que la gente de mi generación recibió en la Universidad durante aquellos años.

¿Cuáles son las principales fortalezas que tiene la FCFM en cuanto a la formación? ¿Qué herramientas han sido importantes?

Creo la mayor fortaleza de la Universidad son el orden y el sentido de estructura que se nos compartió. A la fecha considero que el plan común es muy importante.
Si bien es cierto nunca he vuelto a integrar o a derivar después que termine la Universidad e ingresé al mundo laboral, considero que el desarrollo de este tipo de problemas es un elemento básico en la formación profesional.
El reconocer un problema, estudiarlo, entenderlo y luego resolverlo hasta encontrar la respuesta correcta es algo esencial en nuestro trabajo diario como ingenieros.

¿Cómo inicia su "camino" profesional? ¿Cómo llega a trabajar en el extranjero? ¿Principales obstáculos?

Como comentaba anteriormente, mi paso por la FCFM estuvo muy vinculado con mi interés por el arte. Impulsado por dicho interés empecé una práctica como ingeniero en el estudio de Enzo Valladares (VPA Ltda.), quien trabajaba con arquitectos jóvenes que tenían ganas de realizar estructuras poco convencionales, al menos poco convencionales dentro de lo que es el mercado laboral chileno. Con Enzo aprendí que hay mucho más en construcción de lo que vemos en las calles de Santiago. Esta primera práctica profesional, ya como ingeniero titulado, se vió asimismo influenciada por mi ingreso a la carrera de Bellas Artes en la Universidad de Chile, que fue donde realmente aprendí estructuras, tal y como comenté anteriormente. A partir de allí todo empezó a mezclarse un poco: mi interés por el arte y por el diseño y mis conocimientos de cálculo y construcción.

En el Chile de esos años era difícil mezclar tus dos aficiones de forma laboral, lo que me tenía como a otras personas con aficiones similares, trabajando de ingeniero durante el día y estudiando arte durante la tarde. Pero tuve suerte. Cierto día alguien me introdujo en el trabajo de Frei Otto (arquitecto alemán ganador del premio Pulitzker) y ese fue justamente el link que necesitaba entre mi formación de ingeniero y mi interés personal. La propuesta arquitectónica de Otto requería el poseer conocimientos de ingeniería muy sólidos, pero a la vez un gran sentido de creatividad y gusto por el diseño. Eso fue lo que me motivó a salir de Chile y estudiar un Máster en Tensoestructuras en Alemania y con ello cambiarme de país. Aquí en Alemania me di cuenta que la gente que desarrolla tensoestructuras en el mundo son básicamente ingenieros o arquitectos, pero aun así ambos tienen un amplio conocimiento de la profesión del otro. Me identifiqué con esa inquietud un tanto multidisciplinaria y creo que por eso supe que quería hacer esto. Y es lo que mejor sé hacer.

Con respecto a los obstáculos del día a día en realidad se puede hablar de muchos: el dinero, el idioma, el frío, pero en realidad me parece que los obstáculos a la larga no existen, de alguna forma te las ingenias para pasar por el lado y llegar donde quieres ir. Si hay algo que te interesa en la vida y te da fuerza y motivación este tipo de problemas siempre podrán resolverse.

¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar en el extranjero?

Increíble. Creo que lo que he hecho aquí en los últimos diez años no lo hubiese logrado en toda una vida en Chile. Esa es al menos mi sensación. Acá en Alemania hay una disposición muy distinta con relación al trabajo. La mayoría de la gente goza de la posibilidad de trabajar en lo que quiere, con lo que la dedicación al área laboral que le corresponde es detallada. A diferencia de lo que sucede en Chile, en Alemania son bienvenidas las nuevas ideas y por lo general los equipos de trabajo unen fuerzas para sacar adelante conceptos innovadores. Recuerdo cierta vez en Chile en la que quisimos hacer la primera tensoestructura hecha cien por ciento en el país. Nadie nos apoyó porque se trataba de algo nuevo, desconocido, sin intentos previos. Situaciones así son capaces de llevar a la frustración a un joven con ganas de emprender. En Alemania, en cambio, si tienes ideas nuevas eres el mejor pagado. En ese sentido, creo que Chile todavía se halla muy lejos del primer mundo, lo que incluye cuestiones básicas como lo es la educación. A través de mi hijo he comprobado, por ejemplo, que en los colegios alemanes se les motiva a los niños tanto a jugar y compartir como a aprender y practicar matemáticas. Se impulsa su parte creativo, es algo esencial en la formación infantil. En los recuerdos que tengo de los tiempos del colegio y la Universidad me veo sentado y aprendiendo. Acá he constatado que eso se combina, se aprende haciendo, digamos, así como se aprende jugando y eso me agrada mucho desde mi posición como padre. Eso rompe el estigma que existe en chile de “trabajo = aburrimiento”, aquí al contrario, el trabajo y el aprender es algo divertido, y en realidad es así.

¿Cuáles son los principales desafíos de la ingeniería?

En estos difíciles tiempos que estamos viviendo creo que el principal desafío es mantener un desarrollo que llegue a todos los niveles de la población a nivel mundial. Es imperativo mantener al planeta sano, el cual por supuesto es un objetivo complicadísimo. Hoy en día la ingeniería es global, los servicios de ingeniería se realizan básicamente desde los países desarrollados para todo el mundo. Tomemos un ejemplo: se construye un estadio en Nigeria. El diseño viene de Nueva York, la ingeniería de Alemania, el acero de Turquía, la cubierta de Polonia y los trabajadores de filipinas. Si bien hay que entender que no todos los países tienen las mismas necesidades (no podemos construir en Nigeria como en Alemania), el lujo y el uso de los proyectos se deben adecuar a la situación local. Ello, por supuesto, preservando idéntica calidad y seguridad. Creo que una dinámica de este tipo ayudaría a ahorrar recursos y a la vez otorgar más trabajo a las empresas locales. Dicho de otra manera: el reto es lograr un desarrollo sustentable que impregne todo nivel social.

¿Cuál es su visión con respecto a la educación en ingeniería?

Me gustaría concluir dos cosas que se me vienen a la mente luego de esta entrevista.
La primera sobre nuestra educación como ingenieros: me parecería fundamental realizar un ramo de orientación de lo que es la ingeniería civil y el incluir workshops. Creo que un ramo que siente las bases históricas y los grandes desarrollos de nuestra profesión será una gran base para los ingenieros del futuro, y la inclusión de ramos que sean menos técnicos y más prácticos, donde se trabaje con las manos y no con calculadoras, ayudara al futuro de nuestras construcciones y al desarrollo del país. Desconozco si esto existe, de no ser así, es una recomendación producto de mi experiencia profesional y de vivir fuera de Chile.
La segunda tiene que ver con mi experiencia personal: ya que estamos en la plataforma de la Universidad, me imagino hay muchos alumnos que se sienten al igual que yo doce años atrás, justo cuando salí de Chile. A ellos me gustaría compartirles que llegué medio asustado cuando empecé a trabajar como ingeniero en Alemania para form-tl.de, una oficina bastante respetada en su rubro. Con el paso de las semanas, sin embargo, me di cuenta que salimos muy bien preparados de la Universidad, lo suficiente para competir con colegas de otros continentes. Es justo decir, pues, que nuestra Universidad es muy respetada en el extranjero. Un ejemplo de ello: el validar el título de la Universidad aquí en Alemania me tomó únicamente veinte minutos. Luego de realizar ese trámite se posibilita el trabajar en cualquier país de la Unión Europea. Así que mucho ánimo a todos los que quieran ganar experiencia en el extranjero.