La Reforma Universitaria de 1968 se tomó la Sala Eloísa Díaz de la Casa Central de la Universidad de Chile, con el conversatorio "A 50 años de la Reforma del 68: La Voz de sus Protagonistas”. En la instancia, participaron la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Faride Zeran; el decano de Facultad de Medicina 1968- 1972, Alfredo Jadresic; el actual decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Carlos Ruiz Schneider; la académica de la Facultad de Medicina, Inés Pepper; el presidente de la FECH 1967-1968, Jorge Navarrete; la periodista Regina Rodríguez y la actual presidenta de la FECH, Kara Toro, quienes compartieron sus experiencias en las luchas de hace medio siglo y reflexionaron sobre el rol actual de la Universidad de Chile a la luz del espíritu del ’68, el impacto que tuvo en la sociedad y el movimiento de estudiantes feministas que se tomó las calles a inicios de este año.
La instancia, además, contó con la participación de la vicerrectora de Asuntos Académicos, Rosa Devés, el vicepresidente del Senado Universitario, Gonzalo Gutiérrez, la directora del Archivo Central Andrés Bello, Alejandra Araya, protagonistas de la Reforma Universitaria y académicos y funcionarios de la Universidad de Chile.
La actividad, enmarcada en el ciclo “1918 – 1968 – 2018: de la revolución estudiantil a la revolución de los feminismos”, fue moderada por la vicerrectora Zeran, en su calidad de periodista y protagonista de la Reforma, quien abordó tres grandes ejes de discusión: cuánto del espíritu del ’68 está presente en la actualidad, las experiencias personales de los panelistas y el correlato de esa época con el rol de la Universidad de Chile hoy.
"El espíritu del ‘68”
Faride Zerán abrió el encuentro relevando la importancia de conmemorar hitos trascendentales como el período de reforma universitaria y “leer el presente desde ciertas claves de este pasado”. La también Premio Nacional de Periodismo 2007 enfatizó que la revolución estudiantil del 68 significó un cambio cultural en distintos países de Latinoamérica y el mundo.
“Tiene que ver con un cambio cultural, básicamente con una pugna, con un descontento frente al autoritarismo, frente al patriarcado, frente a las normas que, por ejemplo, restringían el acceso a los jóvenes a los internados. Planteaba también una liberación en el ámbito sexual, en el ámbito de las relaciones jerárquicas, planteaba, en definitiva, una transformación de la sociedad en todos los ámbitos: en el ámbito de la vida privada, del sexo, de las relaciones dentro de la academia, de las relaciones entre las autoridades y los estudiantes y de las relaciones dentro de la propia sociedad”, aseguró Zerán.
Quien fuera presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) durante la época, Jorge Navarrete, comenzó rescatando el legado del movimiento liderado por estudiantes y aseguró que “la Universidad de Chile actual tiene mucha herencia de lo que fue el movimiento de reforma del '68, sobre todo si lo consideramos esto en la amplitud real que ese movimiento tuvo y la historia que tuvo en esa época”.
Alfredo Jadresic, profesor emérito de la Universidad de Chile y decano de la Facultad de Medicina 1968 – 1972, explicó que el carácter profundo del movimiento universitario de la época cuestionaba el propio concepto de universidad. “Los estudiantes encontraban este sistema tan autoritario, no les daban participación con este espíritu de preocuparse de la sociedad. Había que democratizar la universidad, había que comprometer a la universidad con la necesidad de los cambios sociales, había que establecer la autonomía de la carrera académica”, señaló.
El decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades y estudiante de Filosofía en 1968, Carlos Ruiz Schneider, rescató el “espíritu crítico” y características como la participación y democracia al interior de la universidades, como grandes legados del movimiento estudiantil del ‘68 a la universidad actual. “Había una idea de libertad en términos de que los proyectos que uno concebía iban a poder tener un impacto en la sociedad”, señaló.
En esa misma línea, la actual presidenta de la FECH, Karla Toro, se refirió al legado de la generación de la Reforma Universitaria: un importante proceso de democratización que, sin embargo, es urgente seguir profundizando en la actualidad. La estudiante de Derecho aseguró que “en los avances plasmados en la demanda nacional por una educación pública y no sexista está el espíritu del mayo del ‘68”.
Mayo del ‘68: un cambio cultural
Recordando lo que fueron las movilizaciones de la época, la académica de la Facultad de Medicina, Inés Pepper, explicó que éstas comenzaron con la participación masiva de estudiantes de diferentes creencias políticas y que, por lo mismo, “significó un caldo de cultivo para que apareciera la militancia de los distintos partidos. La reforma fue una razón por la cual la gente empezó a interesarse en la política y en el país como un todo, de manera que hubo una relación muy fuerte con lo que estaba pasando en el país y con el deseo de los universitarios de participar activamente en lo que estaba pasando a nivel nacional”.
En cuanto al contexto en el que cientos de estudiantes salieron a las calles y se tomaron los planteles universitarios, Navarrete, quien fuera también fundador y primer gerente general de Televisión Nacional de Chile (TVN), señaló que la reforma de la Universidad de Chile fue parte de una época en la que a nivel internacional estaban sucediendo muchas cosas: la elección de Kennedy y su posterior asesinato, la guerra de Vietnam y la resistencia de pueblo vietnamita, las reformas universitarias en Chile, el movimiento de Mayo del ‘68, entre otros.
“Tuvimos la suerte, el privilegio, los que formamos parte de esa generación, de tener una gran apoyo social para poder hacer las cosas que nosotros nos parecía que era necesario hacer como estudiantes. Creo que por razones que no tienen que ver con nuestros méritos, sino que tienen que ver con las situaciones de esa época, probablemente seguimos hacia adelante”, explicó Navarrete.
En esa misma línea, Jadresic explicó que “el cambio fundamental es a mi juicio cultural. Se vivía en esos años, en la sociedad contemporánea de la postguerra, un inmensa preocupación por la sociedad. Nadie escapaba a tener una mirada de la sociedad. Hay que pensar que las inequidades que afectaban a todo el mundo eran tan evidentes, que por todos los medios se buscaba una solución para resolver un problema fundamental como eran las inequidades que existían en esa sociedad. Había que cambiar el capitalismo”.
Ruiz, por su parte, enfatizó en que en aquella época “había una cierta sensación de que todo era posible, había una idea de libertad en términos de que los proyectos que uno concebía iban a poder tener un impacto en la sociedad”.
Las luchas estudiantiles actuales
La periodista Regina Rodríguez, protagonista de esos años en la luchas estudiantiles, recalcó que en mayo del ‘68 en Chile los temas centrales tenían que ver con una universidad para todos y sobre todo, con la vinculación de la Universidad con una sociedad en cambio. Asimismo, aseguró que la lucha contra el patriarcado no era prioridad y que en comparación a las demandas del movimiento estudiantil actual, existe un cambio fundamental.
“Efectivamente el tema era el apoyo a la lucha de clases, el cambio de la sociedad a una sociedad más igualitaria, pero el tema género no estaba introducido. Efectivamente ese enriquecimiento de todos estos años, esta consigna de las jóvenes sobre la ‘revolución será feminista o no será’ es un enorme cambio, es una profundización mayor”, explicó la periodista.
En esa misma línea, Karla Toro puntualizó en la importancia de entender que el concepto de “lo público” hoy en día se resignificó. “Lo público ya no es lo mismo, lo público es lo democrático, es lo no sexista, es conseguir también un espacio feminista. Y es desde ahí donde la democracia no se puede seguir concibiendo si esta no es feminista, donde todas, todos y todes sí podamos estar presente participando activamente por crear una universidad distinta, por hacer que la Chile sea realmente pública”.
Rodríguez recordó que en el ‘68, cuando las mujeres interpelaban a sus compañeros sobre sus propias prácticas machistas al interior de sus hogares, en la universidad o en los partidos, la respuesta fue “compañera, eso es para la revolución cultural”. En ese sentido, la periodista señaló que “probablemente ahora ha llegado la revolución cultural, y la deuda es de la izquierda, de los partidos, del poder político. Aquí hay una deuda muy futura sobre cómo vamos a pensar una sociedad diferente, que por supuesto se va a formar en los colegios, en la universidad, sobre las relaciones de este movimiento de mujeres. Justamente la mirada ahora es mucho más amplia, obliga una reflexión, les demanda, está interpelando profundamente a todas las fuerzas políticas, a las fuerzas universitarias”.
Finalmente, Toro valoró las movilizaciones de estudiantes feministas a inicios de este año, asegurando que “la espalda del movimiento estudiantil no solamente se ensanchó por la demanda de una educación pública, gratuita y de calidad, sino que también por una educación pública que debe ser feminista. Hoy día el feminismo llegó para golpear a la transición y sus pilares sexistas, conservadores y esencialistas de la mujer y en segundo lugar, para hacer que sea mucho más democrática nuestra educación, cosa que no logró hacer ningún movimiento social anterior a este”.